Aniversario Nº160 de la Congregación: Hermanas de la Caridad Cristiana: una historia de esfuerzo, fe y dedicación por los demás

/ 23 de Agosto de 2009

Inmaculada-2.jpgLa Congregación, conocida por su apostolado educativo en los colegios Inmaculada Concepción, está de fiesta. Lo que partió en Alemania con cuatro jóvenes hermanas decididas a entregar sus vidas hacia los más necesitados es hoy una gran institución, cuya obra formativa, misionera y asistencial ha marcado huella en los cinco continentes. Chile también será parte de las celebraciones de su 160º aniversario, las que se expresarán en misas, festivales de la canción y el inicio de un nuevo trabajo misionero en Bolivia.
Alemania, 21 de agosto de 1849: la joven novicia Paulina von Mallinckrodt, junto a sus hermanas Mathilde, Agatha y María, reciben del Obispo Franz Drepper el hábito de Hermanas de la Caridad Cristiana en la Iglesia San Andrés, ubicada en el área del Busdorf, Paderborn. Con este acto, la Hermana Paulina daría inicio al nacimiento de la Congregación de las Hermanas de la Caridad Cristiana, haciendo del amor a Jesús, a la Virgen María y el servicio a los niños, enfermos y desvalidos sus ejes inspiradores hasta nuestros días.
“Antes de fundar la Congregación, la Madre Paulina se hizo cargo de lo niños ciegos más desvalidos en Alemania. Entre ellos, tenía una niña que era deficiente mental y a la vez ciega, llamada Margaret, a la cual le dedicaba un cariño muy especial. Pensaba que si entregaba este grupo de ciegos a una institución ellos sufrirían mucho, porque no recibirían el mismo cariño ni el mismo trato que ella les entregaba. Siguió insistiendo, hasta que, finalmente, su director espiritual le aconsejó que fundara una congregación donde los pudiera atender”, cuenta la Hermana María de Los Ángeles Carrera, Madre Provincial de la Congregación en Chile.
Aunque en sus inicios la obra de la Hermana Paulina se expandió sin problemas por los estados alemanes, una serie de dificultades harían peligrar seriamente su misión: las leyes de mayo de 1872 contra el clero, dictadas por el naciente Imperio Alemán del Emperador Guillermo I, provocaron una persecución religiosa que disolvió y expulsó del país a una serie de órdenes religiosas como la Compañía de Jesús o los Redentoristas. También la Madre Paulina vería cerrarse uno a uno sus campos de acción, lo que la impulsó a buscar nuevos horizontes apostólicos en América.

La Congregación en Chile y el mundo

El 3 de noviembre de 1874 llegaron a Chile las doce primeras religiosas alemanas, fundando la Casa de la Congregación en Ancud, en la isla grande de Chiloé. Su objetivo era -además de evangelizar- ayudar a la entonces floreciente colonia alemana en la educación de sus hijos, atender el hospital y cuidar a niñas necesitadas. De esta forma, ya en 1875 partirían las cuatro primeras hermanas hacia Puerto Montt, iniciándose un rápido crecimiento de la institución por todo el país.
Su trabajo apostólico, desde entonces, divide su campo de acción en tres líneas principales, destacándose desde el comienzo el proyecto educacional, pues seis de las doce primeras hermanas pioneras eran profesoras. De forma paralela se abrieron Casas Misioneras en poblaciones obreras donde faltara la atención religiosa, subsistiendo hasta hoy la primera fundación Casa de Ancud. En la actualidad, la misión de la Congregación está impartida por un total de 589 hermanas repartidas por comunidades de todo el mundo, siendo las principales las de Paderborn, Alemania (Casa Madre); Roma, Italia (Casa Generalicia), San Bernardo, Chile (Casa Provincial Chilena), más las casas norteamericanas de Mendham, Norteamérica (en el este) y Wilmette (en el oeste). Durante los últimos diez años, además, se fundó una Misión en Filipinas. “Allí se sigue el espíritu de nuestra fundadora: se trabaja con niños y jóvenes no videntes. Se retomó allí (esa actividad) porque se vio que en ese lugar los no videntes eran poco considerados dentro de la sociedad”.
El 14 de abril de 1985, la Madre Paulina fue proclamada solemnemente en la Plaza de San Pedro, Roma como “Beata Paulina von Mallinckrodt”, por el Papa Juan Pablo II.

La caridad va por dentro

Para la Congregación, la solidaridad y la caridad no sólo es impartida por sus hermanas, sino también a través de sus alumnas repartidas por las distintas comunidades educativas del país. Un espíritu eucarístico-mariano definido por la Madre María de los Ángeles como un seguimiento y meditación constante de las enseñanzas de Cristo y su evangelio. Cuenta que entre las actividades que habitualmente se realizan están los aportes y visitas a diversas instituciones como hospitales, el Hogar de Cristo y hogares de ancianos.
En el aniversario 160, la Congregación invita a sus hermanas, alumnas y comunidad en general a continuar con esta vocación. Para la Madre María de los Ángeles es fundamental entusiasmar a la juventud para seguir en este camino: “yo, a los jóvenes les diría que no tengan miedo a la vida religiosa. Hoy la vida religiosa se mira desde afuera como algo extraterrestre, nos ven como seres extraños; pero no, nosotras somos personas comunes y corrientes que hemos optado -así como se opta para la vida de matrimonio- por la vida consagrada, centrándonos fuertemente en el amor a Cristo, en el amor a la Virgen y en el amor al prójimo”, afirma con vehemencia. Reconoce que necesitan jóvenes con espíritu de generosidad, de servicio, espíritu solidario. “Yo les diría, bien de corazón, que sean valientes, que se la jueguen por Cristo, que vale la pena. Porque la vida religiosa o sacerdotal es un servicio de un 100% a Cristo y a los hermanos, y hoy hay muchos que nos esperan”, invita. Y recuerda su propio “llamado”, durante su adolescencia en Talcahuano. Tenía 15 años y quedó impresionada al observar la acción caritativa de las hermanas hacia los desposeídos que habitaban las calles. “Lo que hacían me motivó. En ese tiempo muchas religiosas no salían de sus paredes”, reflexiona. “Me dije, ‘yo también puedo ser’. Y desde entonces estoy aquí” (ríe).

Las actividades de un pequeño “jubileo”

Al igual que las comunidades repartidas por el mundo, la Congregación en Chile tiene programadas actividades para conmemorar el 160 aniversario de su fundación. Estas incluyen festivales de la canción, que se realizarán en todos sus colegios durante agosto; ayuda especial a instituciones y concursos relacionados con la vida de su fundadora, la Madre Paulina. También se realizarán un total de 160 misas en su conmemoración y homenaje (10 por cada una de las 16 comunidades repartidas en el país), y para el día 21 se celebrará una Eucaristía como acción de gracias en cada ciudad donde haya dos o tres colegios de la Congregación. Además, también en el marco de las celebraciones, está en carpeta la creación de una nueva comunidad misionera en Bolivia para el 2010. “Queremos hacerlo como un regalo a la Congregación en sus 160 años: dar de nuestra pobreza, con mucha alegría, este aporte a la iglesia”, cuenta la Hermana María de los Ángeles.

Los colegios Inmaculada

Desde la creación, hace 132 años, del colegio Inmaculada Concepción en Puerto Montt, los colegios e institutos de la Congregación de las Hermanas de la Caridad Cristiana han consolidado un sólido prestigio en el país. Su proyecto educativo define una formación humanista-cristiana, centrada en la persona, y un estilo pedagógico abierto, participativo y activo, donde la fe, la cultura, la teoría y la práctica estén integradas. En la actualidad, la Congregación atiende a nivel nacional a un total de 16 comunidades, entre hospitales, casas de reposo y colegios distribuidos en San Bernardo, Ancud, Puerto Montt, Puerto Varas, Cauquenes, Valdivia, Concepción, Talcahuano, Chiguayante, San Fernando y Santiago. Los colegios incluyen una escuelas básicas (San José de Puerto Montt), once colegios de enseñanza pre básica, básica y media, y un Liceo Politécnico.

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