LAS OPORTUNIDADES DE LA EDUCACIÓN A DISTANCIA

“Finalmente está el rol de los estudiantes, protagonistas de este proceso. Tenemos que convencerlos de que esta es una opción valiosa y válida para continuar con sus estudios, de manera que se tomen en serio la oportunidad que tienen en estas herramientas digitales”.

María Consuelo Barrios Directora Regional de Enseña Chile

La crisis mundial por la pandemia del coronavirus ha afectado todos los aspectos de la vida de las personas. Niñas, niños y adolescentes han visto su derecho a la educación mermado debido al cierre de colegios en todo el mundo, medida necesaria ante tan complejo contexto. Sin embargo, su formación no puede esperar, y es ahí donde la educación a distancia y las plataformas digitales se han levantado como la gran opción. Chile, especialmente, tiene una ventaja única en este sentido, ya que la penetración del internet móvil llega a 96,2 por cada 100 habitantes, uno de los 10 puestos más altos en el ranking de la OCDE, por lo que la conexión existe en la gran mayoría de los casos.

El valor de este tipo de educación no solo reside en la urgencia del contexto y la accesibilidad de sus contenidos. A través de ella se puede desarrollar la autonomía de los estudiantes, que es clave para su futuro profesional y para crecer en competencias y aptitudes,como responsabilidad, confianza en sí mismo y mentalidad de crecimiento.

Además, los estudiantes necesitan desarrollar habilidades en el uso de herramientas tecnológicas más allá de las redes sociales.

Para implementar este tipo de educación se requiere, primero, de un gran compromiso de los docentes y de los equipos directivos. Para los profesores significará estar dispuestos a asumir una carga mayor: aprender a usar las nuevas plataformas digitales y repensar la forma de entregar el contenido de forma innovadora desde las múltiples posibilidades que ellas ofrecen.

Los equipos directivos deben liderar esta implementación, apoyando a los docentes, entregando directrices e involucrándose para guiar el trabajo colaborativo. Ellos son quienes están llamados a recordar el propósito: seguir entregando la educación que es derecho de niñas, niños y adolescentes.

En la práctica, hay algunos consejos que pueden servir para adentrarse en este mundo. Para que este formato resulte debe haber mucha claridad en el diseño de la actividad propuesta a los estudiantes: el objetivo de la clase debe ser explícito, con una declaración previa del resultado esperado. Además, la retroalimentación es clave, donde se entregue la pauta de la actividad junto a una reflexión más amplia. Es necesario considerar espacios de diálogo (como foros), con el fin de gestionar una comunicación multidireccional para compartir con el otro.

Las familias asimismo tienen una oportunidad con la educación a distancia para vincularse en el aprendizaje de sus estudiantes tanto física como emocionalmente. Para los apoderados también significará un esfuerzo adicional, sobre todo para quienes aún deben trabajar, pero las niñas, niños y adolescentes necesitan de una guía que los acompañe en este nuevo proceso y, junto a ellos, descubran las posibilidades que entregan los teléfonos celulares como medios para aprender.

Finalmente está el rol de los estudiantes, protagonistas de este proceso. Tenemos que convencerlos de que esta es una opción valiosa y válida para continuar con sus estudios, de manera que se tomen en serio la oportunidad que tienen en estas herramientas digitales. Para eso es importante que puedan disponer de un espacio donde estén cómodos y dispuestos. Que, con apoyo, ordenen sus tiempos y dediquen un horario específico.

Los tiempos son inciertos y nuestras niñas y niños no pueden esperar. En momentos de crisis es importante volver a conectarnos, unirnos y avanzar en el compromiso que profesores, directivos, familias y estudiantes tenemos con el aprendizaje. Es la colaboración y el trabajo en red el punto clave a desarrollar para lograr un óptimo proceso educativo.

El sistema escolar, que tiende a ser rígido y tradicional, se pone a prueba en tiempos de crisis. En Chile y en el mundo seguirán pasando cosas, con el cambio climático, los desastres naturales y con tantos otros que pondrán a prueba nuestra capacidad de resurgir como sociedad. Desde la educación debemos mirar hacia el futuro, abrirnos con flexibilidad a los cambios que se requieren e innovar para seguir trabajando por llegar a todos con formación integral y de excelencia.

 

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