Adolfo Millabur, alcalde de Tirúa: “El Gobierno sigue mandando a Carabineros a solucionar un problema político”

/ 17 de Diciembre de 2018

Dice que la muerte de Camilo Catrillanca hizo reflexionar a los chilenos. Que se dieron cuenta que tienen un problema no resuelto con sus pueblos originarios. En este ambiente, asegura, es urgente sentarse a dialogar porque este conflicto tocó fondo. Y cree que todos caben dentro de esta convocatoria. “La  experiencia mundial indica que conflictos de estas características nunca se han resuelto militarmente, sino mediante un acuerdo, donde las partes tiene que ceder y entenderse, pero acá no ha habido una invitación para un diálogo sincero. Siempre se ha hecho con una pistola en la mesa. Los mapuche fuimos relegados al patio trasero de nuestras tierras, postergados, discriminados, y hoy lo que queremos es llegar al lugar que nos pertenece”, sentencia.

Por Pamela Rivero | Fotografías: Gino Zavala.

 


La muerte de Camilo Catrillanca fue un duro golpe para el alcalde de Tirúa, Adolfo Nonato Millabur Ñancuil (52). Primero lo afectó de manera personal, porque conoce desde hace muchos años a Marcelo, el padre del joven que el 14 de noviembre pasado murió de un balazo en la nuca, que fue disparado por un efectivo del Grupo de Operaciones Especiales (Gope). El carabinero, junto a tres compañeros, se encontraban en los caminos que conducen a Temucuicui, la comunidad donde vive la familia Catrillanca, buscando los autos que una hora antes unos encapuchados habían robado a profesoras de una escuela rural de un sector vecino. En ese operativo, los Gope se cruzaron con Camilo y con un adolescente de 15 años. Ambos iban a bordo de un tractor.

Sin embargo, el dolor del jefe comunal de Tirúa también se mezclaba con impotencia, por un hecho que le tocó vivir meses antes, cuando visitó La Moneda en compañía de los demás integrantes de la Asociación de Municipalidades con Alcaldes Mapuche (Amcam). Hasta allá viajó para reunirse con los ministros del Interior, Andrés Chadwick, y de Desarrollo Social, Alfredo Moreno: “Fuimos a pedirles que retiraran su Comando Jungla”, dice Adolfo Millabur. Recuerda que también les entregaron una carta dirigida al Presidente Piñera, donde manifestaban estar preocupados por los planes de seguridad anunciados para la zona de La Araucanía, y le solicitaban que los recibiese.

“Pocos días antes habíamos visto la puesta en escena del Presidente con su policía antiterrorista y sus armas de alto poder a su espalda. Una imagen que a todas luces era una agresión comunicacional que vulneraba la lógica de alguien que decía querer una solución pacífica para un conflicto”, agrega.

Asegura que en la cita, él mismo les advirtió a los ministros que cualquier hecho que terminara con un mapuche como víctima iba a crear un ambiente que sería muy difícil de sobrellevar.

-¿Qué respuesta tuvieron?

“Que era una decisión tomada, que era lo correcto, y que en el Gobierno estaban convencidos de que si no le ponían fuerza policial a este conflicto no iba a haber opción de diálogo. Por eso me molesta que ahora se hagan los lesos, y que quieran que se les destaque porque fueron eficientes en dejar en evidencia el montaje de Carabineros”.

-Sin embargo, no se puede desconocer que sí fueron diligentes en descubrirlo.

“La verdad salió a la luz gracias a las presiones que realizó cierto sector de la prensa que no se quedó con la versión oficial. Luego, ante hechos tan evidentes que se comenzaron a conocer, no tuvieron otra alternativa que aclarar toda esta mentira con la que se quiso teñir el homicidio de Camilo. Por eso yo sostengo que el responsable político de su muerte es el Gobierno encabezado por el Presidente Piñera, porque fue advertido de que su idea de llevar su Comando Jungla a nuestra zona podía terminar de mala manera”.

-¿En qué punto cree que quedaron las relaciones entre el pueblo mapuche y el Gobierno tras el homicidio de Camilo Catrillanca?

“Lamentablemente, el ser humano tiene que golpearse duro para sentirse tocado y darse cuenta de una realidad que no había querido ver. Creo que la muerte de Camilo Catrillanca nos ha hecho reflexionar, porque con esta tragedia todo Chile se pegó un remezón y se dio cuenta de que la relación con sus pueblos originarios sigue siendo un problema no resuelto, y que se tocó fondo”.

-¿Y por qué esta reflexión no se había dado antes?

“Porque la causa mapuche está cruzada por muchos mitos que han dificultado encontrar soluciones. Uno de los más importantes es que los españoles invadieron a los mapuche, en circunstancias de que fuimos unos de los pocos pueblos de América del Sur que estableció fronteras con la corona española, y que las hicimos respetar por la resistencia. Y la verdad es que el único que nos invadió y nos saqueó fue el Estado chileno durante la época que los libros de historia llamaron Pacificación de La Araucanía”.

-¿De qué forma se relaciona ese mito que usted señala con el conflicto actual?

“Tiene que ver porque todas esas mentiras se fueron transformando en una verdad que fue asumida como tal por la comunidad chilena. Eso hace que hoy les cueste entender nuestras demandas. Mi pueblo no era pobre. Lo que sucede es que quedó empobrecido luego de la ocupación y de los saqueos que vivimos durante la famosa pacificación. Cuando los militares entraban a nuestros territorios quemaban nuestras casas y nuestras siembras. Incluso los reportes de las incursiones que hacían los delegados militares en aquella época decían: quemamos tantas casas, y tantas leguas de trigo les hemos exterminado, y tantas cabezas de animales hemos llevado. Hemos empobrecido al enemigo. Y ese enemigo era mi pueblo. Si hasta se llevaban a los niños para tenerlos como sirvientes. Ésa es la verdadera historia, pero como hay mucha ignorancia sobre ésta, la gente, incluso los políticos, tienen una opinión basada en prejuicios. Y ahí hay una dificultad mayor, porque cuando se es ignorante frente a un tema, aunque se quieran tomar buenas decisiones, lo más probable es que uno se vaya a equivocar”.

“La policía nos ve como enemigos internos”

-Si no se hubiese descubierto el engaño de Carabineros en el caso Catrillanca, ¿su muerte habría tenido la misma trascendencia en la opinión pública?

“Lo que sucede es que, desafortunadamente, en este país hay cuestiones que se habían naturalizado. Siempre estaba el relato de que el culpable era el mapuche. Así sucedió con las muertes de Lemun, de Mendoza Collio y de Catrileo, todas muertes donde quedó demostrado que Carabineros actuó de mala fe y con un uso excesivo de la fuerza. El asesinato de Catrillanca fue la gota que rebasó el vaso, y reveló que hay instituciones del Estado, especialmente las Fuerzas Armadas y Carabineros, que han sido la punta de lanza para vulnerar y atropellar los derechos humanos del pueblo mapuche. Algo que viene de la época de Hernán Trizano, que actuó de manera sangrienta según consta en relatos terribles escritos, incluso, por cronistas chilenos de la época. Ahí ellos cuentan cómo se comportaba este militar cuando pasaba por nuestras comunidades.

La diferencia con la historia anterior es que hoy quedó en evidencia que Carabineros tiene una conducta predeterminada con los pueblos originarios, a quienes ve como enemigos internos, y que no tiene que ver con  una cuestión de una persona que está detrás de un arma, sino con una mentalidad colectiva que hay dentro de la institución”.

– ¿Una especie de cultura?

“Claro, porque como le dije, ellos obedecen a una lógica de que el enemigo interno son los mapuche, entonces, cuando uno enfrenta a un enemigo no actúa con racionalidad. Yo mismo alguna vez he sido detenido por Carabineros y he recibido golpes e insultos adentro de los furgones. Y no me han dicho don Adolfo precisamente, sino que el trato parte desde indio tal por cual e imagínese cómo termina”.

-¿Y cómo lo hace usted si como alcalde debe relacionarse con los carabineros de su comuna?

“Es que yo hago una distinción con el carabinero que está cotidianamente con nosotros, porque soy un convencido de que su presencia es necesaria para la convivencia de los ciudadanos y para cautelar el orden. Pero estas policías militarizadas que supuestamente están destinadas para asegurar la paz en la zona mapuche, cuando lo que están resguardando son los bosques de las forestales, son otra cosa. Ellos tienen otra formación. Han ido a perfeccionarse a Colombia, con la policía de ese país, que tiene pésimas calificaciones en cuanto al respeto de los derechos humanos según organismos internacionales acreditados por la ONU. Ése es el ejemplo que nuestros carabineros van a tomar allá. Y aquí no pueden mirar para el lado los políticos de la izquierda, porque fue cuando ellos estaban en el gobierno, en el 2007, que se tomó la decisión de enviar Carabineros a formarse en cursos dictados por la policía colombiana, porque se homologó el problema que Chile tiene con los mapuche, con el problema con las FARC”.

-Autoridades colombianas y luego fiscales del Ministerio Público de nuestro país reconocieron que integrantes de la Coordinadora Arauco Malleco ingresaron a Colombia, y que podrían haber estado en campamentos de las FARC, para aprender sus métodos de guerra.

“Yo he ido a Colombia varias veces, como alcalde y como dirigente, y no fui a entrevistarme con las FARC. Fui a conocer la experiencia de sus pueblos originarios que fueron víctimas de la guerra interna en ese país. Yo he cultivado muy buenas relaciones con la Organización Nacional Indígena de Colombia (Onic), que se ha dedicado a denunciar cómo sus pueblos originarios han sido víctimas de la violencia de la guerra”.

-¿Hay mapuches que se han preparado con las FARC?

“Usted cree que tengo la capacidad para enterarme de eso. Para eso están los aparatos del Estado que, créame, si lo hubiesen descubierto, hace rato lo habrían dejado en evidencia, porque al Estado chileno le vendría bien demostrar que los mapuche están metidos en esas cosas, porque así empatarían, pero como a mi entender eso no es verdad, no pueden. Los mapuche no generan conflicto, los mapuche se defienden de una agresión. Es muy violento ver que desde su territorio se exportan millones de dólares y que ellos viven en la pobreza. Se necesita un cambio de paradigma para buscarle la solución, porque si el problema que se quiere enfrentar es la pobreza, entonces hay que activar instrumentos para resolverla, pero si veo que hay un pueblo empobrecido, como sucede con el nuestro, lo que se necesita son instrumentos de carácter político para resolver un problema de convivencia que, por cierto, tiene visos de pobreza. Y qué hace este Gobierno, y lo hicieron también los que lo antecedieron, crean planes y prometen diálogo, mientras al mismo tiempo militarizan la zona mapuche con sus policías especiales, siguiendo con su lógica de convocar a Carabineros para resolver un problema que es político”.

“Moreno tiene una virtud”

-Desde la muerte de Camilo Catrillanca han ocurrido 25 atentados en la provincia de Arauco, entre ellos, incendios que destruyeron una escuela rural y un jardín infantil de su comuna. ¿Qué se hace entonces? ¿Quién cautela que delitos como éstos no sigan repitiéndose?

“Usted misma lo plantea, desde la muerte de Camilo Catrillanca. Entonces, es una reacción, justificada o no justificada, racional o irracional, pero hay una reacción de un sector de la población, cuyo actuar no comparto, que frente a un hecho de violencia, reacciona con más violencia. A mí me afecta mucho que se destruya una escuela de una comunidad donde el 99 por ciento de su matrícula son niños mapuche. Pero tampoco puedo caer en ese prejuicio de creer que gente de nuestro pueblo fue quien la quemó. Fíjese que ese viernes 15 de noviembre, ese establecimiento paralizó sus actividades e instaló un letrero en protesta por la muerte de Catrillanca. Gran parte de los apoderados fueron al funeral, al que también yo fui. Extrañamente, ese fin de semana se quemó la escuela”.

-Durante el primer semestre de este año hubo 11 atentados incendiaros en la Región del Biobío, 25 en La Araucanía, tres en Los Ríos y tres en Los Lagos. Todos ellos antes del homicidio de Camilo Catrillanca. ¿Esa realidad no lo hace reflexionar que sí se requiere mayor presencia de Carabineros en esas zonas?

“No, y sabe por qué, porque lo que se requiere es una solución política y no policial. En la época de Pinochet hubo hechos de violencia tanto de uno como de otro lado, y cuál fue la solución que le dio este país a la dictadura militar: un acuerdo nacional, por vía democrática, y lograron que se fuera Pinochet. Entonces cuando se trata de soluciones políticas, no podemos estar mandando  a los carabineros a resolver los problemas, porque lo que usted acaba  de relatar son síntomas que se expresan de una manera en un sector de la población, que podemos compartir o no”.

-¿Estos 36 atentados en Biobío en lo que va de este año no los considera una vulneración al Estado de Derecho?

“Es que el Estado de Derecho está cuestionado, porque cuando éste se ha configurado a partir de la vulneración de los derechos de los pueblos originarios, entonces hay que repensarlo, hay que reflexionarlo, Cuando alguien me dice que el Estado de Derecho indica que las forestales son dueñas legales de los terrenos que demandamos, yo tengo que decir que puede ser, pero que éste se hizo vulnerando el derecho de otros”. 

-Seis días después del funeral de Camilo Catrillanca se produjeron bloqueos de ruta y una agresión en contra de un médico de su comuna. En ese caso, usted llamó a la reflexión, porque dijo que ese tipo de manifestaciones no colaboraba con la legítima demanda del pueblo mapuche y que no había que perder el rumbo. ¿Cuál es ese rumbo?

“Reivindicar, luchar, protestar, jamás darse por vencido en la legítima lucha que tenemos como pueblo. Ése es el rumbo. El camino cada uno ve cómo se lo hace, lo importante es el objetivo”.

-¿Cuál es finalmente ese objetivo?

“Si me pregunta cuál es la solución, desde mi humilde punto de vista de dirigente de Tirúa, planteo que este país necesita una nueva constitución, donde el Estado sea declarado plurinacional e intercultural, que son definiciones políticas, porque el Estado chileno hoy es uninacional. Plurinacional significa reconocer la realidad diversa que tenemos como país, y la interculturalidad es fijarnos reglas de convivencia distintas a las que tenemos hoy. Y ahí entra la autonomía que pedimos, que nada tiene que ver con independencia, como algunos dicen, o con crear un Estado dentro de otro Estado. Autonomía es cambiar las reglas de relación de poder para gobernar un territorio donde hay otro actor al que nunca lo han tomando en cuenta, que son los pueblos originarios. Por ejemplo, según el último censo, en la Región del Biobío hay 12 por ciento de población mapuche, pero no hay ningún representante nuestro en el Consejo Regional, donde se toman decisiones políticas y financieras que también nos afectan”. 

-Hoy los Cores se eligen por votación popular.

“Pero no hay ninguna regla que permita equilibrar desigualdades”.

-¿Y eso se soluciona con cuotas o con escaños reservados?

“Hay que buscar una fórmula que garantice la representatividad en lo político: puede ser cuotas o escaños reservados, eso hay que resolverlo”.

-¿Por qué ustedes no son capaces de levantar sus propios liderazgos para que lleguen a estos puestos, y piden privilegios? Usted sí lo ha hecho en su comuna, por ejemplo.

“Porque ahí estamos entrando en una discusión que tiene implicancias económicas y de tipo numérico. La estadística demuestra que somos un 12 por ciento, y con ese porcentaje no alcanzamos a tener representantes”.

-¿Cree que no lograrían cautivar a votantes no mapuche?

“Es que la experiencia indica que no. En la Novena Región hay un solo mapuche infiltrado en el Consejo Regional, y se dice que esa Región es la capital de los mapuche, y hay un Core no más de ese pueblo”.

-El presidente Piñera anunció que enviaría al Parlamento el proyecto que reconoce constitucionalmente a los pueblos originarios. ¿Eso es un buen comienzo?

“Con esta Constitución no, porque está hecha con una lógica colonialista, que se hizo en una dictadura militar, donde no hubo participación ni del pueblo chileno ni de los mapuche. Y va a ser en el Parlamento que se fraguó en una lógica de control social donde el pueblo no puede tomar decisiones importantes”.

-Entonces ¿por qué se empieza?

“Primero debe haber un cambio de paradigma en la relación con los pueblos originarios. No pueden seguir pensando que somos menores de edad, que somos pobres, que no tenemos religión, que nuestro idioma no tiene la misma validez que el español. No puede ser que en las escuelas les sigan enseñando a los niños mapuche que O’Higgins es el padre de nuestra patria. No pueden seguir imponiéndonos reglas del juego que no nos gustan, y no estamos diciendo que no valoramos a O’Higgins, pero él no es el padre de la patria de los mapuche. Con ese claro hay que dialogar”.

-¿Los encuentros que realizó el ministro Alfredo Moreno en La Araucanía son un inicio para este diálogo?

“Él venía del Olimpo. Venía de la cancillería, de la presidencia de la CPC, y cuando llegó al Ministerio de Desarrollo Social se enfrentó a una religad que le chocó de manera dura. Le entregaron un problema, que es el del Chile real, del Chile que no está resuelto. En una reunión que tuvo con los alcaldes de Amcam, él preguntó qué vamos a hacer con el terrorismo que tenemos en la provincia de Arauco. Ahí los alcaldes empezaron a mirar qué respondía yo. Yo le dije, ministro, no tiene mucho oficio contarle lo que pienso, porque lo más probable es que no coincidamos.

Me contestó, cómo quiere que resolvamos la pobreza en su comuna, especialmente en el Lleu Lleu, porque no le puedo pedir a un empresario que venga a invertir en un hotel cinco estrellas ahí, porque tiene terrorismo. Eso me sirvió para explicarle que hace 70 años, los dueños de las riberas de todos los lagos bonitos de la Novena Región eran las comunidades mapuche, y que en esa fecha se comenzaron a hacer leyes para enajenar sus tierras. Hoy los únicos mapuche que se ven en Villarrica y Pucón son los que venden artesanía de manera muy precaria. Y si eso es lo que me ofrecen como solución para mi comuna, yo no quiero ningún hotel cinco estrellas, le respondí. Yo quiero que la gente que todavía tiene un pequeño territorio tenga la posibilidad de emprender, controlar y manejar su economía. Además, le dije, usted es amigo con los Matte. Si ellos reintegran las tierras a nuestro pueblo, esta cuestión se tranquiliza”.

¿Y él qué respondió?

”No le gustó que le dijeran en público que es amigo de los poderosos, pero sabe qué, yo sí he visto una evolución en él. Creo que ha comprendido el problema, no por nada ha insinuado que el problema a resolver es de naturaleza política, cosa que nunca antes había hecho la derecha. Ahora, no sé si tiene la facultad o la atribución para ir más allá de lo que están acostumbrados todos los gobiernos de turno. Pero Moreno tiene una virtud. No es Peñailillo, que no tenía ni las redes ni la influencia en el empresariado, en cambio él es de los mismos; es cosa que levante el teléfono y haga entender a sus pares para que resuelvan un problema que es posible de resolver”.

“No quiero espejos”

Millabur es claro. La devolución de tierras al pueblo mapuche es tan importante como las reformas políticas. Sólo en su comuna, dice, reclaman 33 mil hectáreas que están en poder de las forestales. “Yo lo digo bien claro, los planes, como el Impulsa, son sólo una aspirina si no se resuelve el tema del territorio”. Y recuerda que hace algún tiempo, cuando era ministro del Interior Rodrigo Peñailillo, pudo reunirse con Eliodoro Matte. “En algún momento de la conversación, él me dijo: “Mire, yo tengo todas las tierras a mi nombre de manera legal”. “Yo le contesté que sí, pero que esa ley no la habíamos hecho nosotros, y que quienes la elaboraron tampoco consideraron nuestros intereses, y de ahí que una cosa sea lo legal y otra muy distinta, que sea legítima. A mi entender, lo legítimo no está resuelto, porque la antigüedad constituye grado. Y los primeros habitantes de ese territorio, que hoy están empobrecidos, son los mapuche”.

-¿Qué más sucedió en esa reunión?

“Fue un primer acercamiento. Recuerdo que en esa oportunidad me ofreció plata para construir plazas en Tirúa y ayudar con computadores a la escuela. Yo le recordé cuando llegó Colón a América. Le dije: él trajo el espejo, y los indígenas de América Central le entregaron el oro, y yo no quiero espejos, quiero el oro, y eso para nosotros es la tierra”.

-Hay una propuesta para modificar la ley Indígena y el sistema de restitución de tierras. Los críticos a la actual normativa dicen que ésta ha sido la principal causa de tensión y conflicto porque fomenta la violencia como recurso reivindicativo.

“Ni en la discusión ni en el espíritu de la ley se planteó que la violencia era un instrumento para aplicar esta normativa”.

-No lo estipula la ley, pero hay denuncias de que las comunidades que está en conflicto reciben de manera más rápida la devolución de tierras que aquellas que no lo están.

“Eso no es verdad, incluso el presupuesto que cada año aprueba el Parlamento coloca  una glosa donde dice; comunidad que declara conflicto, comunidad a la que no se le compran tierras. Ese ocurrió hace cinco años”.

-Pero esta ley tiene 22 años.

“Son cinco años en que las movilizaciones se han mantenido y han ido en ascenso, no se han detenido por trabas que les pongan para devolverles tierras. Lo que molesta de esto es que las comunidades mapuche entren a un predio forestal y hagan uso de lo que les es legítimo. Indistintamente si ese terreno está legalmente a otro nombre. Eso no deslegitima que el antiguo dueño quiera hacer uso de ella. Por eso es que cuando planteo que las forestales se quejan de que les sacan madera, yo les digo, pero si el mapuche está convencido de que ésa es su tierra, no lo ve como un robo, sino que como una recuperación del bien robado”.

-Quiénes deberían estar convidados a sentarse a la mesa para iniciar el diálogo.

“Todos”.

-¿Incluidos aquellos grupos que reivindican la violencia?

“Creo que todos caben dentro de esta convocatoria. La experiencia mundial indica que conflictos de estas características nunca se han resuelto militarmente, sino mediante un acuerdo, donde las partes tiene que ceder y entenderse, pero acá no ha habido una invitación para un diálogo sincero. Siempre se ha hecho con una pistola en la mesa. Los mapuche fuimos relegados al patio trasero de nuestras tierras, postergados, discriminados, y hoy lo que queremos es llegar al lugar que nos pertenece”.

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
Teléfono: (41) 2861577.

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