Si tuviésemos que describir la época en la que vivimos, sin duda, muchos mencionaríamos dentro de los puntos más definitorios la incorporación del Internet en nuestras vidas, incluso desde la primera infancia para las nuevas generaciones. La vida cotidiana, laboral, la educación, el funcionamiento del mercado y, por qué no decirlo, nuestras relaciones interpersonales se ven inundadas y revolucionadas por la tecnología y las redes.
Jefe de Asuntos Públicos
Mundo Pacífico.
Tener acceso a Internet fija de calidad es garantía de acceso a la información, un bien altamente preciado y que trae consigo, casi como un premio invaluable, la oportunidad de conocer y crear nuevas oportunidades para las personas. En palabras sencillas, quien tiene Internet a su alcance posee una ventaja que lo posiciona en un mundo de opciones infinitas desde las cuales mejorar su calidad de vida y, posiblemente, las de muchos más.
Considerando lo ya expuesto, nuestro país tiene una deuda por cumplir. Según cifras de la Subsecretaría de Telecomunicaciones, al 2019, el 44 % de los hogares chilenos no cuenta con acceso a Internet fijo. Un porcentaje que en la Región del Biobío llega a un 51 %.
En la misma línea, los informes aportan otro dato: 1.495 localidades del país no tienen acceso a ningún tipo de conectividad fija de Internet. Son más de 160 mil los habitantes de estas comunidades, en su mayoría rurales, que están relegados de cualquier opción de conectividad estable y de calidad. En un contexto de globalización y desarrollo tecnológico, mientras algunos en Chile ya implementan el Internet de las Cosas (IoT) y la Telemedicina, otros no tienen alternativa para cargar un video educativo en clases o descargar un archivo adjunto de sus correos.
La brecha digital es real, tangible y, muchas veces, dolorosa. En la empresa de telecomunicaciones Mundo Pacífico lo hemos vivenciado y llevamos 25 años trabajando por llegar con soluciones de calidad, específicamente con fibra óptica, a esos lugares olvidados que merecen tener el mismo acceso que los demás. Y no sólo llegar a vender nuestros productos a precios justos y accesibles para esas familias, sino que a aportar también en el desarrollo integral de sus comunas, con entregas gratuitas de servicios, auspicios en sus actividades y fomentando sus medios de comunicación locales, entre otros.
Disminuir la brecha digital en Chile es una tarea prioritaria y con incontables beneficios, incluso económicos. Para nosotros, se trata de contribuir a equiparar la cancha porque somos conscientes que el limitado o nulo acceso a este bien crea desigualdades que son difíciles de sobrellevar.
Para lograr este propósito, debemos enfocarnos en tres factores esenciales: conectividad fija de calidad en fibra óptica, precios que estén al alcance de las familias y sinergia entre el mundo público y privado. Solo de esta forma lograremos ofrecer a la otra mitad de Chile, a los que han quedado marginados del desarrollo e inmediatez que caracteriza a nuestros tiempos, esa conectividad que merecen, para que así puedan enfrentar de mejor manera la transformación digital que se avecina.