Café, infusión cotidiana

/ 21 de Febrero de 2007

Si bien el café forma parte de nuestra diaria rutina de consumo, no es mucho lo que sabemos de él y la verdad es que poca atención le prestamos a este producto que diariamente consumimos.

Muchas veces sólo la ausencia del café en nuestras despensas nos hace reparar en él, ya que en la cotidianeidad casi es una acción condicionada al momento de iniciar un desayuno o una once en casa. Sólo cuando falta nos logramos percatar de la importancia o acostumbramiento que tenemos de él.
En promedio, lo que sabemos del café es muy bajo. Si no me cree, pregúntese qué tipo de café está tomando a diario; qué tipo de grano es, qué origen tiene, cómo fue tostado o si tiene mezcla de granos. Luego de hacerse estas preguntas se dará cuenta de que esta bebida, que probablemente viene consumiendo por años, es absolutamente desconocida por usted.
El grano de café se obtiene de la planta llamada cafeto, la que se cultiva en zonas relativamente cercanas a la línea del Ecuador. Pueden ser plantadas hasta altitudes que llegan a los 1800 metros por sobre el nivel del mar.
Su grano puede ser tostado de forma natural o artificial, dándole a éste diferentes intensidades. Ello permite a los especialistas jugar con los sabores y aromas del producto final. También resulta muy interesante las mezclas o tipos de granos que se incluyen en la molienda. Incluso algunos granos antes de ser molidos pueden ser caramelizados con azúcar e incorporados a la mezcla, lo que da características muy gratas al producto final.
Una de las variedades más consumida en nuestro mercado es la Arábica. De ella se obtiene la tipo Brasil y la Medio. De esta última provienes los cafés con denominación según sea su país de origen en centro América. También está la Canephora, la que a su vez se subdivide y toma la denominación del país de origen.
En gastronomía son variadas las aplicaciones que tiene el café, entre ellas en pastelería, repostería y cocktelería. De esta última, son múltiples las variantes, desde su clásico Kalúa hasta los cafés fríos de verano, los que resultan muy refrescantes. A ellos se suma toda la variedad de servicios de café como lo son el clásico cortado, express o los saborizados como el Irlandés con whisky o el Italiano con amaretto o el carajillo con brandy, versiones que hacen que este producto tenga un sinfín de posibilidades gastronómicas.
Al momento de disfrutar esta bebida, cualquiera sea su consumo, siempre es bueno considerar que un buen café debe poseer un aroma muy grato, un sabor y color intenso. Esto, más un par de minutos de tranquilidad, lo harán disfrutar aún más de esta morena infusión.
Luis Endía Bilbao

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