Cambio de fondo de pensiones, una decisión compleja

/ 21 de Octubre de 2011

¿Qué decisión debe tomar una persona que mantenga sus fondos de pensión en alguna de las categorías denominada de renta variable? La respuesta dependerá del experto a quien le plantee la duda. Si el consejo se solicita a un especialista en carteras de inversión de algún fondo de pensiones, es posible que le diga que por ningún motivo se cambie, sobre todo si sus ahorros se encuentran apozados en el A, B o C (en ese orden, los de mayor variabilidad).
El argumento es que el análisis se debe realizar considerando el largo plazo y no sobre la base de hechos coyunturales. En efecto, son muchos los años de ahorro previsional, de manera que en el largo plazo, el análisis debería estar orientado a la brecha que se genere entre el fondo de renta fija E versus alguno de los fondos de renta variable por los cuales usted haya optado. El supuesto es que en el largo plazo la rentabilidad obtenida en los fondos de renta variable superará a la obtenida por los de renta fija. Todo bien salvo que en un solo evento de crisis podría ocurrir que el impacto en rentabilidad consuma todas las ganancias acumuladas. Si usted se encuentra más cerca del fin productivo como cotizante puede que no alcance a revertir las pérdidas, ni por muy buena que sea la cartera de inversiones de su fondo. El análisis se encuentra fuertemente influido por su posición en la línea de tiempo productivo. Si está iniciando la carrera, es adecuado situarse en el fondo A, pues tendrá todo el tiempo del mundo para enfrentar pérdidas de rentabilidad en el corto plazo que luego podrá revertir. A medida que avanzan los años, también cobra sentido hacer análisis más detallados respecto de los eventos que pudieran afectar estos fondos. Si hemos avanzado en la línea de tiempo y nos encontramos en el último cuarto de vida previsional, digamos a los 35 años de iniciadas las cotizaciones (alrededor de los 55 años de edad), valdría la pena transitar hacia fondos de mayor seguridad, esto es D o definitivamente E, y con ello evitar el riesgo de turbulencias sin posibilidad de recuperación.
El tiempo, inexorable e implacable, juega en contra del A y a favor del E, o a favor del A y en contra del E, según donde usted se encuentre en la línea de tiempo.
Este análisis cobra bastante sentido a la luz de lo que hoy está ocurriendo en las economías mundiales, partiendo por la doméstica. ¿Qué pasará con Grecia que requiere de una inyección de a lo menos US$500.000 millones? ¿Y con Irlanda, España e Italia? En Europa la solución no tan sólo es financiera, además es política, complejizando aún más la salida. ¿Estados Unidos entrará en recesión? China ha crecido sistemáticamente durante los últimos diez años por sobre el 10% y se espera una desaceleración a un rango de un 8%. ¿El precio del cobre seguirá bajando? ¿Las demandas sociales irán en aumento? Curiosa la presencia de “indignados” frente a Wall Street. ¿Cómo afectará todo esto a las bolsas mundiales y la nacional, donde están puestos nuestros fondos?
En fin, entendiendo que la preferencia o renuencia al riesgo es absolutamente personal, al igual que los análisis que se realicen como interpretación de la realidad, y que para algunos se traducirá en oportunidades mientras que para otros en amenazas, ¿hacia dónde caminará usted? Es su decisión.
Emilio Inostroza Andrade
Director Ingeniería Comercial
Universidad San Sebastián.

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
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