Campos clínicos, el valor de aprender al lado del enfermo

/ 23 de Septiembre de 2011

Desde sus orígenes la enseñanza de la Medicina ha considerado tres actores principales: el maestro, el alumno y el enfermo. El primero aporta la sabiduría y la práctica clínica adquiridas tras años de experiencia atendiendo y curando a personas. El segundo es el aprendiz  que por vocación dedica lo mejor de su tiempo  a asimilar las enseñanzas de su mentor. Y el tercero, el paciente, quien en la búsqueda de sanación se relaciona con médico y alumno, aportando con su relato información que, complementada con el examen clínico, permite al facultativo aplicar sus habilidades y destrezas para diagnosticar y curar al enfermo y transmitir la experiencia al alumno.
Este círculo virtuoso de la relación médico-paciente-alumno es lo que se vive cada día en hospitales, clínicas y consultorios en los denominados “campos clínicos”. Es ahí donde se desarrolla la labor docente asistencial, práctica que permite conciliar los intereses de la asistencia médica al enfermo con la enseñanza de la Medicina.
Durante años esta actividad se desarrolló sin contratiempos, por la vía de acuerdos de complementación entre los hospitales y consultorios del sistema público de salud y las universidades que impartían Medicina y otras carreras del área como Enfermería, Obstetricia, Kinesiología, Tecnología Médica y Fonoaudiología.
El desarrollo de las universidades privadas generó una creciente demanda por la ocupación de campos clínicos, incorporándose a éstos las clínicas privadas, hospitales mutualistas y de las Fuerzas Armadas. Los campos clínicos se  convirtieron en un bien escaso. Se generó una abierta competencia por ellos, cambiando la figura de acuerdos de complementariedad por una forma de transacción comercial, en que los servicios de salud del Estado y los gestores privados incorporaron la concesión de sus campos clínicos a su plan de negocios. Así se desvirtuó el sentido original de la relación docente asistencial, pilar fundamental de la tríada maestro, alumno, paciente.
Hoy resulta imperioso que autoridades del Ministerio de Salud y académicos  de las casas de estudios que imparten carreras del área se reúnan para resolver un tema que preocupa  a universidades públicas y privadas, afectando  la calidad de la enseñanza  y el costo de las carreras.
La Asofamech, entidad de derecho privado que reúne a las facultades de Medicina,  encabeza una cruzada para rescatar el sentido original de la relación docente asistencial. Esto es retrotraer los acuerdos por uso de campos clínicos a un esfuerzo sinérgico en que hospitales y universidades contribuyan con generosidad a la formación de los futuros profesionales de la salud, quienes conformarán la base de recambio de los mismos hospitales y consultorios del sistema público contribuyendo, como lo han hecho hasta ahora, a su crecimiento y desarrollo. Así aportarán a superar las brechas de equidad en salud que aún subsisten.
Casi dos mil alumnos que estudian carreras del área de la salud en las universidades de la región esperan una definición del ministerio del ramo al respecto.

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