Carlos Larraín Peña: “Excluir a RN es un gran error de la señora intendenta”

/ 27 de Diciembre de 2010

Con su lenguaje campechano y asertivo dice que la anticipada carrera presidencial en su sector “es inútil y fuera de lugar”, y que fue “una equivocación” del Presidente Piñera hablar de revolución en la educación. También aboga por menos casacas rojas y más individualidades para darle tiraje a la chimenea en la centroderecha. Estuvo aquí, en Concepción, dónde habló de unidad nacional ya que la magnitud de la empresa “Reconstrucción” necesita reclutar a los mejores, incluso a profesionales de la Concertación.

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“No por mucho madrugar amanece más temprano”, arguye el presidente de Renovación Nacional (RN) Carlos Larraín Peña (68 años), para referirse a la “anticipada, inútil y fuera de lugar” carrera presidencial que tiene a tres ministros de Estado (Joaquín Lavín, Laurence Golborne y Rodrigo Hinzpeter) y a dos parlamentarios corriendo por los palos (los RN Andrés Allamand y Alberto Espina). Preparar los “pingos” con tanto trabajo por hacer y con tres años de gobierno aún, “es una mala idea que tiñe y distorsiona la gestión del Ejecutivo”.
Larraín, abogado licenciado en Economía y Derechos de Seguros, en la Universidad de Lovaina, Bélgica, con su franqueza, lenguaje “acampado” y agudeza habitual analiza el momento político sin eludir nada. Dueño de una gran simpatía y expresiones folclóricas -“lo de huaso, me sale por los poros “- es también un agudo observador de la realidad. Con más de 18 años de docencia, ningún tema le queda grande y así queda de manifiesto en sus fundamentados juicios políticos.
Pese a su activa y agotadora vida de servicio público, no tiene problemas familiares por su vocación política, pues su esposa Victoria Hurtado lo apoya en todo. Sí advierte que “ella es mucho más huasa que yo, y aficionada a decir todo lo que piensa, no esconde su pensamiento”. De sus doce hijos, cuenta que son simpáticos, buenas personas y bien encaminados por la vida, y se complace con que uno de sus retoños, que es delegado de la Facultad de Ciencias de la Universidad Católica de Santiago, tenga vocación política. “Estoy muy orgulloso. Con un bioquímico, la raza mejora”.
Confiesa que en sus incursiones como empresario, por lo menos en el rubro minero, fueron un fracaso, como le sucedió en la pequeña mina de cobre que tuvo con unos amigos. “Perdimos hasta el modo de andar”, dice. Por entonces, la libra de cobre estaba a 46 ó 47 centavos de dólar o el equivalente a una octava parte del atractivo precio que tiene hoy.
Ante la pregunta inevitable sobre qué habría hecho si le hubiera ocurrido un accidente como el de la mina San José, en Copiapó, responde: “Nos habríamos empeñado a fondo en ayudar y apechugar como hombres”.
Era un yacimiento de estructura simple, pero muy ordenada, operada por dos ingenieros en minas, con todas las normas de seguridad conforme a la ley y al reglamento laboral que es muy exigente en este tipo de faenas. “No estoy diciendo que los dueños de la San José sean así o asá, porque no conozco la conducta individual de ellos, aunque se sabe que no tomaron algunos resguardos como, por ejemplo, tener expeditas las vías de escape alternativas, lo que es muy chocante de aceptar”.
Locuaz, el ex concejal y alcalde de Las Condes, electo con altas mayorías nacionales, envió fraternalmente esta vez, de visita en Concepción, un recado a la Intendenta de la Región del Bíobío, Jacqueline van Rysselbeghe (UDI), a quien le señaló que “comete un gran error al excluir a RN en la zona”. Es más, aboga para que en una gestión exitosa de unidad nacional, ella incluya, incluso, a profesionales destacados de la Concertación, pues la magnitud de la empresa “Reconstrucción” necesita de todos.

Dos patas, dos riñones

-¿No es ilógico que en la Región del Bíobío, donde se requiere la mayor unidad de los partidos de Gobierno por el complejo desafío de la reconstrucción, en la práctica esté marginado Renovación Nacional?
“La Intendenta de la Región del Bíobío, Jacqueline van Rysselberghe, incurre en un error y no está observando la idea central de este Gobierno que tiene dos patas, dos riñones, dos pulmones, dos orejas y dos brazos. Aquí, la estructura del gobierno regional está totalmente desequilibrada y está dejando afuera a una cuota importante de la opinión pública. Es más. No considera a la gente de RN como corresponde, ni a profesionales calificados de la Concertación. La dificultad y amplitud de la reconstrucción es tal que se requiere reclutar a los mejores sean de dónde sean. Eso no está ocurriendo y lo digo sin problemas”.
-¿La incorporación de calificados profesionales, empresarios y personas con manejo político de RN contribuiría a mejorar la gestión del gobierno regional?
“La intendenta regional se olvida que ella depende del gobierno Interior de la República y representa aquí al Presidente de la República, quien ha hecho esfuerzos grandes por equilibrar las relaciones políticas dentro del Ejecutivo y reclutar la mejor gente de la centroderecha. La Intendenta no está siguiendo la pauta que ha dado el Presidente para todo el país, y está dejando afuera a gente muy valiosa. Muchos, provenientes de Renovación Nacional, están ausentes del gobierno regional y eso, francamente, no puede ser calificado como un éxito de la señora Intendenta”.
-A nueve meses de gestión, ¿perjudica al Gobierno y a la centroderecha la abierta carrera con tres ministros y dos parlamentarios con aspiraciones presidenciales en el sector? Es más, el senador Alberto Espina dijo que los secretarios de Estado con esas pretensiones deben dejar el gabinete ¿Qué opina de eso?
“Es completamente inútil y fuera de lugar. No creo, como dijo alguien, que sea incompatible ser ministro y tener aspiraciones presidenciales. No lo es, pero empezar ya a preparar “el pingo” es una mala idea, porque tienen que concentrarse en su trabajo, que es grande. Lo peor de la proliferación de candidaturas es que tiñe la gestión del Gobierno y se juzgan los actos de “Pedro, Juan y Diego”, en función de si son candidatos o no. Eso distorsiona la labor del Ejecutivo y eso es muy delicado, porque Chile ya pasó por una prueba dura con el terremoto y el tsunami. El objetivo es buscar la unidad nacional y persuadir a la oposición para lograr su respaldo en los grandes temas que hay que enfrentar, como en la educación, y esta carrera adelantada no ayuda. Más, cuando ya hubo algunos encontrones por ese tema en la gira del Presidente Piñera a China”.
-Es complicado sacar cuentas alegres por el exitoso rescate de los mineros, cuando ya la última encuesta Adimark reflejó una considerable baja de popularidad del Presidente Piñera ¿No es mejor que todos se concentren en hacer bien su trabajo para asegurar en tres años más la continuidad de la centroderecha en el poder?
“Es un riesgo real y complicado, porque cuando alguien se comienza a perfilar, de inmediato le empiezan a pegar y se examinan sus actos a la luz de ese viso de aspiración presidencial. Y eso pone en tela de juicio el trabajo que es la madre del cordero. Volviendo al campo, mi consejo amistoso y práctico es que se concentren en sus ministerios, donde tienen trabajo de sobra. Hay muchos asuntos pendientes, otros con atrasos y los nuevos derivados del terremoto. Hay que hacer innovación en el tema de la energía y tenemos que diversificar la matriz energética o nos pegaremos un retroceso en materia de crecimiento económico. Tenemos que subir en torno al 6 ó 7% de aquí al 2015”.
-Hermógenes Pérez de Arce dice que éste no es un Gobierno de derecha, sino que es la continuidad de la Concertación, y señala que tiene que callarse graves cosas que sabe del Presidente Piñera ¿Qué le parecen ese tipo de acusaciones?
“Yo tengo una gran responsabilidad en el triunfo del Presidente Piñera, porque llevaba cinco años abogando para que Renovación Nacional fuera, junto con la UDI, uno de los dos puntales de su Gobierno, es decir, dos pulmones y dos orejas. Yo administro uno y sé lo que representa RN. No puedo decir que esté reivindicando a la izquierda, porque entonces yo habría votado por Michelle Bachelet o Eduardo Frei. Estamos terminando con visos de corrupción y administrando mejor el Estado; hemos planteado una reforma profunda a la educación y sacado adelante el Transantiago e impulsamos la descentralización, que son temas muy distintos a los que afectan a la izquierda. Los de ellos siempre giran en torno al conflicto de clases; no fortalecen a la familia, pero sí licencias en las costumbres e incluso por darle chipe libre a las grandes empresas. Hablaron mucho de ese tema, pero poco hicieron. El liberal socialismo no es la idea central del gobierno del Presidente Piñera diga quien lo diga”.
-¿Está en riesgo el actual Gobierno de caer en un personalismo excesivo y no considerar a los partidos políticos que lo llevaron al triunfo como ocurrió con Jorge Alessandri? Su camarada Andrés Allamand atribuye a ello, en parte, la ruptura institucional de 1973 a causa de una derecha atomizada que permitió imponerse a un gobierno socialista con un tercio del electorado.
“Es un análisis perfectamente válido, ya que el sistema republicano sin partidos fuertes no funciona y el Mandatario tiene que trabajar con ellos. No es que se hagan cargo del Gobierno, porque eso no está bien, pero no se puede trabajar en contra de ellos. El Ejecutivo tiene que trasmitirle a los partidos parte de lo que él representa y los éxitos que ha obtenido, porque llegó a ocupar el cargo con la ayuda de ellos. Eso no puede olvidarse, ni estamos contaminando la figura presidencial al decir eso. En RN, cuando un militante es elegido Presidente de la República, debe renunciar a esa condición, no por vergüenza, sino que para darle libertad. Es una demostración del respeto a esa institución. El Jefe de Estado le debe a los partidos mucho respeto y agradecimiento porque trabajamos intensamente por su triunfo”.

En la senda de Diego de Almagro

-Pero a veces parece que eso no ocurriera y hay opiniones muy críticas al personalismo de Piñera en la UDI y RN.
“Todos deben entender que el centro de gravedad del Gobierno son los dos partidos que lo apoyaron: la UDI y RN que lleva en esto una docena de años. No creo que los críticos del Presidente Piñera tengan razón; él está agradecido de los partidos y si no ocurre, nosotros se lo recordamos periódicamente. Pero, también pasan cosas pintorescas en este gabinete que se ha definido como técnico, pero estamos viendo uno fundamentalmente político. Yo espero un Gobierno con más sensibilidad que la que se observa. El problema es que estamos viendo un gabinete con una mirada política individual y volvemos a los personalismos”.
Pero eso no tiene nada que ver con las críticas del senador UDI Pablo Longueira sobre el estilo protagonista del Jefe de Estado. Es una equivocación, porque la principal fortaleza del gobierno es Sebastián Piñera, pero en buena compañía. La ecuación es la persona con sus cualidades individuales -que son muchas- pero como intérprete del parecer mayoritario en el país, con una cultura predominante de la sensatez que está a favor de proteger la vida; de estabilizar la familia; de descentralizar el país; de hacer más justa la operación del mercado y, en definitiva, a favor de una libertad ordenada. Eso es Piñera, como quien dice el adelantado de una falange de gente que contribuyó a elegirlo y que nosotros ayudamos a orientar durante muchos años de caminata por el desierto, como con Diego de Almagro cuando llegó del Cuzco en el año 1536, porque antes era igual de difícil”.
-Entonces ¿no son buenos esos personalismos que pueden ser de corto plazo para el futuro del Gobierno?
“No, porque la popularidad es una peineta, como dicen los estadísticos, muy peligrosa y clavadora”.
-El Presidente Piñera anunció una reforma educacional que definió como una verdadera revolución y expertos e incluso algunos alcaldes oficialistas como Juan Manuel Ossandón han sido muy críticos sobre su real impacto ¿Es contraproducente una calificación tan mediática que se diluye un poco con la realidad?
“Hablar de revolución en la educación es una equivocación, ya que si hay alguna actividad que no sigue ese ritmo es la educación, debido a que todo es lento. Gracias a Dios. Fui durante 18 años docente, ámbito donde la cualidad central es la inteligencia y el método. Educación versus revolución puede ser un juego de palabras, pero no esclarece la situación. La anunciada por el Presidente Piñera es una reforma y, esta vez, la gran diferencia es que está centrada en los profesores y directores, es decir, en lo que ocurre dentro de la sala de clases. Por ahí va el matiz, porque el incremento de recursos ha habido “ene” y también lo hizo la Concertación y la educación no mejoró. Hay que buscar un sesgo distinto como este centrado en la persona”.
– El aumento de horas de lenguaje y matemáticas anunciado por Joaquín Lavín tampoco era una novedad, porque ya existían horas de libre disposición ¿Qué opina sobre lo que dicen expertos en educación respecto de que nada se saca con ese aumento si quienes imparten los conocimientos son los mismos docentes con que los alumnos no han aprendido?
“Creo que hay un poco de simplismo en eso de cambiar horas y suponer que con ello mejorará el aprendizaje, ya que los profesores serán los mismos. Ahí retruco, porque se está impulsando un tiraje en la chimenea para que salgan docentes en condiciones de jubilar y se estimule el ingreso de alumnos aventajados a las carrera de pedagogías. Ese proceso es lento y volvemos al principio. Revolución en educación no corresponde, porque éstas son instantáneas y rupturistas, lo que no es aplicable debido a que se trata de procesos de largo plazo. De ahí nadie me saca”.
-¿Cuál es principal riesgo del Gobierno para lograr la continuidad con un nuevo mandato?
“La principal bendición es que la Concertación está muy distanciada internamente y no dan el ancho para ser oposición. Hay algunos que la quieren extender hacia los sectores más extremos, incluyendo el PC, y le costará caro al PDC. Por ello les abrimos nuestros brazos a todos quienes quieran trabajar con nosotros, incluso conservando su propia individualidad. Para la centroderecha el principal escollo es canalizar todo a través de una persona; hay que institucionalizar el Gobierno, contar con más actores de primera línea y menos subordinación”.
– ¿Menos casacas rojas y más actores con mayor autonomía dentro del Gobierno?
“Sí, efectivamente, más individualidades, menos uniformidad y favorecer la irrupción de nuevas personas que puedan aportar al proceso político en cargos ministeriales, subsecretarías y en los cargos que sean. Hay que evitar los personalismos excesivos y darle tiraje a la chimenea, porque en la centroderecha hay muchos que pueden hacer un aporte valioso”.

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
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