¿Ciudad amable?

/ 19 de Junio de 2011

Tuve la oportunidad de tener más de un magnífico profesor de Sociología Urbana en mi formación como sociólogo: uno en pregrado y dos en los cursos monográficos de doctorado. ¡Qué razón tenían! Es que el encuadre geométrico de Washington es de libro o, aquí al lado, el caso del matemático diseño chillanejo. Las calles onduladas y serpenteadas del primer Madrid, el de los Austrias o el París incitante, lleno de recovecos, cualquier estilo, cualquier diseño, un sello y cuño exclusivo y excluyente, una personalidad propia.
Así, ¿Concepción es una ciudad amable? No trepidaría ni una milésima de segundo en responder que sí, atendiendo a sus gentes, a sus vecinos, sí ¡Qué duda cabe! Pero la ciudad misma está lejos de serlo. Veamos: ¿Alguna vez ha tenido Ud. problemas en el tracto de caminar o algo semejante? Cualquier minusvalía ocasional dentro de estos límites citadinos le hace ver al ciudadano afectado que nuestra urbe dista de toda amabilidad. Contamos con magníficas escaleras, anchas, de perfecto dibujo, pero sin posibilidad alguna de afirmarse en ninguno de los dos lados u orillas, porque, sencillamente, no existen los pasamanos en cuestión, quedando así el afectado en total indefensión. ¡Ni qué decir de la calidad en veredas y calles! Un auténtico desastre, verdaderas trampas.
En nuestro tropical país a los hoyos se les llama “eventos” en gala de una siutiquería ilimitada, la verdad es que estamos llenos de ellos por doquier. Y, como en la poesía, “Nadie dijo nada”, aquí nadie dice nada.
No se nos vaya decir que dicha cantidad de hoyos y similares son culpa del terremoto. Esto viene de mucho antes, lo padecemos desde hace varias décadas, de manera progresiva, creciente, en progresión geométrica. Falencias que no ocurren con el régimen de las personas, niños, jóvenes, adultos, ancianos; ellos sí abrigan la más pura y fina amabilidad en todos los sentidos. Ese presto ¿le puedo ayudar? o aquel directo “No se preocupe, yo le abro la puerta”, “Baje no más, yo le ayudo”.
En el aparentemente frío Derecho, la trama de la Seguridad Social que le pertenece, abre su primera página con la caridad cristiana y filantropía. En la dinámica sociológica, la Sociología del Derecho encierra dichas acciones en las reglas del trato social, usos y convencionalismos sociales, constituyendo así otros tantos capítulos de la exquisita y auténtica -por definición y doctrina- amabilidad.
¡Caramba! La cultura material a las orillas del Bío-Bío y a la sombra del Caracol no puede ni debe ser obstáculo para que Concepción refleje la cultura y bonhomía de sus gentes.

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
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