Cuidado: EL Sur se cubre de humo

/ 22 de Agosto de 2007

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La combustión de leña húmeda convirtió a Temuco en la segunda ciudad más contaminada del país. Además, Concepción, Los Ángeles, Osorno y Chillán demuestran una incipiente alza en la cantidad de material particulado por esta causa.

Tímidamente y utilizando equipos muy simples, en el invierno de 1998, la Comisión Nacional del Medio Ambiente (CONAMA) de la IX Región efectuó algunos monitoreos de la calidad del aire en Temuco, sólo por diagnóstico.
Los resultados fueron evidentes desde el principio, ya que la ciudad sobrepasaba la norma de calidad permitida. El motivo de la contaminación fue detectado rápidamente: la combustión domiciliaria de leña húmeda.
Las evaluaciones continuaron en 1999 y, en 2000, se instaló la primera estación de monitoreo fija en el sector de Las Encinas -sureste de Temuco-, y al año siguiente otra en la comuna de Padre de las Casas (ambas comunas suman 304 mil habitantes).
Ya en 2001 se comprobó el diagnóstico que se venía realizando: Temuco superaba en más de siete días al año los 150 microgramos por metro cúbico de PM10 (material particulado respirable), tope de la norma chilena.
Cuando en el mismo año la norma fue superada 11 días, la Comisión Regional del Medio Ambiente (COREMA) solicitó que se declare a la capital de la Región de La Araucanía como zona saturada. Así, Temuco se convirtió en la segunda ciudad más contaminada de Chile luego de Santiago.
A pesar de las pruebas contundentes, la respuesta desde el nivel central fue negativa, bajo los argumentos de que había poca  información y los monitoreos eran continuos hace sólo un año. Entonces, no quedó otra opción que esperar.
Pero en 2005 la situación no dio para más y se consiguió la declaración de zona saturada y en agosto de ese mismo año se dio inicio al Anteproyecto del Plan de Descontaminación de Temuco.
El anteproyecto se diseñó y discutió con la comunidad y ahora sólo queda ser aprobado por la máxima autoridad ambiental de Chile.
Los peligros del “mal aire”
De acuerdo al inventario de emisiones, el 87 % de la contaminación en Temuco proviene de la combustión residencial de leña, el 6% industrial, el 3% de quemas agrícolas y el 2% por ciento desde el parque automotriz.
“La leña que se quema en las casas es de mala calidad, es decir, con contenido de humedad muy altos. Además, los equipos de combustión residencial no son buenos. Algunos promocionan que son de doble cámara, pero no los son y no hacen un buen quemado de la leña”, dice Jovanka Pino, directora de la Comisión Nacional del Medio Ambiente (CONAMA) de la IX Región.
La leña húmeda contamina, porque no se quema completamente y arroja parte de su contenido al aire. Entre los compuestos orgánicos que se liberan al aire hay sustancias conocidas por su toxicidad, como formaldehídos, benceno, tolueno, entre otros. Estos elementos pueden provocar en las personas enfermedades respiratorias como bronco pulmonía y afecciones cardiovasculares.
Si la leña tuviera un contenido de humedad menor al 25%, y en un equipo –incluso- de mala calidad, se quemaría totalmente.
Por otro lado, Temuco facilita la contaminación por sus características geográficas, ya que está en un hoyo y rodeada por dos cerros, el Ñielol y Conunhuenu.
La situación en esta ciudad es preocupante. Los peaks anuales llegan a 800 mg de PM10, bordeando un promedio anual de 200, sobrepasando la norma.
Los episodios más graves de contaminación se producen entre la 1 y 2 de la madrugada. “La gente llega de sus trabajos después de las 6  de la tarde a prender sus estufas. Lo normal es que esta acumulación de particulados en la atmósfera disminuya a las 7 de la mañana, pero en mayo de este año hubo cuatro días con promedios altos en la noche y que no bajaron durante el día”, dice César Torres, SEREMI de Salud de La Araucanía, confirmando que los temuquenses efectivamente respiran contaminantes en un ajetreado día de trabajo.
 Lo que viene en regulación
Las soluciones que plantea el Anteproyecto de Plan de Descontaminación apuntan al control de las emisiones provenientes de las estufas a leña en las casas. Dentro de esto existen varias medidas relacionadas con “la comercialización y uso de la leña, es decir, no se podrá vender leña con contenidos de humedad superiores al 25%”, afirma la titular de CONAMA.
Ahora se estudia cómo se llevará a cabo el control de la venta de leña, que podría ser fiscalizada por la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC). “El problema es que la SEC tendría que modificar su Ley Orgánica, porque en Chile no está contemplada la leña como combustible. No tiene marco regulatorio, por lo tanto no hay quién se haga cargo de ella”, explica Jovanka Pino .
Por el momento, la fiscalización la hará el Servicio de Salud, quienes podrán tocar puertas de casas particulares y de empresas y edificios para verificar que se cumplan las normas de emisión y evitar el uso de leña mojada. No está claro si se podrá requisar la leña húmeda y “las autoridades de Salud tendrán que determinar qué sanciones habrá”, asegura Pino.
Otra de las líneas de acción apunta a incentivar a la gente a cambiar las populares chimeneas por combustiones lentas de buena calidad. Paralelamente se está trabajando en una norma de emisión residencial, lo que está en la discusión pública. En este sentido, lo que la autoridad propone es que se prohiba la venta de artefactos de combustión domiciliaria que no cumplan con la norma de emisión (a un año de 320 mg de PM10 y a siete años bajará a sólo a 40 mg).
También se aplicará una norma especial a edificios que usen calderas, pero que aún no están claras. Jaime Salamanca, gerente del Hotel de la Frontera, es contrario a que se les aplique restricciones a edificios y hoteles, ya que “lo que nosotros emitimos es muy poco. Es equivalente a 5 ó 6 casas particulares, por eso no queremos que se nos aplique una norma excesiva. Si sumamos todas las calderas de los edificios, no es mucho comparado con la cantidad de casas que hay. Lo que deben hacer es subvencionar un combustible más limpio que la leña”.
Subsidiar, parte de la solución          
En el caso de los proyectos habitacionales que ingresen estudios de impacto ambiental, se aplicará un sistema de compensaciones. “Si una empresa quiere construir 160 viviendas y está introduciendo una tonelada de material particulado, tendrá que comprometerse a sacar 1.2 tonelada”. Este retiro lo concretará la empresa inmobiliaria cambiando estufas de casas ya existentes y habitadas e instalarles equipos de combustión que cumplan la norma, corriendo con los gastos necesarios.
En cuanto a las actuales viviendas particulares, no hay contemplado subsidios. Pero sí los habrá para mejorar el aislamiento térmico de casas de sectores menos acomodados. Ello obedece a la necesidad de mantener el calor en la vivienda, lo cual supone la merma en el uso de leña. Este subsidio, entregado el Programa de Patrimonio Familiar del Ministerio de Vivienda (MINVU) es de  $ 1 millón.
En cuanto a las industrias (6% de la contaminación) se deben comprometer a no aumentar las emisiones. De esta forma, el Gobierno pretende que al 2018 se reduzca un 31% los niveles actuales.

 El sur contaminado
Otra de las ciudades que postula seriamente a ser declarada como saturada de contaminación es Chillán y la comuna de Chillán Viejo, en la Región del Bío Bío. Allí los índices de polución también superan lo permitido.
En 2004, la Autoridad Sanitaria instaló un medidor en el centro de la ciudad. Los resultados arrojaron que el promedio de PM10  era de 170 mg por metro cúbico, 20 más que la norma. Allí, la escasez de viento y el frío en invierno facilitan la poca movilidad del material particulado, subiendo los niveles de polución.
Hay cifras que explican la ocurrencia de eventos de contaminación. En Chillán viven 165 mil personas que consumen al año 4,5 metros cúbicos. Además, el 62% de los hogares consume leña para calefaccionarse.
En Concepción pasa algo similar, pero allí la quema de leña aporta sólo el 25% de la contaminación existente. Los Ángeles es otra de las ciudades que se acerca peligrosamente a los niveles de Chillán y en Osorno esperan hace un año la instalación de una estación de monitoreo, que aún no se concreta.
Hace unos años la Agrupación de Ingenieros por el Bosque Nativo y CONAF buscan lograr un sistema nacional de certificación de la leña. Por ello, hace unos meses en Valdivia se firmó un acuerdo con la Unión Europea que donó 3.5 millones de euros para esta iniciativa. A esta suma se agrega un millón de esta moneda aportada por la agrupación de ingenieros. Con este dinero se financiarán consejos locales certificadores de leña en nueve ciudades del país, desde Talca hasta Coyhaique.

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