Dos miradas hacia el conflicto Mapuche

/ 23 de Agosto de 2019

Los últimos días de junio marcaron no solo el término de la mitad del año. También fueron el escenario del capítulo final de la consulta que buscaba conocer la opinión de las comunidades mapuches sobre una eventual modificación a la Ley Indígena, particularmente en lo relacionado con la propiedad de la tierra.
Con este proceso en el “congelador”, se cerraba una ventana que algunos vieron como un primer paso para destrabar el conflicto que enfrenta posiciones de mapuches, gobierno y empresarios.
¿Qué es lo que viene ahora? ¿Cuáles son los pasos que podrían abrir instancias de entendimiento? El empresario, Juan Sutil, y el periodista, Pedro Cayuqueo, accedieron a responder estas y otras interrogantes, entregando posturas y propuestas que desde sus particulares posiciones convergen en la necesidad de dialogar para avanzar.

Juan Sutil:
“Alianzas basadas en la confianza mutua permiten el entendimiento”

El acercamiento que el empresario Juan Sutil ha logrado con comunidades mapuches de Vilcún y Ercilla tuvo como génesis un encuentro organizado en la UFRO, en 2017. Allí, el dueño de empresas Sutil estaba presentando detalles de la carretera hídrica que la Corporación Reguemos Chile -que él preside- quiere construir para transportar agua desde la Región del Biobío hasta Atacama. Varias veces ha relatado la historia a los medios donde cuenta que en esta reunión conoció al vocero del Parlamento Mapuche Koyag, Arnoldo Ñanculef, quien le preguntó derechamente qué beneficios traería esta iniciativa para el pueblo mapuche. Lo invitaron a exponer sobre el proyecto, y así se inició la relación que permitió a Sutil -propietario de una de las principales agrícolas locales- conocer a los lonkos Aquiles Conejero, de Vilcún, y Juan Carlos Curinao, de Ercilla, a quienes les propuso que sus comunidades comenzaran a producir berries para la industria del congelado. “Nos dimos la mano, pues la legislación actual no permite otro tipo de acuerdos, y comenzamos con proyectos piloto para que esas comunidades produjeran frambuesas, moras y frutillas”. Uno ya está en etapa de plantación y, los otros, en vías de. Su objetivo es apostar por una integración sustentable que “logre desarrollos productivos basados en la confianza mutua y que estén encadenados en el proceso de generación de valor de corto y largo plazo”.

1.- ¿Debe el Estado a través de la Conadi seguir comprando tierras para entregarlas a comunidades mapuches?
“Estimo que la política de restitución de tierras que está haciendo el Estado mediante la Conadi debe continuar, pero solo para aquellas comunidades que tienen títulos de Merced, pues ellas son herederas de dichos derechos. Es de toda justicia que se les devuelvan sus tierras. Distinto es el caso de quienes carecen de estos títulos. Me parece que no pueden obtener el beneficio, y por eso soy de la opinión de que el Estado debería terminar con las compras que no respondiesen a esa situación”.
2.- ¿Qué opina de la idea de que la Conadi compre a las forestales algunos predios que están siendo reclamados por mapuches?
“Las reclamaciones de los predios forestales deben ser estudiadas en su mérito y, por supuesto, que esas compras deberían proceder solo para las comunidades que tengan el derecho a través de un título de Merced. No pueden ser un trofeo que termina en un alto costo para el Estado y en un mal uso de dicho recurso”.
3.- ¿Es partidario de modificar la Ley Indígena para que los mapuches sean dueños individualmente de sus tierras, y así puedan arrendarlas o venderlas?
“Sí, no veo otro camino que conduzca al desarrollo”.
4.- ¿Fue apropiada la decisión del Gobierno de suspender la Consulta Indígena?
“No lo fue. Considero que fue incorrecto dejar que una consulta se bloqueara por unos pocos activistas, y que no se permitiera que se definiera por sus propios méritos y democráticamente. Es inentendible que situaciones de violencia no permitieran saber si realmente eran deseados o no cambios en las políticas indígenas”.
5.- ¿La solución al conflicto mapuche es política? De ser así, ¿debe considerarse en las negociaciones para esta salida al vocero de la CAM?
“Sin duda es política, el camino de solución es a través de la no violencia y de la integración sustentable al desarrollo. Y si la CAM opta por dejar la violencia y el terrorismo, y se suma a un proceso de solución, creo que debería ser bienvenida”.
6.- ¿Cuál sería el primer paso para iniciar una instancia de entendimiento entre pueblos originarios, Estado y empresarios?
“Para mí la mejor manera es como nosotros lo estamos implementando. Esto es mediante desarrollos productivos basados en la confianza mutua y que están encadenados en el proceso de generación de valor de corto y largo plazo”.

Pedro Cayuqueo:
“El primer paso para entendernos es ver la demanda mapuche como un salto al futuro”

¿Qué es ser un país desarrollado? ¿Tener cajeros automáticos en todas las esquinas o resolver un conflicto étnico que hunde sus raíces en la historia y que nos interpela como sociedad en pleno siglo veintiuno? Esa es la interpelación que hace el periodista y escritor mapuche, Pedro Cayuqueo Millaqueo.
Enfático, asegura que el conflicto chileno-mapuche es un “tremendo desafío democrático”, que pone en la discusión pública temas de gran relevancia ciudadana como el modelo de desarrollo económico, la identidad nacional y la estructura del Estado.
El hecho, dice, de que hasta hoy no exista una agenda política de peso, que sea legislativa, presupuestaria, de reparación histórica, al estilo de Canadá o Nueva Zelanda, prueba que no se ha calibrado la magnitud del problema y sus implicancias para el futuro de Chile y su tan ansiado salto al desarrollo.

1.- ¿Debe el Estado, a través de la Conadi, seguir comprando tierras para entregarlas a comunidades mapuches?
“De acuerdo con lo dispuesto en la Ley Indígena, el Estado debe continuar con la compra de tierras en la medida que exista la demanda en comunidades y persistan reclamaciones de larga data sin respuesta. Tal vez lo que no debiera continuar es el mecanismo de compra: una ‘ventanilla abierta’ de solicitudes que se resuelven vía oferta y demanda. Ello implica incentivos poco santos tanto para quienes buscan acceder a tierras como para quienes ven como negocio vender con sobreprecio al Estado. Un turbio negocio inmobiliario con dineros fiscales a la vista de todos. Soy partidario que el Estado realice un catastro de tierras para establecer la demanda y el verdadero mérito de cada reclamación, así como de la expropiación con indemnización justa en vez del mecanismo actual basado en las leyes de mercado”.
2.- ¿Qué opina de la idea de que la Conadi compre a las forestales algunos predios que están siendo reclamados por mapuches?
“Gran parte de la conflictividad más radical asociada al tema mapuche dice relación con demandas territoriales en zonas forestales, tanto en Malleco como en Arauco. Esto transforma a los grupos empresariales madereros en actores principales de esta trama y así, creo, lo han ido entendiendo las gerencias de los grupos Matte y Angelini, que han dado señales importantes de querer ser parte de la solución y no del problema. La paradoja es que para esto no ha habido autoridades de gobierno a la altura. Me consta que posibilidades de restitución de tierras a comunidades por parte del grupo Matte se han visto entrampadas por la burocracia e inoperancia del Estado”.
3.- ¿Es partidario de modificar la Ley Indígena para que los mapuches sean dueños individualmente de sus tierras, y así puedan arrendarlas o venderlas?
“Las tierras mapuche desde siempre han estado bajo amenaza. Por esta razón, todas las leyes al respecto, desde el siglo XIX al presente, han buscado proteger la propiedad indígena de cualquier tipo de usurpación. Creo que las tierras mapuche siguen estando bajo amenaza, ya sea por parte de mega proyectos de inversión o de particulares ansiosos de expandir sus propiedades. Siguen también existiendo las compras fraudulentas o cuando menos ‘irregulares’, como lo ha demostrado el caso del subsecretario Ubilla y otros personeros en zonas de alto interés turístico. Es un escenario que me hace no ser partidario de la venta de tierras, por el riesgo de pérdida de nuestro patrimonio territorial, pero sí del arriendo o la mediería, ambas posibles en la legislación indígena actual”.
4.- ¿Fue apropiada la decisión del Gobierno de suspender la Consulta Indígena?
“Me pareció muy apropiada aunque en extremo tardía. La Ley Indígena pronto cumplirá tres décadas. Decir que requiere modificaciones es una obviedad, la pregunta es si existe un escenario político favorable para tal desafío, donde las confianzas entre el mundo indígena y el Estado permitan consultas de buena fe, participación ciudadana y un proceso libre y debidamente informado, como exige el Convenio 169 de la OIT para estos procesos. La respuesta es no, sobre todo tras episodios graves como la Operación Huracán y el crimen de Camilo Catrillanca, que dinamitó las pocas confianzas existentes e hizo naufragar la agenda indígena del ministro Alfredo Moreno”.
5.- ¿La solución al conflicto mapuche es política? De ser así, ¿debe considerarse en las negociaciones para esta salida al vocero de la CAM?
“No se puede resolver un conflicto político, histórico y cultural como el mapuche sin la participación activa de los reales actores del conflicto. Y la CAM es una organización con más de dos décadas de activismo en las regiones del sur, cuyos planteamientos por autonomía y territorio son respaldados cada día por una mayor cantidad de mapuches. Uno podrá no compartir sus métodos, pero sí la validez de un reclamo que ha cruzado los últimos cien años del movimiento político-social mapuche. Hoy es la CAM la vocera de este reclamo. Existe una continuidad histórica que muchos no logran advertir y que les impide verla como un interlocutor válido. Allí cometen un profundo error político, más aún cuando su portavoz, Hector Llaitul, se ha mostrado dispuesto a un diálogo de alto nivel con el Estado”.
6.- ¿Cuál sería el primer paso para iniciar una instancia de entendimiento entre pueblos originarios, Estado y empresarios?
“Soy escéptico de la clase política. Existe en ella un gran desconocimiento de la historia de Chile y del pueblo mapuche. Creo además que el tema indígena no es de gran relevancia para ningún gobierno. Lo prueba su abordaje policial que se repite, sin distinción, en gobiernos de izquierda como de derecha. La demanda mapuche no es un salto al pasado, es un salto de Chile hacia el futuro. Entenderlo así es el primer paso para comenzar a entendernos”.

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