EL DISCURSO DE VILLALAÍN

/ 20 de Abril de 2007

Los esposos Villalaín, primeras autoridades mundiales en Medicina Legal, Tanatología Forense y Ciencias de la Criminalística, nos recibieron en el zócalo del edificio de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. La voz del Dr. Villalaín fuerte y clara nos anticipaba que “todo quedaría reducido a quince frascos de vidrio con tapa de corcho”. Han transcurrido veintiséis años desde entonces y, todavía, después de aquel largo y maravilloso periplo de estudios de postgrado conducentes hasta los grados académicos de Master y Doctor, los razonamientos de aquella excepcional pareja de expertos de policía científica y técnicas de exploración criminal continúan pareciéndonos progresivamente brillantes, indiscutibles, amén de juicios pioneros, anticipatorios en tanto parte del más serio discurso forense. “ Porque cuando un perito criminal – o de otro tipo – se enfrenta al campo del Derecho la primera comprensión es de total desconcierto, así nos ha pasado a nosotros en función de las muy diversas y a veces arbitrarias interpretaciones que los juristas dan a los conceptos científicos y técnico. Así sucede con las llevadas y traídas “voluntad”, “intención”, “ánimo”, por sólo citar términos en los que se basan caso a caso postulados fundamentales de la Justicia. No digamos cuando se manejan conceptos que entrañan enfermedades, anormalidades o disfunciones del psiquismo. Pero, nos desconcierta aún más el que estas arbitrarias y particulares intenciones se refieran a conceptos jurídicos y preceptos legales en que es curioso observar los juegos de palabras y los considerandos con que se buscan y rebuscan las vueltas y revueltas a preceptos que son claros, precisos y tajantes en cuanto a articulado de ley, código, constitución, etc. Siendo esto así, tantas veces, conceptos y valoraciones menos concretos, como son los periciales suelen distorsionarse hasta lo inverosímil, desalentando al perito, al técnico o al especialista que los maneja y pondera, quién ve atónito e impotente cómo cuidadosas valoraciones y delicadísimos experimentos traducidos en reglas de experiencia, supuestos de infinitas horas de trabajo y tensión son despreciados, marginados en función de sutiles interpretaciones sintéticas y de otros tipos más que discutibles.
Así, pues, ahora con tres décadas en la abogacía y experiencias académicas forenses en tribunales, docencia universitaria en Criminología, Criminalística, Victimología, Ciencias Penales, enseñanza directa Peritos Forenses e Investigadores Criminalísticos, Psicólogos, Sociólogos, Médicos, Asistentes Sociales, Antropólogos, Abogados y más, el discurso del Dr. Villalaín nos parece preocupantemente vigente.

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