Estudio de la UDLA: El terremoto a ojos de los niños

/ 15 de Febrero de 2011

ULDA-psicologia_MIO6280¿Cómo percibieron los niños el impacto del 27-F? ¿Qué aprendieron de las conductas de los adultos?  Ésas y otras interrogantes fueron dilucidadas a partir de dibujos de 73 niños, de seis a 12 años, que formaron parte de una investigación de las estudiantes de Psicología de la Universidad de Las Américas, sede Concepción,  Deborah Carrillo Olate y Sara Neria Tapia, durante el curso de Psicología Aplicada. En este trabajo fueron guiadas por el académico, director de carrera y magíster en Investigación Social y Desarrollo, Ps. Alexis Vielma Aguilera. Los menores pertenecen a distintos estratos socioeconómicos de las comunas de la provincia, especialmente en Talcahuano, Hualpén, San Pedro de la Paz y Concepción.
Alexis Vielma comenta que el dibujo es un medio de expresión válido que permite a los niños entregar información de sus vivencias emocionales y afectivas. Y agrega que uno de los principales resultados del estudio fue la posibilidad de reconocer los espacios de vulnerabilidad en que viven los menores según las características del entorno al que pertenecen.
“Aparecen más vulnerables quienes pertenecen a un estrato socioeconómico bajo. No sólo por las condición de pobreza que se le puede asociar a este grupo, sino por otros factores como la ubicación geográfica”, dice Vielma. Se trata de familias que viven en peligro inminente debido a la posibilidad de terremotos, tsunamis o miedo a los saqueos o violencia social. Otra conclusión es que a diferencia de sus pares de niveles sociales medios y altos, tienen una especie de sentido colectivo para enfrentar una situación de catástrofe de esta naturaleza. “Los dibujos son claros; en unos casos se ve a la familia extendida junto a sus vecinos inclusive, y en los otros a la familia nuclear (padres y hermanos) o a ellos solos con alguien cercano. Algunos sólo dibujaban la casa en buen estado”, enfatiza.

Independencia v/s protección

Los niños de niveles medios y altos mostraron mayor dependencia de la protección de sus padres en contraste con lo que ocurre con los menores de situación más vulnerable, quienes habrían evidenciado conductas de sobrevivencia más autónomas e incluso, tal como lo fueron relatando a los investigadores, colaborando en tareas como recolectar agua, ayuda doméstica o en la búsqueda de mascotas perdidas, como contó un pequeño que vivió la catástrofe en Talcahuano.
Los saqueos también aparecieron en los dibujos de los menores y una cantidad mínima participó en ellos llevados por sus padres. Algunos lo vieron como una actividad lúdica, que se justificaba en las informaciones circulantes de posible desabastecimiento. Si bien no parece un mayor cuestionamiento moral, hay un dibujo que llama la atención. En él aparece una niña junto a su abuelo afuera de un supermercado. “¿Por qué roban?”, pregunta ella; “No lo sé”, contesta él.
En general, todos los niños fueron capaces de percibir el apoyo social informal -emocional, informativo y de contención- de sus padres, familiares, amigos, vecinos y conocidos. No se encontraron resultados de apoyo social instrumental en ningún dibujo. Sólo una niña dibujó una red de apoyo formal (como instituciones formales: carabineros, bomberos, entre otros).

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