Felipe Cubillos, creador de “Desafío levantemos Chile”: “Si no levantamos el comercio, habrá una gran cesantía en la zona”

/ 23 de Septiembre de 2010

Era conocido como un empresario emergente que, en 2008, subió a su yate y obtuvo el segundo lugar en una regata que daba la vuelta al mundo. Tras el pasado terremoto y tsunami, su vida hizo un brusco giro de timón: los deportes y negocios fueron reemplazados por salidas a terreno, campañas para construir escuelas y reuniones con pescadores artesanales. Hoy, el creador de “Desafío levantemos Chile” advierte sobre la urgencia de apoyar a los pequeños comerciantes del litoral, y se queja por la burocracia y lentitud del aparato estatal para actuar. “Si no hacíamos nosotros el jardín de Coronel ¿quién lo iba a hacer?”, se pregunta.

cubillos-IMG_0169.jpgAcordamos juntarnos en el Café Torres, ubicado en pleno “Sanhattan”, el barrio yuppie por excelencia de la capital. Desde el comienzo su aspecto marca un contraste con el entorno: nada de ternos o ropas finas. Vestido de buzo y un cortaviento que luce el logo “Desafío levantemos Chile”, el empresario Felipe Cubillos Sigall (47) parece venir directamente de alguna asoleada playa de la Séptima u Octava regiones, sectores que desde marzo lo han llevado a un continuo peregrinaje en búsqueda de auspicios, capitales y gestión para instalar escuelas modulares, reparar botes o apoyar a los pequeños comerciantes, actual foco de actividades de su fundación “Desafío levantemos Chile”.
La historia es conocida: tras el terremoto, la primera decisión del hijo del ex canciller Hernán Cubillos fue donar los derechos de “Sueños de Alta Mar”, libro en el que contaba su experiencia atravesando el mundo en la regata “Portimao Global Ocean Race” de 2008, a bordo de su yate “Desafío Cabo de Hornos” y en la que obtuvo el segundo lugar (Cubillos es un consumado deportista náutico, ganador de numerosas torneos nacionales e internacionales en categoría Oceánica y Lightning). Tras considerar que era una ayuda insuficiente, el creador de empresas como Marina del Sur y Fundación Imagina decidió viajar en helicóptero hasta Iloca, para presenciar con sus propios ojos la devastación. La experiencia lo marcó de tal forma que hoy, a seis meses de la tragedia, aún consagra las 24 horas de su día en dirigir y gestionar las actividades de “Desafío levantemos Chile”, una labor manejada por un selecto equipo de empresarios amigos, y cuya gestión -descentralizada, en terreno, y comprometida- ha llamado la atención incluso de organizaciones internacionales, como la neozelandesa EQC.
-A fines de marzo de 2010, se habló que el objetivo de “Desafío levantemos Chile” era construir 60 escuelas modulares y ayudar a los pescadores artesanales de la VII y la VIII regiones para arreglar y construir botes ¿Cuál es su balance a la fecha?
-Ese número de escuelas que mencioné correspondía a la cifra que se entregó como catastro en los primeros días. Después resultó ser incorrecta, pero la cantidad de metros cuadrados que se necesitaban en ese minuto era lo que había que construir, y el Gobierno nos pidió que concentráramos “Desafío…” en las escuelas de la Séptima Región, y ya hemos construido veinte en beneficio de alrededor de 16 mil alumnos. Luego, ayudamos a los pescadores. Junto a ellos ya hemos reparado 450 botes, y nos tocó coordinar y gestionar recursos para la solución definitiva. Bueno, ahí no fue directamente a través nuestro, sino que a través de Antofagasta Minerals, en la Séptima Región, y El Abra y Candelaria (de Freeport Mac Moran) en la Octava Región, se gestaron $2.500 millones. Nosotros coordinamos ese esfuerzo, en el que el Gobierno puso un 25% de subsidio, el mundo privado más de un 50% -principalmente minería-, para otorgar un 25% de crédito a los pescadores. Hemos donado, no sé, 17 mil útiles escolares, carpas, zapatos.
-¿En qué actividades están hoy?
-Construyendo centros comunitarios que llamamos casa-club, que son lugares para que los niños puedan compartir, tener clases y estar seguros; inauguramos un jardín infantil en Coronel la semana pasada… yo te diría que seguimos con el mismo ritmo que partimos, con la misma pasión, con la misma determinación, porque, no sé, si no hacíamos nosotros el jardín de Coronel ¿quién lo iba a hacer? Y ahí es cuando te encuentras con la mamá que te lo agradece y resuelves volver a trabajar.
-Entre tanta carencia y necesidad ¿Cómo focalizan prioridades?
-Cuando llegué a Iloca me di cuenta que había problemas en todos lados: desde retirar los escombros a temas de salud, temas de pequeños comerciantes, pescadores, casas, o sea, estaba todo en problemas. Focalizamos y partimos por las escuelas, junto al jardín infantil son lo mismo, estamos por el resguardo del niño. Ahora estamos construyendo también un hogar de ancianos en Constitución (…) después vimos el tema de las casas y empezamos a trabajar con un grupo de abogados para que empezaran a ayudar a la gente con sus títulos de dominio; el primer caso se trabajó en Coelemu. Y ahora, finalmente, quisimos meternos en el comercio, ellos necesitan mucha ayuda. Estamos arreglando cinco restaurantes en Tumbes, más dos nuevos que estamos construyendo y proveyendo de infraestructura; o sea, en total se habilitarán siete. También estamos ayudando a los comerciantes de Talcahuano, a los de Dichato, en todos lados donde se necesite, porque, si no levantamos el comercio, habrá un nivel de cesantía muy grande en la zona.
-¿Y cómo ha sido el proceso, les han dado las facilidades?
-No ha sido fácil este tema, porque hay una discusión sobre los planos reguladores, si se va a permitir o no que la gente se instale en la orilla del mar, y han surgido ofertas para resolver el tema sin costo a los comerciantes, y yo creo que eso no va a pasar. La gente se ilusiona, y está esperando esa solución, y llevan seis meses esperando. Es gente que estaba acostumbrada a trabajar, a ganarse el pan de cada día, entonces ahí es donde necesitan un apoyo, y ahí es donde queremos participar, pero no ha sido fácil.
-La propia historia de cómo se inició “Desafío levantemos Chile” denuncia la burocracia: ustedes recibieron una donación para construir un colegio, la ofrecieron a la Municipalidad de Iloca, y los funcionarios les pidieron llenar una serie de papeles y permisos. Usted dijo en esa época “Si nos movemos al ritmo que se mueve el Estado no llegamos a puerto”…
-Eso fue en Constitución, hay un error en el artículo que escribió eso (…) Originalmente íbamos a hacer un hotel, pero nos dijeron que preferían una escuela a un hotel, así es que hicimos eso. Efectivamente no había tiempo para pedir permisos, simplemente pedimos al Ministerio que nos mandara un mail diciendo que podíamos construir un jardín infantil, una sala cuna o un colegio, y se hizo en función de eso. Nos saltamos la burocracia.
-Respecto de los pequeños comerciantes y propietarios -particularmente los vinculados al área turística- hay quienes advierten del peligro de que vuelvan a instalarse muy cerca del mar, ya que equivaldría a “tomar el lugar” que el agua ocupa en determinadas catástrofes naturales…
-¿Tú crees eso? ¿hablamos de un relleno? Con ese criterio, entonces no construyamos nada en la costa. Yo creo en la libertad. Creo que a las fuerzas de la naturaleza tú no les vas a ganar; pensar que uno puede tomar ciertas medidas para derrotar al mar, es una arrogancia. Yo creo que si el Estado quiere hacer algo realmente en ese frente, tiene que tener entonces un muy buen sistema de monitoreo, deberíamos ser los campeones mundiales en previsión de tsunamis por el riesgo de terremotos que tenemos. Y eso es un rol del Estado. Pero creer que el Estado puede resolver todos los problemas es muy arrogante. Estoy de acuerdo en poner los hospitales y los colegios detrás de la zona de riesgo, pero respecto a los restaurantes y todo ese comercio que vive del mar: si tú tienes un Estado que empieza a prohibirte eso, cuando es tu propia libertad… el Estado tiene la misión de cuidar a los niños, pero no a los adultos. Los adultos tienen la libertad para tomar sus propias decisiones. Entonces, la primera pregunta es filosófica. La segunda es práctica: al cabo de unos años -y creo que pasa en cualquier parte del mundo- los comerciantes se vuelven a instalar en un lugar. Eso es inevitable, y si vuelven sin permiso, van a ser construcciones muy irregulares, sin crédito, de muy mala calidad. Yo creo que pasa en cualquier parte del mundo, pasa en los volcanes, con los tsunamis, pasa en todos lados. Entonces, creo que es mejor sincerar la realidad, si esto es lo que va a pasar, mejor hagámoslo bien y que la gente esté advertida de que volverá a pasar.
-Usted ha citado el espíritu de emprendimiento individual -sin intervención estatal- que observó en los primeros meses de “Desafío…” ¿Cree sinceramente que esa actitud se mantendría en una situación que no fuera de emergencia?
-Mi tesis es de que estamos en crisis no desde el terremoto y maremoto, sino que, de alguna forma, esto derribó una muralla que no mostraba el Chile real, más pobre y más desigual. Entonces, yo más bien funcionaría bajo la lógica de que seguimos en crisis, y lo que creo que hay que fomentar fuertemente es fortalecer la sociedad civil. Y para eso hay que fomentar fórmulas tributarias, de incentivo, y que no simplemente el Estado tenga el monopolio de la solución de los problemas públicos.
-¿Qué iniciativas propondría usted para fortalecer a la sociedad civil?
-Mejorar la Ley de Donaciones, por ejemplo, la ley de donaciones generales, que las empresas y las personas pudiesen donar de una forma mucho más eficiente, con menos trabas. Tú no puedes disponer libremente de todo lo que donas, hay un porcentaje que se va a un fondo general, que no sabes en qué se ocupa, entonces, ese es un tremendo desincentivo al donante. En Chile la gente dona muy poco por esa razón, no es fácil donar en Chile, siendo que la sociedad chilena, yo creo, es muy solidaria, muy generosa.
-Respecto de las trabas para realizar diversos tipos de emprendimientos en Chile, usted ha sido partidario de “mutar de un modelo de control de procesos a uno de control de resultados”…
-Hay que partir confiando en la buena fe. Efectivamente, aquí se ha hecho mucho control de procesos, pero no demasiado control de resultados. Emprender aquí en Chile no es fácil; todo está muy regulado, es muy difícil. Entonces, un joven que quiere emprender, que es soñador, que va a dar oportunidades de trabajo, se puede enfrentar a 40 cosas que le piden y que le tomarán mucho tiempo, y generalmente no contará con la cantidad de permisos suficientes para llegar a puerto. De diez emprendimientos que se hacen, sólo dos llegan al primer año, entonces, ¿para qué les pedimos tanto requisito? ¿por qué no le pedimos eso después a los dos que sobrevivieron? Deberíamos decirles “esas son las leyes que deben cumplir, mi rol es fiscalizar”. Ese es un modelo que me gusta mucho más a mí.
-¿Cómo calificaría el accionar del actual Gobierno hasta ahora para controlar la emergencia del terremoto en la Octava y la Séptima regiones?
-Yo tengo esperanza de que el programa de vivienda funcione (…) pero no me metí en el tema de la pelea entre “Un techo para Chile” y el Gobierno. El tema del pequeño comerciante es el que más me preocupa a mí, es ahí donde, en conjunto con el Gobierno podemos trabajar para encontrar mecanismos y ayudarlos.
-¿Cómo se puede lograr ese objetivo en zonas que fueron muy castigadas y de pobreza endémica, como la Provincia de Arauco?
-Yo creo en la libertad, no creo en las soluciones desde arriba, creo en las soluciones en las que se escucha a la gente. Simplemente fomentar y permitir: miles de personas pensando libremente van a ir descubriendo (soluciones) mejores que el mal genio de las autoridades. Lo que ocurre es que siempre lo miran al revés, creen que las soluciones, por brillantes que sean, deben venir desde arriba, cuando en realidad surgen desde abajo. Yo creo que se debería crear un gran fondo de capital de riesgo que funcione de forma beneficiaria; que, independiente de la cuna donde ese joven emprendedor nació, si tiene un sueño, lo pueda llevar adelante. Porque eso va a convertir a esa persona en un ejemplo, y cuando tienes muchos ejemplos positivos, mucha más gente va a querer ser eso, y así vamos a echar andar de nuevo el aparato productivo nacional, fortaleciendo fuertemente la cultura del emprendimiento.

“Después de dar la vuelta al mundo, mi tiempo es prestado”

-El Presidente Piñera ha declarado que se terminó la emergencia del terremoto ¿está de acuerdo?
-No, yo creo que no. Y no es lo que diga yo, es por lo que veo, lo que ve cualquier persona que va a la zona. Es entendible que haya que construir, no sé, 100 mil casas que no se han construido, pero yo espero que se construyan rápido y bien, tengo mucha esperanza de eso. Se necesita urgente una solución al tema de la educación pública, esta sociedad es muy desigual y las bases de esa desigualdad, por un lado, están en la educación (…) yo creo que cualquier solución en educación más o menos en 20 ó 30 años va a mostrar resultados, entonces, ahí hay que tener una visión política de largo plazo, no vamos a tener resultados concretos en el corto plazo.
-Respecto del liderazgo, usted ha dicho: “echo de menos en el mundo actual a esos líderes que hacían lo que se debe hacer y decían lo que se debe decir, sin esperar resultados inmediatos en las encuestas. Me refiero a los que marcan un camino, no los que siguen a las masas” ¿El Presidente Piñera responde a este tipo de liderazgo?
-(Sonríe) Paso. No, no me voy a meter en ese tema, no quiero pelear con el Gobierno. Pero no me cites con esa cuestión, no. Ese comentario está hecho ocho meses antes del terremoto, cuando realicé la vuelta el mundo. A mí ese tipo de liderazgo me gusta, y es más un comentario general, no lo voy a discutir con el tema del Gobierno actual. Es malo gobernar para la encuestas, eso lo tengo claro, hay muchas cosas que hacer cuando uno es un líder que toma decisiones que no van a contar con el beneplácito de las encuestas. De eso se tratan los líderes.
-La sobre exposición de los últimos meses ha resaltado su carácter ejecutivo, eficiente y de servicio social ¿Se imagina postulando a la Presidencia de la República?
-No. Yo no tengo un plan, simplemente llegué un día a Iloca y dije “aquí se puede hacer algo” y desde ahí hemos seguido trabajando. No tengo ni tiempo para estar pensando qué viene mañana, esa es la verdad. Yo lo único que te puedo decir es que después de dar la vuelta al mundo, mi tiempo es prestado, y poder ayudar a la gente con lo que sé hacer, en buena hora. Pero, no tengo nada más, es que no me proyecto en nada. Yo ya cumplí mi gran sueño que fue correr la vuelta al mundo, y lo hice a los 47 años, así que, de aquí para adelante, mi tiempo es prestado.
-¿Cree en Dios?
-Buena pregunta. Yo te contestaría con algo que he escrito por ahí: “Creo que si actuamos haciendo el bien, podremos estar en la lista de espera, si el cielo existe; y si no existe, habremos tenido nuestro propio cielo en esta Tierra”. En el fondo, lo que digo yo es que, si tuviera certeza de la existencia de Dios ¿mi vida sería muy distinta a la que hago yo hoy? Si la respuesta es que no, entonces no es una pregunta de importancia. Yo no hago lo que hago por un tema de premio-castigo, o para ganarme el cielo. No funciono bajo esa lógica, sino porque está bien hacerlo, simplemente.
-¿Ve una relación entre la naturaleza y Dios?
-Mi punto es éste: a Dios me lo encontré en el Mar del Sur, bajo el paralelo 40, que es el más malo del mundo. Es una grandeza enorme el mar, la distancia. Y al final del día, si eres suficientemente humilde, y te reconoces limitado, en una de esas sobrevives, como nos pasó a nosotros. La gente se pregunta por qué hago esto. Lo que pasa es que, cuando la gente pregunta eso, se mete en el mundo de las razones, y la respuesta está en el mundo de las emociones. Saber que miles de niños pueden volver a su colegio y tienen su jardín infantil seguro, me llena de emoción, de haber contribuido a eso.

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