Gestión y competencias en mercados laborales competitivos

/ 22 de Septiembre de 2010

Carmen_Bonnefoy_(Columna).jpgLa actualidad del mercado laboral sigue planteando, hoy más que nunca, una creciente demanda por asegurar mayor calidad y eficiencia, así como una acentuada flexibilidad personal y organizacional, para adaptarse con rapidez a los cambios y dinamismo de un entorno impredecible.
Para hacer frente a las contingencias de esta nueva realidad ocupacional, los profesionales no sólo necesitan un cambio de paradigma, el cual se puede sintetizar en la incorporación de un enfoque de calidad en la planificación, control y mejoramiento de su gestión, sino que también autodirigir el desarrollo de lo que se ha denominado las competencias genéricas o de empleabilidad.
Se quiere relevar que ya no basta el dominio técnico, ni siquiera la experiencia acumulada, para asegurar posicionamiento y estabilidad como integrante de una organización. Agregar valor al desempeño profesional supone poner en ejercicio una serie de capacidades que nos distingan de nuestros pares y contribuyan a la efectividad y a la eficiencia colectiva. Algunas de ellas, por su importancia, son:
La creatividad e innovación, pues las respuestas mecanizadas y reiterativas ante problemas, aparentemente comunes, no consiguen los resultados esperados, en especial cuando hablamos de procesos psicosociales. Sólo a través de soluciones originales y pertinentes, fundadas en sólidos conocimientos teóricos y técnicos, pero asimilados en el crisol de la síntesis individual, es posible ser actores relevantes para los destinatarios de este quehacer.
En segundo término, es dable señalar las relaciones interpersonales y trabajo en equipo, en la medida que nadie puede pretender ser un ente aislado, que ejecuta sus tareas prescindiendo del resto, pues irremediablemente nos necesitamos unos a otros para cumplir con los objetivos grupales e individuales. Esta coordinación no es para nada sencilla y espontánea, sino que debe ser una labor que emprendamos con inteligencia y sinceridad, pues los desafíos que supone poner al servicio de los demás lo mejor de nosotros mismos y, a su vez, facilitar que los otros desplieguen su máximo potencial, requiere un proceso cotidiano cuidadoso y de alto grado de complejidad.
De manera complementaria a lo anterior, resulta clave un ejercicio de liderazgo y asertividad, que no sea sólo un acto de supervisión y administración de rutinas preestablecidas, sino que apunte a movilizar las energías que tanto el grupo como cada uno de sus integrantes requieren desplegar en momentos como los que vivimos. De manera específica, es fundamental fortalecer la asertividad, pues el enfrentamiento de los conflictos y la demarcación de las diferencias son esenciales para superar positivamente los naturales estados de bloqueo o inacción que situaciones de incertidumbre y riesgo, como las actuales, producen.
Por último, y no menos relevante, está la capacidad para trabajar bajo presión y automotivación, dado que en el tiempo presente, en que aumentan las exigencias, se restringen los recursos y se acrecienta la competitividad intra e inter organizacional, como una forma de viabilidad, nos encontramos más propensos a vernos afectados por grados crecientes de estrés laboral. Lo anterior demanda una mayor consciencia de autocuidado de la salud física y mental, y en particular, un ejercicio de renovación de la confianza en sí mismo y de la motivación intrínseca como factores protectores ante este tipo de escenarios, transitoriamente menos gratificantes.
A partir de esta realidad social y organizacional se evidencia, por tanto, que son las personas las que deben adaptarse a los cambios continuos y rápidos, a exigencias de desempeño cada vez más altas, según los requerimientos de incremento de la productividad, lo que permite dar mayor valor agregado a la organización, especialmente a través del desempeño de los sujetos, observado esto mediante sus competencias de empleabilidad y, en especial, de las competencias que son generadoras de transformaciones creativas y que contribuyen a dar sustentabilidad a cada una de las empresas e instituciones en que nos desarrollamos profesionalmente.
Dra. Carmen Bonnefoy Dibarrart
Decana de Facultad de Ciencias Sociales
Universidad San Sebastián

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
Teléfono: (41) 2861577.

SÍGUENOS EN NUESTRAS REDES SOCIALES