IGUALDAD DE OPORTUNIDADES

/ 25 de Enero de 2008

Eugenio Cantuarias Larrondo
Si la calidad de la educación básica y media de nuestro país se midiera por los resultados de la PSU, creo que debiéramos estar en duelo casi irrecuperable.
Algunas cifras para comprobar lo anterior: apenas el 1% de los egresados de liceos municipales y el 2% de los particulares subvencionados lograron más de 700 puntos. Sólo el 8% de los estudiantes pertenecientes a familias de bajos ingresos superó los 600 puntos. Por otra parte, de los 100 establecimientos de educación secundaria cuyos egresados obtuvieron, en promedio, los mayores puntajes, tres son municipales, dos particulares subvencionados y los restantes noventa y cinco particulares pagados.
Otros números confirman y hacen mayor el problema reseñado. De los cien establecimientos mencionados, 52 se encuentran en Santiago y 48 en regiones. Agréguese que hay varias regiones que no tienen colegios de ningún tipo en el ranking, como, el caso de las XV, I, III, XI y XII regiones.
¿Cómo estamos en nuestra Región del Bío Bío? De insuficiente para “malón”. Apenas nueve colegios entre los cien cuyos egresados tuvieron los mayores puntajes, todos particulares pagados. Cinco de ellos con menos de 30 alumnos rindiendo la PSU, lo que para muchos significa muestra poco representativa.
El mayor número de egresados que rindió la PSU lo tuvo, en la región del Bío Bío, el Liceo Alemán Verbo Divino de Los Angeles con 89 alumnos, cuyo promedio fue de 648,02 puntos. Ocupa el lugar 66 entre los mencionados 100 mejores y sube varias ubicaciones considerando el lugar 98 obtenido el 2006 y elevando su promedio de 636,0. Cerca de él los SSCC de Talcahuano -con el lugar 70- subió su promedio en 15 puntos y mejoró 44 puestos ya que había obtenido el 114 el año anterior. Los mejores lugares regionales fueron del Colegio Pinares (10 del ranking), el Arauco (21), Alianza Francesa (28), San Jorge de Laja (30) e Itahue (50).
Son innecesarios más datos para demostrar que en nuestro país hay una tremenda desigualdad de servicios educativos con definitivas y casi insalvables diferencias, configurando un grave problema de características sociales, económicas y éticas.
Es un problema social, porque todos sabemos que la educación es la mayor herramienta de movilidad social. Así lo entendemos todos, agregando además que, en tiempos de globalización e integración mundial, un país y su sociedad simplemente se quedan atrás en oportunidades para sus ciudadanos si éstos no pueden acompañar el desarrollo.
Es un problema económico, porque representa el despilfarro de miles de millones de pesos de los impuestos de los ciudadanos que, en lo referido a la educación pública y subvencionada, simplemente no dan la medida con resultados que son casi una burla para los jóvenes pertenecientes a las familias de menores ingresos. Finalmente es un gravísimo problema ético, porque no tiene sentido una sociedad que consagra las oportunidades para quienes tienen medios, y castiga y condena a quienes tiene por obligación moral respaldar, cobijar y proteger.
Puede parecer utópico y ridículo ante quienes hacen de la política y las responsabilidades públicas un mero juego de poder, pero llegó el minuto de las grandes alianzas por encima de las discrepancias ideológicas o políticas.
Sugiero comenzar con nuestra Región del Bío Bío en que Gobierno Regional, municipalidades, universidades, padres, apoderados y estudiantes logren en la tarea educacional acuerdos sencillos, conocidos, medibles y ejecutables para ofrecer “oportunidades de verdad”, de manera que los siguientes resultados de las pruebas de selección universitaria muestren mejores indicadores y tranquilicen las conciencias de quienes queremos la igualdad de oportunidades para todos los jóvenes chilenos.

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
Teléfono: (41) 2861577.

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