Los malos hábitos que arruinan el desayuno

/ 22 de Julio de 2016

vida sana-desayuno-9699199El refrán que aconseja desayunar como un rey, almorzar como un príncipe y cenar como un mendigo confirma la importancia que tiene la primera comida del día en una dieta equilibrada. Pese a que en muchas ocasiones se le considera “prescindible”, quienes lo hacen, sin pensarlo, están “boicoteando” su adecuada nutrición.

Saltarse el desayuno, por ejemplo, ya sea por falta de tiempo o como un recurso para adelgazar, provoca que durante el resto de la jornada una persona sienta la necesidad de comer más. Así también, dejar fuera los carbohidratos complejos y la fibra, que aportan vitamina B y minerales como el hierro, y favorecen la buena digestión al contener fibra dietética, hace que no se cuente con la energía que se requiere para rendir bien durante el día.

Otro mal hábito es no controlar los productos industriales que componen el desayuno de un importante número de personas, como los cereales envasados, masas dulces o galletas altas en grasas y calorías. Ese consumo en exceso eleva los niveles de glucosa en la sangre, que se convierte en grasa que el cuerpo acumula típicamente en las cadera y el abdomen.

Qué hacer entonces: lo recomendable es que el desayuno concentre el 30 por ciento del total de calorías de la jornada. Esta comida debe contener verduras y frutas, proteínas de alta calidad, carbohidratos complejos y grasas saludables como nueces o semillas.

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