En caso de cualquier intervención quirúrgica, los médicos recomiendan dejar de fumar al menos tres semanas antes de la operación, pues la nicotina altera el flujo sanguíneo, lo que puede ocasionar la muerte de tejidos por falta de oxígeno.
El problema es mayor si no se tiene este cuidado previo a una cirugía estética, ya que en dichas intervenciones generalmente se retira piel y, por lo tanto, se eliminan algunos vasos sanguíneos. Los que permanecen intactos, son los que deben asumir la responsabilidad de proporcionar oxígeno a la piel manipulada.
Si estos vasos están bajo el efecto de la nicotina, el flujo de sangre se ve alterado y provoca que llegue menos oxígeno a la piel, lo que podría ocasionar infecciones, muerte de células grasas (causando nódulos); cicatrización retardada de las heridas y, en los casos más graves, hasta accidentes cerebrovasculares, complicaciones cardiacas y problemas respiratorios.
No hay que olvidar entonces que si quieres que tus cambios estéticos sean lo más efectivos posibles, el mejor consejo es que te asegures de estar un buen tiempo sin fumar y ser responsable en cada paso recomendado por el cirujano después de la operación.