Muerte súbita en pacientes jóvenes: El gran desafío para la cardiología

/ 17 de Enero de 2010

corazonNo son más que antes, pero impactan como nunca. Los decesos de gente joven y saludable por fallas cardiacas conmueven y alertan a la comunidad. Es un desafío médico potente, ya que no hay cómo saber cuándo se presentará.
Todo indicaba que el nuevo año iba a ser alegre en la familia de Gabriel. Había pasado Navidad, el tercer cumpleaños de su hijo y se aprontaban a la fiesta del último día de 2009. Pero la madrugada del 30 de diciembre su corazón colapsó sin haber dado nunca antes señales de que algo andaba mal.
Jamás, en sus 27 años, él o su familia temieron un escenario así. Un hombre joven y sano no calza con el paciente que yace entubado, inconsciente y pálido en una Unidad de Paciente Crítico, esperando que las horas digan cuál va a ser la secuela de la “muerte súbita recuperada”, de la que pudo salir gracias a la acertada intervención de su esposa.
El 20 de diciembre, el cine se enlutó con la partida de Brittany Murphy, actriz de 32 años, cuya muerte aún se investiga. Preliminarmente fue un paro cardiaco que la fulminó, dejando atónitos a su familia, colegas y fans. Tampoco tenía antecedentes de patologías cardiovasculares y su deceso repentino caló tan hondo en la gente, como los episodios donde otros jóvenes, incluso niños, se desploman sin saber que estaban afectados por enfermedades al corazón que pasan inadvertidas. Algo les llevó a un paro cardíaco ocasionado por enfermedades subyacentes que los predisponían a arritmias ventriculares letales.
Las enfermedades cardiacas encabezan la lista de causas de muerte en el mundo. Sólo en Chile, según cifras entregadas por el Ministerio de Salud, cada año fallecen 24 mil personas por alguno de estos males.
En los últimos 20 años las enfermedades del aparato circulatorio han ido aumentando, porque cada vez existen más pacientes obesos, hipertensos o con el colesterol alto, pero el desafío de los médicos es diagnosticar, tratar y ayudar justamente a los que estando marginados de estos factores llegan a presentar un evento cardiaco que, en la mayoría de los casos, es irreversible.
“Cuando existe un paciente con todos estos males antes descritos, sabe que se tiene que cuidar, independiente que asuma ese cuidado o no. Es responsabilidad de cada uno. Los pacientes con riesgo y que no se cuidan tienen una alta probabilidad de desarrollar un accidente vascular. Pero también hay otro grupo de pacientes jóvenes que sin tener factores de riesgo desarrollan un evento cardiaco. Ellos son nuestro mayor desafío. Detectar cuáles son los riesgos en aquellas personas que no presentan todos estos antecedentes. Es verdad que siempre han existido casos, pero ahora están los estudios y la tecnología para contribuir a su salud”, explica el cardiólogo y electrofisiólogo Germán Arriagada.
El desconsuelo en la familia de Gabriel es total. Esperan en los pasillos. Su madre, Hilda Soto, se cruza de brazos, mira el techo y discretamente cuenta que a eso de las 5 de la madrugada, su nuera se dio cuenta que Gabriel no respiraba. Que atinó inmediatamente a llamar a la ambulancia. Que por suerte sabe algo de reanimación, pues trabaja en un centro de salud de Talcahuano y que eso permite a su hijo que, como sea, todavía se aferre a la vida. Están en las horas cruciales. Sólo después de dos días se sabría qué le depara. “No entiendo cómo pudo pasar, nadie en la familia ha padecido por problemas al corazón. Él, hasta ahora, era un niño sano, muy activo. No sabemos qué va a pasar, pero lo único que queremos es que viva, que nos den una esperanza de que puede mejorar”, explica Hilda.
La sicóloga Emilia Cabrera enfatiza que lo abrupto de ver enfermar o morir a un pariente en estas circunstancias trae efectos sicológicos en la familia, amigos, pero principalmente en el paciente que se sobrepuso a una falla vascular. “Es crudo, pues la pérdida se hace más fuerte, debido a que la sensación es que siempre tuvieron al lado a una persona sana y joven, conceptos que no se asocian con la muerte. Es un choque de emociones muy intensa, de incomprensión y desamparo. En el caso de los accidentes vasculares que no llegan a la muerte, o que están en su filo, los cercanos tienden a esperar que el enfermo quede con vida a cualquier costo, incluso, si eso significa estar postrados, inconscientes o con alguna otra secuela física o intelectual importante. Estas personas deben sostenerse con alguna ayuda profesional, ya que asumir una enfermedad así conlleva un gran sacrificio, a estados estresantes y la gran mayoría de las veces el enfermo nunca vuelve a ser como antes”. Por otra parte explica que los mismos pacientes afectados por accidentes vasculares deben ser apoyados, porque muchos quedan con sensación de culpabilidad o con estrés psicosocial que se puede generar al ser visto por los demás como alguien “inválido”.

Arritmia, no infarto

El doctor Arriagada puntualiza que lo que la gente conoce como ataque cardiaco es un infarto al corazón. “Los pacientes jóvenes que mueren habitualmente del corazón, no fallecen por un infarto, sino por una arritmia, por una fibrilación ventricular, que es una condición en que este órgano comienza a latir tan rápido (a unos 250 latidos por minuto) que colapsa. En el infarto, en cambio, se obstruye una arteria y eso hace que una sección del corazón se muera. Dependiendo de la magnitud del infarto se puede producir la muerte, cuando la porción afectada del órgano es muy grande. Si bien los dos mecanismos pueden llegar a la muerte, la vía es muy distinta”.
El facultativo acota que los síntomas de esta inesperada afección son  iguales para hombres y mujeres, pero en ellas son más atípicos. Además del dolor de pecho y adormecimiento del brazo izquierdo, en las mujeres se presenta, en ocasiones, con fuertes dolores de cabeza, de estómago y sensación de ahogo.
¿Hoy muere más gente joven sin factores de riesgo? Los especialistas concuerdan que no, que siempre se han registrado casos así de rápidos e impactantes. “No es algo nuevo en la medicina, pero se conoce más por un efecto de comunicación, pues es mucho más chocante ver a un deportista que cae desplomado en medio de un partido de fútbol o saber que un niño muere durante una clase de gimnasia”.
Por eso se insiste tanto en la prevención. En países como Italia se realizan un test obligatorio dirigido a casi seis millones de personas jóvenes cada año, de los cuales un amplio porcentaje deriva  en la toma de nuevos electrocardiogramas. “Los pacientes que tienen factores de riesgo tienen que ir al cardiólogo a hacerse electro cardiogramas, test de esfuerzo o algún examen que sea necesario. Los que aparentemente tienen un corazón normal, pero con antecedentes de familiares con estos problemas también deben chequearse, pues podría haber una condición hereditaria que alerte un escenario fatal”, enfatiza el doctor Arriagada.
La Electrofisiología cardiaca es la subespecialidad de la cardiología que se encarga de estudiar los problemas eléctricos del corazón, arritmias cardiacas y los marcapasos. Para revisar a estos pacientes existe el estudio electrofisiológico, electrocardiograma intracardiaco, en el que se introducen unos catéteres a través de la ingle hasta llegar al corazón. Con ello se estudia el problema, se detecta cuál es la alteración y eso puede tener dos soluciones. A través del mismo catéter se puede corregir el problema eléctrico o bien determinar la necesidad de implante de un dispositivo como un marcapaso o un desfibrilador, que detectan las arritmias y las tratan con los choques, como los que uno ve en las películas cuando se reanima a un paciente con  schoks externos.
El corazón se detuvo. Quien hizo una muerte súbita tuvo la suerte de que alguien estaba cerca y lo pudo reanimar. El paciente se muere, pero puede conseguirse que el corazón vuelva a latir con maniobras de resucitación. Por eso el estado clínico es muerte súbita recuperada. Eso le pasó a Gabriel, quien al cierre de esta revista se debatía por regresar a la consciencia. Fue trasladado a otra institución de salud y dormía, más profundamente que en esa madrugada del 30 de diciembre cuando se despedía el año y las cosas estaban para celebrar y abrazarse. Su familia aún espera por ese abrazo .

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