El joven violinista, de nutrida trayectoria musical, viene a Concepción para ser solista en el Tercer Concierto Sinfónico de la Orquesta de la Universidad de Concepción, a realizarse el 28 de mayo, en el Teatro UdeC.
Con sólo 16 años, Nathan Meltzer es ya reconocido por su talento en las esferas musicales de todo el mundo, gracias a su virtuosismo en la práctica del violín. Alumno de Itzhak Perlman y Li Lin en la Juilliard School, de Nueva York, a sus juveniles años ya ha tocado en el Teatro Gran Rex, de Buenos Aires, y en otras ciudades de Argentina, así como en Sao Paulo, Quebec, Tel Aviv, Viena y a lo largo y ancho de todo Estados Unidos. Su carrera incluye apariciones junto a la Indianapolis Symphony Orchestra, Pittsburgh Symphony Orchestra, Bloomington Symphony, Charlotte Civic Orchestra, Evansville Philharmonic y Muncie Symphony.
Nathan, quien inició su formación musical en un curso de orquesta para niños de segundo básico en Austria, se incorporó a los Violin Virtuosi de la Universidad de Indiana en 2011, ingresando dos años después al Programa de Música Perlman. A su corta edad ya ha tocado dos veces en la National Public Radio de Estados Unidos y, también en dos ocasiones, en el Carnegie Hall. Se ha presentado junto a grandes de la música como los violinistas Gilles Apap, David Chan, Augustin Hadelich y Mark O’Connor, además de la agrupación The Piano Guys, y recibió lecciones y participó en masterclasses con Joshua Bell, Pamela Frank y Jaime Laredo, entre otros.
Aún con esta envidiable carrera musical, Nathan muestra la sencillez propia de los “grandes”, y no duda en decir que está recién comenzando en la música y que no se considera un niño prodigio ni nada parecido. De hecho, se cataloga como un joven normal, que distribuye su tiempo entre su pasión por la música, con prácticas de violín a diario, sus amigos y familia y sus estudios secundarios, entre otras actividades. “Tengo muchos intereses, como el baloncesto y jugar al disco volador. Incluso me gusta matemáticas”, dice. Sin embargo, reconoce que, hoy por hoy, la mayoría de sus amigos son estudiantes de música. “Muchos creerán que paso las tardes encerrado en una sala de ensayo, pero no es así. Si esa fuera mi vida, me quedaría sin ganas para otra cosa (bromea). Pero me gusta la música, la amo, cuando conozco una nueva pieza, quiero mostrarla a alguien que comparta este interés. No tienes que amar la música para ser mi amigo, pero si no lo haces, conmigo como amigo, pronto lo harás”, ríe.
Cuenta que la primera vez que le presentaron un violín fue a los ocho años, en una clase de Música, en Viena, donde vivía en aquel entonces. “Me encantó. Viena es una ciudad de la música. Por la noche me dormía escuchando a un violinista que tocaba en un bar de vinos, bajo la ventana de mi habitación y, a veces, iba a escuchar a la Filarmónica de Viena, de pie, desde la parte trasera de la sala de conciertos”.
Tras seis años en Viena, su familiase mudó nuevamente a EE.UU., donde Nathan estudió en la Escuela de Música Jacobs, de la Universidad de Indiana. Fue de gira con otros estudiantes de violín a América del Sur y, luego, se presentó en el Carnegie Hall. Ahora vive en Nueva York, donde hace dos años comenzó a tocar como solista con orquestas profesionales. “Es asombroso el ver y oír a una orquesta completa detrás de uno, e interpretar música tal como el compositor la ideó”, señala.
Un sueño hecho realidad
En su primera visita a Chile, Nathan será solista en el Tercer Concierto Sinfónico, producido por Corcudec, que se realizará el 28 de mayo, a las 19 horas, en el Teatro UdeC, bajo la dirección del maestro David Navarro. Meltzer interpretará el Concierto para violín n° 1, de Niccolò Paganini, ocasión en que la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción también 
interpretará, de Felix Mendelssohn, Obertura Sueño de una noche de verano; de Enrique Soro, Andante appassionato, y de Wolfgang Amadeus Mozart, la Sinfonía n° 25.
Si bien Nathan -quien toca un violín italiano, fabricado por Johannes Pressenda, facilitado por la Jiulliard School- ha participado en numerosos festivales y academias, y ha ganado concursos para jóvenes solistas de la Duquesne University, la Muncie Symphony, el Ensemble 212 y la Adelphi Chamber Orchestra, cuenta que está maravillado de esta oportunidad. “Este Concierto incorpora un programa maravilloso. Me encanta la obertura de Mendelssohn y la sinfonía de Mozart, pero el Concierto n° 1 para violín, de Paganini, es todo un reto, aunque precioso, pues toma giros inesperados. El primer movimiento es esencialmente una obertura, con una amplia gama de temas que van y vienen muy rápidamente. La cadencia de Émile Sauret también es difícil, pero increíble: es mi parte favorita. El segundo movimiento es una hermosa aria, que, francamente, no suena realmente a Paganini. Y el tercer movimiento es un rondó muy divertido”, detalla.
Puntualiza que venir por primera vez a Chile para este Concierto es un sueño hecho realidad. Y que, si bien espera alcanzar a conocer algunos lugares emblemáticos de la ciudad, será una visita rápida pues debe prepararse para los exámenes finales cuando vuelva a Nueva York.