Nicolás Acuña: “Auguro un buen momento para la televisión y el cine chileno”

/ 23 de Noviembre de 2012

Es llamado por algunos medios como el director de televisión más exitoso del momento, tras el impacto generado por Los Archivos del Cardenal y El Reemplazante, la serie que habla sobre la crisis de la educación chilena a través de la mirada de un ejecutivo bursátil que se ve obligado a hacer clases en San Miguel. Como contrapunto al éxito masivo, por estos días también estrena Bahía Azul, su nuevo largometraje definido por él mismo como su “espacio de experimentación narrativa”. Es un director quitado de bulla que poco a poco ha logrado imponer sus propios términos en la industria audiovisual.


Esperamos a Nicolás Acuña en el centro cultural Espacio Infinito, instalado en una antiquísima casona del histórico barrio Brasil, en pleno centro de Santiago. El inmueble nos parece familiar y pronto advertimos por qué: fue la principal locación utilizada para Los Archivos del Cardenal, la serie con toques de género policial que TVN transmitió en el 2011, y que recreó algunos de los años más difíciles de la represión de la dictadura militar.
Dirigida por Nicolás Acuña y realizada por Promocine (su productora), la serie causó un alto impacto por su tratamiento crudo y sin filtros del tema de las violaciones a los derechos humanos durante el régimen de Augusto Pinochet. Con un elenco estelar encabezado por Benjamín Vicuña, Daniela Ramírez y Alejandro Trejo, las historias basadas en el trabajo de la Vicaría de la Solidaridad registraron un rating promedio de 11,7 puntos y arrasaron con cuatro galardones durante la entrega de premios Altazor de ese año, incluyendo mejor dirección.
Respecto de la segunda temporada de Los Archivos…, Acuña cuenta que entre mayo y junio del próximo año iniciarán las grabaciones, lo que determinaría su estreno, probablemente, para 2014. Para este efecto, la última premiación del Consejo Nacional de Televisión (CNTV) les asignó alrededor de $250 millones de pesos. También adelanta que la historia seguiría la línea cronológica -e histórica- de la temporada anterior, y que si bien existe el deseo de mantener al elenco original, ése es un tema aún sin confirmar. ”Estamos en eso, pues el canal está en plena negociación con los actores”, detalla.
Pero el joven realizador también tiene otros proyectos en carpeta para televisión. Uno de ellos es Sitiados, una serie histórica que transcurre a finales del siglo XVI, en pleno inicio de la conquista de Chile, y que se basa en un episodio real denominado El sitio de Villarrica.
La idea, original de Carmen Gloria López (de amplia trayectoria en Canal 13 y TVN), está concebida como una miniserie de seis capítulos, y surgió como un spin off de Algo habrán hecho (serie histórica-documental exhibida en 2011). La serie obtuvo $411 millones del CNTV en categoría de Co-Producción Internacional.
“Sitiados se ambienta en los primeros años de la Conquista, cuando el territorio del Biobío hacia el sur es recuperado por los mapuche. La trama central de la historia cuenta cómo estos españoles encerrados en el fuerte durante tres años intentan sobrevivir al sitio que les hacen los mapuche”, adelanta Acuña. La serie contará con un elenco internacional, y a cargo de las historias estarán los guionistas Luis Emilio Guzmán y Paula del Fierro (los mismos tras Los Archivos del Cardenal).
Por cierto, Acuña es también el director de El Reemplazante, otra apuesta que por estos días marca pauta en la TV abierta. Transmitida los lunes a las 23 horas por TVN, la historia gira en torno a un importante ejecutivo financiero (Carlos Valdivia, interpretado por Iván Álvarez de Araya) que se ve obligado a hacer clases en una escuela pública tras llevar a la quiebra a su empresa y perderlo todo.
Con referencias cinematográficas a películas como Entre los muros y clásicos tipo Al maestro con cariño, la apuesta enganchó desde el principio al público, registrando en cada capítulo cifras cercanas a los 16 puntos de rating. También ha dado que hablar en las redes sociales por el trasfondo de su historia, que apela directamente a la crisis educacional chilena y los sucesos del movimiento estudiantil del 2011.
Cuéntanos cómo nació la idea de realizar El Reemplazante, y cómo te involucraste tú en el proyecto.
Ésta es una idea original de Ignacio Arnold. Él se la presenta a TVN, y TVN a su vez busca a un director y a una productora, y me ofrecen este proyecto a mí con Cristian Jiménez, que es el otro director. Juntos empezamos a trabajar los guiones, a opinar, a darle forma, y nos parecía que lo que tenía la serie era un punto de partida muy atractivo, que es esta conversión de un ejecutivo en un profesor, nos parecía un punto de arranque para mostrar una realidad interesante. Es un tópico que ya se ha trabajado, pero que era interesante llevarlo acá a nuestra realidad.
¿Cuáles fueron las principales dificultades al momento de producir este proyecto? ¿Costó convencer a los ejecutivos del canal sobre una serie que incluye temas como el conflicto estudiantil, la delincuencia juvenil, el homosexualismo, etc?  
Aquí fue un poquito al revés. Bueno, Ignacio Arnold, que fue a quien se le ocurrió la idea, hace un proceso de investigación en un colegio de la zona sur de Santiago, y cuando nos presenta el proyecto, él, aparte de la idea, tenía mucho material de donde nutrirse, de donde inventar los personajes y sacar situaciones. Yo creo que el origen del proyecto es un poco eso, reflejar lo que está pasando hoy en los colegios más marginales de Santiago.
Se ha destacado bastante el “realismo” de esta serie ¿Cuáles fueron, a tu juicio, los factores claves que permitieron lograr ese objetivo?
Bueno, yo creo que la más importante es trabajar con cabros reales. Hicimos una mezcla entre actores y cabros que estaban en tercero y cuarto medio, junto a un taller de teatro de dos meses que lo hizo Fernando Gómez Rovira, que es un actor súper talentoso. Sin duda fue eso, y también el estar trabajando y grabando en un colegio que estaba funcionando; entonces, la realidad no la tenías que ir a buscar a la tele, la tenías ahí todos los días mientras grababas. Yo creo que esas decisiones fueron acertadas. Y la incorporación de guionistas que conocían el mundo popular como Pablo Paredes y Enrique Videla. Los dos le dieron mucha verdad y mucho contenido a la historia.
Justamente, usar locaciones reales y actores no profesionales recordó a más de un estudioso del cine las técnicas del realismo italiano ¿tomaron esas referencias o sólo fue una coincidencia?
No, pero es verdad que trabajamos mucho con lo que teníamos. Sacamos la cámara al barrio, y trabajamos con la gente que estaba ahí. Usamos los recreos reales. Tenía algo de neorrealismo. Y, básicamente, era para poder darle un sustrato de realidad y de contenidos, porque estábamos tratando con un tema que estaba muy sensible; entonces, no puedes llegar ni a chamullar, ni a que los personajes fueran muy inverosímiles, porque nos iba a llegar de vuelta un mazazo. Los actores que decidimos usar son cabros muy nuevos y muy poco conocidos; en general ellos aportaron mucho a la serie, también, su mirada, su conocimiento estaba mucho más cerca que el mío del mundo escolar.
De todas formas, la marginalidad es un tema que habías tratado varias veces en tu trabajo…
Sí, pero con una mirada distinta, como hiperrealista, desde otro lugar. Paraíso B era medio en coqueteo con el género, como un thriller romántico. Ahí no estábamos buscando realidad, estábamos buscando género.
Un espectador a través de un conocido portal de noticias criticó la realidad docente que se muestra en la serie, preguntando, por ejemplo, en qué momento Carlos Valdivia, el profesor reemplazante, planifica su clase. “¿Qué Dirección de Educación Municipal del país acepta a un profesor que sin siquiera serlo, además tiene antecedentes penales? Porque así como va, es súper fácil”, escribió ¿Lo ves así? ¿Se simplificó mucho la rutina verdadera de un profesor?  
Es que depende qué es o qué estás buscando cuando estás mirando una serie. Muchas veces, en función de que la trama avance, uno toma ciertas licencias, porque si no el resultado dramático es aburrido, tedioso. El gran desafío de los primeros capítulos fue instalar la serie, entonces si tú pierdes mucho tiempo en instalar este profesor ahí, el resultado que uno obtiene no es el mejor. Efectivamente es un pie forzado que el tipo haya estado preso, pero a nosotros nos lo hace más atractivo aún; más que un problema, nos parece más interesante tener a este profesor que era un súper Wall Street chileno salido de la cárcel y metido en Pedro Aguirre Cerda, nos daba material para poder generar tramas interesantes. Y lo otro, el tema de continuidad,… sí, lo que pasa es que cuando uno edita la serie, el tema de la continuidad pasa un poco a un segundo plano, muchas veces en función del ritmo. Además, cuando tú te enfrentas a la edición nace una nueva serie, que no necesariamente es la que estaba en el guión, y ahí a veces hay que sacrificar escenas, lo que evidentemente puede tener un costo en gente que puede leer estos detalles que me estás comentando. Pero si tú no tomas esas decisiones le estás haciendo un flaco favor a la serie.
Ese espectador -que probablemente sea profesor- termina diciendo “valdría la pena mencionar un poco la realidad de sus profesores ante un sistema que exige mucho, pero permite poco”…
Pero es que básicamente esto es una serie que no habla sobre el mundo del profesor; lo que está haciendo es una oportunidad para ver un mundo, que en este caso es el mundo de los estudiantes, a través de una persona muy ajena, muy distante a ellos.
Da la impresión -por la evolución de personaje de Carlos Valdivia- que el mensaje de la serie fuese que la verdadera vocación de un profesor -con o sin título- puede marcar la diferencia en la crisis de la educación que se vive en los colegios subvencionados y públicos.
Sí, puede ser, pero no somos tan ideológicos cuando creamos una serie. Los personajes sí tienen su ideología y las contrarrestamos, entonces, la idea es que sirva como un material de discusión. Pero (en el caso de Carlos Valdivia) él es un pretexto para poder entrar a este mundo.  Ahora, efectivamente lo que nosotros queremos es un personaje que, a pesar de que es un antihéroe, que tiene un montón de defectos, finalmente se puede comprometer con los cabros, y efectivamente ahí puede estar esa lectura; que cuando alguien se compromete en algo, efectivamente puede ayudar desde otro lugar. Porque él tiene pasión: esa misma pasión que ponía para ganar plata, que ahora la ponga en otro lugar. Esa es como la tesis.

“Los Archivos… fue una serie importante para el país”

¿Qué significó para ti en lo personal la experiencia de hacer una serie tan exitosa como Los Archivos del Cardenal?  
Efectivamente, hay un antes y un después de Los Archivos… Creo que es una serie que tenía muchos méritos: el tema que tocábamos, cómo lo tocamos, la capacidad de interpretación que lograron los actores… yo creo que es una serie que fue importante para el país. Siento que independientemente de las audiencias que haya tenido, era importante que el tema de las violaciones de los derechos humanos se ganaran ese espacio en la televisión, que lo tenían en el cine, en los documentales, en el teatro, pero en la tele abierta, así, común y silvestre, no lo habían abordado nunca. Creo que generamos un producto que no había con esta temática: hacer un policial sobre las violaciones a los derechos humanos era jugado. Ahí generamos una marca importante.
¿Te sientes el director de tv más exitoso del momento, como te ha definido la prensa?
No, yo creo que suena un poco a un lugar común, pero efectivamente las series, el cine, son trabajos súper colectivos. Yo lo que hago es que trabajo hace mucho tiempo con la misma gente, armo buenos equipos de trabajo. He logrado aprender este oficio porque llevo muchos años haciéndolo, más de diez años haciendo series de ficción y hemos logrado ir mejorando. Y las críticas que plantea la gente me parecen súper atendibles, digamos, siento que hay mucho por mejorar. Nosotros tratamos de hacer series con mucha calidad, pero todavía los presupuestos que tenemos son pequeños en relación con nuestros pares que hacen ficción en otras partes del mundo, y grabamos en periodos bastantes cortos: hacemos casi una hora de televisión en una semana.
¿Qué falta para desarrollar más la industria de la ficción en la tv abierta chilena?¿Más incentivos? ¿Más conciencia o voluntad de los ejecutivos de los canales? ¿Mejores productos? ¿Mayores recursos para investigación de la historia?
Bueno, lo que hace el CNTV es fundamental, sin ellos no hay El Reemplazante, Los 80, no hay Solita Camino, (los canales) no están ni ahí. Yo creo que ése ha sido un tema muy importante para que el nivel de las series haya ido aumentando. La participación de CORFO en el desarrollo de proyectos también es importante, que te financien la primera parte, la investigación, guión. Yo auguro un buen momento en la televisión y el cine chileno, creo que ambos están pasando por un momento importante (…) Ahora esperamos seguir compitiéndole a la teleserie, que es un producto muy consumido, que tiene tomados muchos horarios, pero en la medida que sigamos haciendo series que le interesen a la gente, que tengan buenas audiencias, vamos a tener una oportunidad. (En El Reemplazante) efectivamente nos ha seguido un público que es súper fiel. Me pasó lo mismo con Los Archivos…: nosotros generamos cierto tipo de productos que generan mucha fidelidad en el espectador. Entonces, ahora tuvimos el mismo rating partiendo a las once o a las doce de la noche. Eso es súper loco, porque es gente que está súper enganchada y comprometida, lo que es muy importante para nosotros.
Este año ha sido considerado histórico para el cine chileno, por la cantidad de películas estrenadas y las cifras de taquilla ¿Compartes esta visión?
Yo creo que sí, sin duda. Si te ves, en este momento hay once películas chilenas en cartelera. Claramente es una realidad súper promisoria.
Pero también hubo una cantidad semejante de estrenos en 2000, cuando se inició el acuerdo CORFO-Fondart de fomento al audiovisual ¿Sientes que ha habido avances de fondo desde entonces en el desarrollo de la industria?  
Hay muchos cabros jóvenes haciendo películas que son súper exitosas, que van a festivales. Creo que el cine chileno nunca había ganado tantos festivales como en los últimos dos años. Y por otro lado, tienes que una película chilena (Kramer v/s Kramer) sea la película más vista en la historia del cine en Chile. Eso me parece súper interesante, que de alguna manera es el triunfo de la televisión sobre el cine (ríe), porque la película más vista tiene que ver con un personaje de televisión.

Bahía azul

Estrenada a fines de octubre, esta nueva película de Nicolás Acuña es definida como una obra dramática y de suspenso. Cuenta la historia de Martín, un adolescente de 18 años que llega hasta la aislada casa de su madre en la playa para reencontrarse con ella y huir de un pasado tortuoso con su padre y hermana. Para el director, las pretensiones de este trabajo, más que industriales, apuntan a una realización personal.
“De alguna manera es un reencuentro con un trabajo más amateur, en el sentido de que no hay grandes empresas ni capitales involucrados; más bien se trata de recuperar un espacio de experimentación narrativa que en proyectos más industriales es más difícil de lograr”, sostiene. “Estoy muy contento de haber podido terminar este proyecto después de mucho tiempo, tres años, y nada, que la película vaya a Zara y tenga buena crítica es muy reconfortante, sobre todo para un equipo amigo que es la gente con la trabajé durante tantos años”, reflexiona.
Bahía Azul es el cuarto largometraje de Nicolás Acuña, tras Cielo Ciego (1998), Paraíso B (2002) y Rojo la película (2006), y cuenta con las actuaciones de María Izquierdo, Antonio Campos, Carmen Gloria Bresky, Marcial Tagle, Catalina Saavedra y Mariana Loyola, entre otros.

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