Ossandón hasta bastante más

/ 22 de Julio de 2016
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Mario Ríos Santander.

Esto de que “dime con quién andas y te diré quién eres” se ha transformado en una suerte de doctrina política-electoral.

Muchas voces ubican la próxima contienda presidencial a partir de un lugar común: el centro. Será de centro izquierda o centro derecha. El centro se trasforma en una suerte de Olimpo de la verdad.

La Nueva Mayoría, repleta de vaivenes complejos y dramáticos, hace volver los ojos a la Concertación, coalición política francamente exitosa y de un prestigio internacional fuera de toda discusión. De ahí su proclamación de centro izquierda. Ya veremos cómo se deshace del PC. Al frente, la ya conocida centro derecha que, en esta ocasión, llevará dos exponentes en la primera línea, Ossandón y Piñera, con personalidades definidas, ajeno uno del otro. Al frente, el más robusto político de los último años, Ricardo Lagos.

Estaremos frente a una opción electoral del más alto nivel. El tema es que el escándalo y las inmoralidades que han azotado el mundo político son de tal dimensión (hay que recordar que Carlos Ibáñez, que levantó una escoba para “barrer la corrupción pública”, fue elegido en un ambiente de coimas y corrupción, semejante al actual, sólo que, en esa oportunidad, el Partido Radical cargó con todo ese desprestigio, culminando años después, con cinco diputados de 40 que elegía), que esto de “dime con quién andas y te diré quién eres” será el punto principal de la opción ciudadana.

Y éste es el problema de Piñera y Lagos. Ambos, con una mochila de personajes que han caído en desprestigio profundo, verán arrebatada su opción si no se desprenden de ella.

¿Qué hacer? Bueno, bajar a como dé lugar a mucha gente. Esto de que Ossandón llega a la contienda limpio y con una personalidad que le permitirá, eventualmente, gobernar un país difícil de dirigir como el actual Chile, causa mucha inquietud. A Piñera, con buena parte de sus “estrellas” en la justicia y Lagos, igual, con el agregado que se suman acciones inmorales laborales y previsionales, en extremo delicadas, sin duda que se les complica este asunto electoral.

¿Serán capaces de sacarse la mochila? O, mejor aún, ¿estarán dispuestos estos actores, que estuvieron por años en la primera línea, a pasar a una suerte de “clandestinidad”? Ésa es la cuestión. Será difícil dejarlos callados. Basta ver a los actores actuales cuestionados severamente, que no logran quedarse en silencio. Si no son ellos directamente, lo hacen en su representación otras personas cercanas.

Por otro lado, el partido político. Todas las encuestas lo ubican, junto al Poder Judicial y al Parlamento, en el último lugar de aprobación ciudadana. Piñera y Lagos saben que no son bases sólidas. ¿Qué hacer? Ossandón ya lo resolvió, “quiero mucho a RN, pero no lo encuentro capaz de posicionarse en este ambiente enrarecido”. Por ello se fue, se quedó sin mochila, y aunque puede quedar solo, su opción, al menos por ahora, crece en medio de tanta inmoralidad.

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