Patricio Kuhn Artigues y el parto de la sucesión: (…) Y terminó sentado en el sillón de la señora ex alcaldesa

/ 28 de Abril de 2010

alcalde-conce-3Un día después de jurar, habló con NOS. Y tal como su vida cambió con la muerte de sus padres en 1976, cuando debió hacerse cargo de sus hermanos y del taller de reparaciones de autos para vivir, tras el terremoto del 27-F siente que no hay vuelta atrás para él. Tampoco para los penquistas. Por el bien de Concepción, pide mirar adelante e insta a los mejores a sumarse a la reconstrucción.
Cincuenta y cuatro años, dos carreras universitarias inconclusas, un divorcio y un emparejamiento, dos hijos, y unas ganas tremendas de hacer bien las cosas tiene este alcalde UDI de Concepción que estará en el sillón alcaldicio hasta 2012.
Juró el 7 de abril, en el terremoteado Salón de Honor de la Municipalidad que luce plásticos en vez de vidrios en sus ventanales, y en esta entrevista repasa su polémica elección que lo catapultó de desconocido concejal 2008, con sólo 631 votos (0,68% de la votación), a alcalde 2010 de la segunda ciudad más importante del país y sus planes por restituirla a su sitial. Le va a costar, admite, pero confía en sus capacidades y en su ojo clínico de 25 años en el mercado de los seguros que tiene a sus clientes de ayer cobrando el 100% de sus bienes asegurados. Ha empezado a extrañar su independencia, dice, aunque ya se ha rendido a “las complejidades del cargo”.
Patricio Kuhn Artigues es católico, sobrino de la ex conductora de canal 5 TV, Lucy Kuhn, y para molestarla le dice tía. En rigor lo es, pero aclara que esa hermana menor de su fallecido padre, Roberto Kuhn Alcayaga, “es mucho menor que yo”.

Los bigotes del duelo

En las aguas heladas y profundas de la laguna Icalma, Novena Región, donde nace el Bíobío, perdió en 1976 a sus padres Roberto y Maruja. Nunca hallaron sus cuerpos, sólo el bote a velas que tripulaban. Su progenitor amaba la aventura y las excursiones.
Es el segundo de tres hermanos, y decidió encargarse del negocio de la familia, un taller de reparaciones de autos que administró durante 6 años. Por entonces, Richard, el mayor, cursaba Ingeniería Comercial, y Verónica, hoy madre de 8 niños, estaba en el colegio. Después de que sus hermanos terminaron de estudiar, vendió el taller y se fue a Santiago, a una sociedad de corredores de seguros.
“Fue duro, pero al final de cuentas creo que no lo hicimos mal”, reflexiona.
Desde que sus padres fallecieron se dejó bigotes y nunca más se los sacó. Sus fans, aparte de encontrarlo “caballerito”, celebran sus mostachos y agregan que lucía mejor sin barba. Fue gerente de La Posada y como capitán de golf organizaba los torneos (abiertos) internacionales. Uno de sus amigos, el doctor Alejandro Marty Ciocca, que lo conoce desde el colegio -Saint John’s y SS.CC- asegura que está “pintado” para el cargo, le valora su trabajo en equipo, su amistad, y ser su mejor adversario en el golf. “Cada vez que las articulaciones nos dejan, jugamos un partido”.
Una “seda” le reconoce ser Jéssica Silva Vicencio, su ex secretaria por 13 años. Y agrega: “Es cariñoso, tranquilo, relajado. Era el primero en llegar a su trabajo”.
Pero en el Concejo “nunca le conocí opinión propia”, asegura a su vez el concejal UDI, Patricio Lynch, que se sumó “a disgusto” a la mayoría con su voto, y en la Web, en alusión al bajísimo perfil político del nuevo alcalde, alguien escribió. “Nunca había visto o leído algo de este wn”. Y a él, comentarios como ése o ser un “apollerado” de la hoy intendenta Jacqueline van Rysselberghe ni le inmutan.
En general, dice tener buen genio, pero le enoja la mezquindad de la gente que impide avanzar en cosas importantes como está tratando de resolver con Concepción.
– Usted ha dicho que ser alcalde con esa votación es una paradoja de la vida ¿qué otra paradoja ha vivido?
-Bueno, a los 19 años me quedé solo con mis hermanos. Mis padres fallecieron en 1976, y me acuerdo haber pensado lo mismo que a partir del terremoto del 27-F. Mi vida cambió, no hay vuelta atrás. Es justo lo que ahora tengo que hacer: no mirar atrás, no pensar en lo que perdí, en lo que estoy sacrificando, sino en lo que viene por delante, en lo que tengo que hacer hoy y concentrarme en eso.
-¿Cómo le ha cambiado la vida? Se siente apremiado, afectado ¿o no?
-El cambio es muy fuerte. En mi vida privada era dueño de mi tiempo. Tengo que pasar por un periodo en que tengo que ajustar muchas cosas. Siento una responsabilidad muy grande sobre mis hombros, pero confío en mis medios y en los equipos que me acompañan. Si hay algo que tengo como fortaleza, es mi experiencia de haber trabajado antes en equipo y bajo presión, muchas veces.
-¿Bajo presión en qué áreas?
– En eventos deportivos, juntas de vecinos, y en mis labores como empresario me ha tocado estar en situaciones apremiantes.
-¿Y se siente preparado para esta carrera política? ¿Cree que va a llegar hasta el final o podría sucumbir a medio camino?
– No. Más que como carrera política, lo veo como una misión, como un desafío. La parte política no tiene mucho espacio, sobre todo en la primera etapa. Estamos viviendo una situación de suma emergencia y hay que buscar soluciones y recursos. La real batalla que tengo por delante es hallar los recursos para solucionar problemas de la población. Los problemas son múltiples, pero hay que enfocarse. Lo que uno esperaría de su autoridad es que gestione soluciones, entregue información para saber a qué atenernos como ciudadanos, saber a dónde va.
-Los penquistas esperan o quieren una autoridad que sea firme, que se ponga los pantalones frente al nivel central y tome decisiones. ¿Usted está dispuesto a hacerlo para reconstruir Concepción sin que su antecesora le haga sombra?
– Absolutamente. Incluso lo hemos hablado. Ella está absorta en sus actividades actuales. Hemos pensado que la real ventaja de nuestra buena comunicación es a favor de la ciudad de Concepción. Si no estuviera dispuesto a asumir estas responsabilidades, no habría aceptado la proposición del Concejo para suceder a la alcaldesa. Nos hemos manifestado mutuo respeto en los espacios y en los cargos. Estoy seguro que así va a ser; ella no va a querer manejar la Municipalidad.

Clase media, con una espina en el corazón

-Usted pertenece al círculo de los pocos penquistas que pueden pagar $7 millones para ser parte de un club como La Posada. ¿A qué sectores de la ciudad se va a enfocar? ¿Será un alcalde de elite?
– Para nada. Pero quiero corregir algo, si bien es cierto que ser socio del club La Posada cuesta 3 millones de pesos (valor en promoción hoy), yo gasté cero pesos porque mi padre era socio. Heredé sus acciones y entré por derecho propio. La mensualidad me cuesta 4 UF. Hace muchos años que yo no tengo ese dinero como para haber ingresado. En todo caso, yo me voy a dirigir a todos los penquistas, especialmente a los que más necesitan. A los más pobres y también a la clase media. Hoy, por ejemplo, la clase media es la gran masa afectada por el terremoto. Han perdido casa, departamento, trabajo, están con problemas de conectividad, porque los tacos nos afectan a todos. Nuestra gente también tiene pena, todos estamos con una espina en el corazón, porque vemos a nuestra ciudad destruida, y porque es un tema largo de solucionar.
-Es gente que también habría esperado que el departamento de obras municipales actuara más celosamente en la recepción de edificios hoy partidos o derrumbados ¿No fueron lo suficientemente estrictos con estas construcciones en altura?
-Puede ser que la norma sísmica actual esté baja. Se va a revisar. Pero el departamento de obras municipales, por ley, no actúa directamente. Existen revisores externos contratados por las propias inmobiliarias. Ellos certifican el cumplimiento de las especificaciones desde la calidad de suelo hasta la edificación. Todo está bajo la revisión de estos entes controladores.
-La gente que ha perdido años de esfuerzo está hoy en un tira y afloja con los bancos, con las inmobiliarias sin tener dónde vivir. ¿Cómo les responde la autoridad?
-Obviamente cada caso va a ser objeto de investigación para determinar si se cumplieron las normas o no. Si fue la magnitud del sismo, falla del suelo o la mala construcción la causa del colapso es lo que va a tener que determinarse. Los culpables tendrán que responder. No tengo respuesta para saber qué pasó en cada caso, pero dentro de las nuevas normativas que se hagan, los seguros obligatorios -lo pienso como hombre de seguros- deben estar incorporados, al igual como el de los autos.
En el caso de los edificios, la idea es tener un seguro obligatorio de catástrofe. No es posible que dentro de un edificio donde viven 100 personas, la mitad lo tenga y la otra no. Los que tienen seguros están perjudicados y no pueden intentar la reconstrucción, ni siquiera la demolición. Los costos de demolición, los valores de lucro cesante y la pérdida de arriendo también pueden ser cubiertos por una póliza de seguro. En países desarrollados eso ya está y nosotros no lo tenemos incorporados como obligatorio. Ni siquiera los administradores de un edificio, que tienen la obligación de tomar una póliza, lo tienen. Es absurdo.
– Los desvíos de tránsito han dejado a la vista barrios antiguos de Concepción -Pedro del Río Zañartu y Lorenzo Arenas- bien a mal traer, con escombros en las veredas, hoyos, y calles con adoquines ¿Hay o va a haber un avance de esos sectores?
-Absolutamente. Le dimos prioridad de despeje a las calles de tránsito de la locomoción colectiva. Nos hemos concentrado en eso para que la gente se pueda movilizar, funcione el comercio y a partir de ahí, ir normalizando todo. Hasta el viernes (2 de abril) se habían removido 36 mil m3 (3. 600 camionadas) de escombros con recursos municipales. Cada uno es responsable de demoler y retirar escombros de su casa. Eso es lo legal. La Municipalidad se aviene al despeje de vías públicas, de frontis a punto de desplomarse que ponen en riesgo la seguridad pública. Todos los barrios deben recibir ayuda para normalizar su propio funcionamiento. Hasta ahora hemos gastado $ 180 millones (informe Alfa). Y dictado más de 2 mil decretos de demolición. Hay 56 edificios con daños estructurales graves.
-En concreto, ¿cuáles son sus planes para la clase media?
– Están los planes del gobierno central (nuevo programa de reconstrucción sería anunciado el viernes 16 de abril por el Presidente Piñera en Concepción), y por lo menos tenemos la tranquilidad de que las platas están. Hay varias etapas de entrega de subsidios aparte de los normales en curso. Están ahí con plazos ya definidos y a partir de hoy (7 de abril) ya se activaron los departamentos que tienen que preocuparse de este tema. Hay tres categorías, subsidio para construcción, reconstrucción y reparaciones.
Para pensar en la reconstrucción, ya se reunió el directorio urbano (concejo comunal, directores de servicios, universidades, colegio de arquitectos, intendencia y gobernación). Es una instancia que tiene que formarse en varias áreas para aunar la participación de “gente buena”, de los más capaces de la ciudad para opinar y formar comisiones de trabajo.
El Presidente dijo que lo íbamos a hacer mejor de lo que se estaba haciendo. Yo lo entiendo también en un sentido en que hay que estar preparado para el próximo evento que tengamos. Vivimos en un país sísmico y me parece necesario conjugar y escuchar a todos los que tienen algo que decir aquí. Nos reuniremos el 15 de abril en la Municipalidad.
-¿Conclusiones que se esperan de los intelectuales de Concepción?
– Dos cerebros piensan más que uno. Si son de personas con experiencia y voluntad de ayudar en este gran proyecto de reconstrucción, se va a enriquecer mucho el resultado. Queremos incorporar a las personas más importantes, influyentes, con conocimientos y sé que hay mucho interés. Organizar a los expertos es clave para obtener mejores resultados.

Un hombre de seguros

Patricio Kuhn ha trabajado 25 años en el mercado de los seguros. Le atrae, dice, esa mezcla de leyes y números, pero más el trato personal con sus clientes que han terminado siendo sus amigos.
-¿Qué le atrae de este mundo que se ve tan complicado desde afuera?
– Es muy gratificante. A través del tiempo uno reúne experiencia y al final la relación termina siendo muy rica. Muchos de mis clientes están hoy afectados por los sismos y estamos reclamando -mis socios ahora, porque el cargo me lo impide- sus seguros. Como corredor, asisto y recomiendo y en caso de siniestro, ayudo a mis clientes.
-Gracias a su visión, algunas personas que contrataron seguros con usted hoy no lo están pasando tan mal con el terremoto. ¿Eso es?
-No sé si gracias a mi visión. Son productos que existen en el mercado. Sí, con mi buena asesoría espero que la recuperación de la deuda sea del 100%. Ojalá.
-¿Tiene buen ojo para los negocios, entonces?
-Puede ser. Más que nada es un tema de responsabilidad. Soy responsable desde el momento en que mis clientes confían en mí para poder proteger sus bienes, es un acto de responsabilidad absoluta de buscar todas las herramientas que permitan que eso se lleve a cabo. Es como cualquier profesional, como un médico, por ejemplo, con sus pacientes.
-¿Y su cartera es amplia?
– Sí, claro. La tengo desde hace 20 años.
-¿No va a echar de menos esto?
– Ya lo echo mucho de menos.
– ¿Cuándo supo que iba a ser el alcalde de Concepción?
-El día de la elección. Obviamente hubo muchas conversas previas, pero no teníamos el antecedente real de qué iba a pasar en el Concejo. Los concejales me manifestaron su opción de votar en conciencia y así lo hicieron.
– Las imágenes de la elección lo muestran un tanto compungido ¿Qué pasó por su cabeza?
– El cambio total que venía. Era una posibilidad cercana, pero en el momento que se da, pensé en la gran responsabilidad que me cae encima, en lo difícil que puede llegar a ser, pero también en lo hermoso que es o puede ser. Es una posibilidad de vida que pocos tienen y no tengo más que asumirla con las mayores ganas posibles.
-¿A usted le gusta el poder entonces?
-Nunca estuve enfocado a eso. Soy una persona sencilla, con mucho amor propio por las cosas que hago, me gusta hacer las cosas bien. Acepto la crítica cuando viene bien.
-En el ámbito político han sido profusos los epítetos en su contra ¿no le incomodan?
-Cuando las cosas tienen algún trasfondo, merecen ser revisadas y escuchadas. Cuando son inventos que van en otra dirección, buscan intereses distintos, no los escucho.

Con el corcel a la puerta

– Usted va a estar hasta el 2012 ¿Se le van a ir dos años en sacar escombros, despejar, reconstruir o le alcanzará el tiempo para algo más?
-Mi compromiso conmigo mismo y la ciudadanía es volver a la normalidad en el menor tiempo posible. Hay cosas de largo aliento, como los puentes que si no los tenemos dentro de dos años, significa que los penquistas vamos a tener que asumir el cambio de nuestros hábitos, enfrentar las medidas que se impongan -restricción vehicular- que es sumamente desagradable para los que no están acostumbrados. Todos estamos acostumbrados a la comodidad del autito que espera ahí como corcel amarrado para volver a casa.
Si mi vida cambio más que nada a partir del 27-F, las de todos los penquistas también y tenemos que asumirlo. El alterado que trata de salirse de la cola de los autos, toca la bocina y no entiende lo que pasa, está atornillando al revés, no ha entendido lo que tenemos que hacer. Si todos colaboramos, va a ser un poquito menos difícil. Esa es la realidad dramática. No es solución para mañana, pero quiero que sea lo más pronto posible.
Esa es mi misión. Cada barrio tiene un problema distinto. Nonguén con su estero (se está trabajando en su despeje para evitar inundaciones históricas). Ya me enteré de todo lo que hay que hacer y estamos administrando las soluciones posibles. Cada barrio tiene sus propios problemas y tengo que ir a todos, escucharlos a todos; conocer las realidades y en base a eso, actuar.
-¿Cómo va a ser su relación con el personal y la asociación de funcionarios? La dirigenta Edelmira Carrillo declaró alguna vez que se sentían “espiados” en la antigua administración.
-Tengo la mejor opinión del equipo que aquí se ha formado. Desde la emergencia, de la que participé desde el día cero, estuve al lado de mucha gente trabajando sin horario y en condiciones pésimas. Sin agua, luz, bencina para transportarse. Me di cuenta que hay muchísima gente valiosa dentro de la Municipalidad. La hay con espíritu de servicio y ese capital valiosísimo es el que hay que rescatar. En un grupo humano habrá algunos mejores y otros no tanto, pero la estructura básica, con buenos elementos está. Hay que potenciarlo.
Les pido que trabajen tranquilos; no vine aquí a desarmar y a hacer tremendos cambios. Sí quiero motivarlos a que cumplan más que nunca su función de atender personas.
Detrás de todo nuestro trabajo están las personas que nos necesitan hoy más que nunca.

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
Teléfono: (41) 2861577.

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