Políticas y mentiras

/ 23 de Agosto de 2016
contreras
Prof. Dr. Marcelo Contreras Hauser. Master y Dr. en Derecho y Ciencias Políticas y Sociología.

Tuve la mala fortuna de hacer mis estudios de Derecho en una Facultad que priorizaba con absoluto exceso la enseñanza del derecho positivo, esto es, del derecho norma, dejando en la trastienda los considerandos doctrinarios, esos del pensamiento del derecho reflexivo que transitaban por las avenidas de las auténticas representaciones intelectuales de la realidad.

Éramos jóvenes estudiantes de las ciencias jurídicas y sociales permanentemente atorados de leyes, artículos y preceptos, pero ausentes de las grandes problemáticas del derecho contemporáneo. Nunca tuvimos previsión del futuro inmediato ni del próximo. Así ocurrió también con la seguridad social, contenidos que analizábamos en tan sólo parte de un exiguo semestre, respecto de los diez que implicaba nuestra malla curricular.

Excesivas fueron y son todavía las escuelas de Derecho que compartieron y comparten ese mal mayor. Llenos hasta la saciedad de civiles y procesales, y absolutamente ignotos de los grandes temas que desafiaban lo político, lo jurídico, lo económico y lo social, entre tantos otros que más allá de los códigos necesitábamos con urgencia conocer, aprender, discutir y manejar en aras del permanente crear y recrear, pensar y repensar que la sociedad humana nos exige.

Hoy cuando el tema que tiene de cabeza a la sociedad chilena es el de los jubilados y las pensiones, nos damos cuenta del costo societal que aquel olvido o no tratamiento implicó. Tanto ha sido que el pueblo ha salido multitudinariamente a las calles ante la injusticia y auténtica tragedia consecuencia de un mañoso, dogmático e impresentable proceder que perseveró en la eterna permanencia de normas y preceptos desajustados de la realidad.

Una situación que encerré en aquella tesis de licenciatura que denominé Aspectos Doctrinarios de la Seguridad Social. Así, por mencionar algunos riesgos sociales como vejez, viudez, orfandad, enfermedad constituyen enormes trozos integrantes de la Teoría del Riesgo. Nuestra propia vida constituye un riesgo y así hablamos de un riesgo vital, siendo nuestro deber estar preparados del todo para dar cobertura a ese riesgo.

Los mismos presupuestos de esta tesis de licenciatura los expuse años después en la vieja Europa. En esas facultades no fue considerado un tema menor como acá. Por cierto en ellas se priorizaba al revés. Es que el Derecho no se agota en la norma jurídica, sino que constituye –como lo dijo el sabio Recasens Siches- un trozo de vida humana. A lo que agregamos con sus aciertos y desaciertos, con sus fortalezas y debilidades, y, como en este caso sus desastrosas imprevisibilidades… ¡Paradoja de las imprevisibilidades, justamente de las previsiones!

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