Primer Encuentro en Lo Alto en Concepción: Una invitación a creer en las personas

/ 21 de Octubre de 2010

En noviembre se realizará el primer Encuentro en Lo Alto, organizado por Fundación Desafío, en el que se esperan participen líderes empresariales, sociales, juveniles, políticos y religiosos de la Región.

en LoAlto-6783.jpgDesconfianza, temor, envidia son sentimientos que surgen desde el desconocimiento de la persona que enfrentamos y la que somos. Así lo explica Pedro Alberto Arellano Marín, director de la Fundación Desafío, la institución organizadora del Primer Encuentro en Lo Alto en la Región del Biobío, que se realizará desde el 12 hasta el 14 de noviembre de 2010, en el fundo El Venado, en San Pedro de la Paz.
El directivo cuenta que estas reuniones, donde participan personas provenientes de distintos segmentos de la sociedad, surgieron en Santiago en 2006, como una manera de pensar en el país soñado para el Bicentenario. “Cuando estábamos a pocos días del seminario ocurrió el terremoto y eso nos obligó a evaluar qué debíamos hacer. Confirmamos la opción de traer los encuentros a Concepción, para estimular la construcción de un nuevo país, a partir de esta oportunidad que nos da la naturaleza”, comenta.
Junto con la organización del último encuentro en Santiago, comenzaron a preparar este seminario, que cuenta con código Sence, de modo que las empresas puedan incorporarlo en sus planes de capacitación.
Para la Región del Biobío se planificó un ciclo de tres años. “En ellos se propicia el encuentro entre personas de distintas realidades, pero donde no son los cargos o el patrimonio lo que importa, sino el ser humano, con sus sueños, temores, espiritualidad y capacidades”.

Algo de historia

Este arquitecto de profesión, casado, cinco hijos, cuenta que Desafío surgió como idea entre 1992 y 1993, para constituirse formalmente en 1997, y sólo hace dos años se transformó en Fundación. “Me di cuenta que existía en mí la necesidad de hallar la manera de integrar creencias, fe y maneras de pensar con la vida cotidiana. Porque habitualmente lo que sucede es que vivimos en el trabajo de una forma y en la casa de otra y esto resulta algo esquizofrénico”, recuerda.
“Buscaba integrar esas vidas y me di cuenta que muchos otros tenían la misma inquietud y nos empezamos a reunir en comunidades para hablar de nosotros, de lo que nos pasaba y fue impresionante ver cómo algunos que se ven tan sólidos en sus puestos, están tan agobiados como cualquier otro”, prosigue.
Añade que la idea era ver cómo esto afectaba el trabajo y cómo se podían mejorar los ambientes laborales al centrarse en las personas, en sus creencias, estableciendo relaciones de confianza, donde no importe el cargo, el título sino quiénes están detrás de ellos.
El siguiente paso, comenta, fue la creación de un medio de comunicación que permitiese ayudar a crear conciencia sobre la necesidad de desarrollar una nueva cultura empresarial. “Así surgió revista Desafío, donde es posible encontrar reflexiones, testimonios y buenas noticias, además de maneras de construir esta sociedad de confianzas por la que trabajamos”, afirma.

En Lo Alto

Los Encuentros en Lo Alto reciben ese nombre porque se realizaron inicialmente en El Colorado, “donde lo importante era subir a un lugar geográfico que permitiera cambiar la perspectiva y ver desde un nuevo punto de vista lo que acontecía en la vida personal y en la sociedad. Pero también tiene otro significado, el de elevarse y conectarse con la espiritualidad perdida, esa que se vive sólo algunas horas al día o a la semana, para llevarla de nuevo a la plenitud de la vida”.
Así, durante cinco años, subieron a la montaña cientos de personas para darse un espacio para el encuentro. “En 2006 fueron 100 asistentes; en el 2007, 200, y este año, que era el cierre, tuvimos más de 500, con terremoto y todo, porque el encuentro fue a unos días de ocurrido el sismo. Fue muy gratificante ver cómo todo se dio para que el cierre de este ciclo resultara fantástico”, expresa.
Al terminar y debido a la necesidad que surgió de los mismos participantes se crearon las Comunidades de Paz, que buscan mantener este tipo de convivencia, grupos que siguen manteniendo este espíritu.
Tiempo antes de la conclusión de este ciclo, Pedro Arellano cuenta que estaban mirando hacia dónde encaminar los esfuerzos y habían pensado en traer los encuentros a Concepción. Determinación que el terremoto y los hechos posteriores sólo consiguieron reafirmar. “Fuimos creados para vivir con otros, no solos y, menos aún, en contra de los demás. Pero lo olvidamos y es necesario que la naturaleza nos lo recuerde. Por eso el terremoto debe ser asumido como la oportunidad de construir una nueva sociedad, no queremos pensar en reconstruir, porque sería volver a lo mismo que teníamos y sabemos que eso no estaba bien. No podemos quedarnos dormidos y esperar a que la naturaleza nos vuelva a remecer. Es el momento de hacer algo por nosotros por encontrarnos, por recuperar la comunidad”, expresa.
Agrega que la invitación a las empresas, a sus directivos y a los líderes de la Región es a sumarse a este seminario que “permitirá mirar desde más allá, desde arriba, qué es lo que queremos construir para este Bicentenario y para el futuro. Esta es una experiencia profundamente espiritual, desde donde estamos llamados a construir la confianza y a animar la paz”.

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
Teléfono: (41) 2861577.

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