Sebastián Lelio: “En Gloria está presente una sociedad chilena en proceso reivindicativo”

/ 3 de Abril de 2013

Tras los festejos por el éxito de Gloria en la última versión del Festival Internacional de Cine de Berlín, este joven cineasta se toma una pausa y nos explica las claves de su película, y por qué la historia de una mujer de 58 años que abraza la modernidad y se resiste a envejecer puede ser espejo de los cambios culturales y sociales que atraviesa el país. También comenta el destacado momento que hoy vive el cine chileno, y no descarta entrar a una carrera por el Oscar. “Por ahora, observo eso con distancia”, asegura.
Sebastián Lelio (38) está tranquilo, aún masticando las agitadas semanas que junto al equipo de Gloria, su última película, vivió durante la pasada versión del Festival Internacional de Cine de Berlín. Fueron días de flashes, alfombras rojas, entrevistas para los principales medios del mundo y, sobre todo, de cosechar éxitos y triunfos, pues allí, el jurado presidido por el cineasta Wong Kar Wai otorgó a Paulina García, protagonista de Gloria, el Oso de Plata a la Mejor Actriz.
Todo un logro, sin duda, en una categoría en que la que la también directora y dramaturga compitió ni más ni menos que con actrices de la talla de Catherine Deneuve (Elle s’en va) y Juliette Binoche (Camille Claudel 1915). Junto al Oso de Plata, Gloria recibió otros dos premios: el entregado por los Jurados Ecuménicos y Gilde, de la Asociación de Salas de Arte y Ensayo de Alemania, durante una ceremonia de antesala de los galardones oficiales.
“…qué ganas de ver una película sobre ese mundo (la generación de nuestras madres), sobre esas fiestas, sobre esa generación en Santiago hoy, cómo son, cómo se comportan (…) Fuimos descubriendo, mientras fuimos investigando, que había todo un universo, que era muy rico…”
Gloria relata la historia de una mujer divorciada de 58 años que decide cambiar su vida y buscar un nuevo amor evitando los prejuicios sobre su edad. Para ello asume una actitud positiva y vive intensamente su sexualidad. La apuesta conquistó de inmediato a la crítica internacional, lo que se reflejó en el cerrado aplauso que la prensa especializada le otorgó tras su estreno en el festival. Carlos Boyero, del diario El País, sostuvo: “Gloria es tan sorprendente en su temática como audaz en sus imágenes. Exhibe con naturalidad la desnudez de gente que ya ha entrado en el invierno (…) te resultan auténticos los personajes y las situaciones y la tan peculiar como buena actriz Paulina García te hipnotiza progresivamente”.
Hace 21 años que una película chilena no participaba en la selección oficial de Festival de Berlín -apodado también como “Berlinale”-, cuando en 1991 La Frontera, de Ricardo Larraín, obtuvo el premio a la mejor ópera prima. El reconocimiento a Gloria resalta, además, el innegable buen momento que vive el cine chileno, con logros como el de No, de Pablo Larraín, que estuvo nominada al Oscar 2013 a la película Extranjera.
“La semana que Gloria estuvo en Berlín fue una semana de gloria (risas). La película fue absolutamente protagónica, estuvo siempre primera en los rankings de los críticos de distintas publicaciones, y estuvo muy, muy adelante, muy destacada, fue muy querida. Entonces, de alguna manera el Oso de Plata a Paulina fue la corona de todo un proceso”, recuerda Sebastián Lelio, orgulloso.
Gloria es el cuarto largometraje del director tras La sagrada familia (2006), Navidad (2009) y El año del tigre (2011). Hoy sus planes se concentran en trabajar activamente en la promoción y estreno mundial de Gloria, que ya tiene asegurada la distribución en EE.UU., Reino Unido, Holanda, Francia, Alemania, Suiza, España, Grecia, Chipre, Brasil y Colombia, entre otros países. En Chile, el estreno está fechado para el 9 de mayo, con copias distribuidas en las principales ciudades del país.
-¿Por qué decidiste permanecer más tiempo en Alemania?
-La verdad es que seis meses antes de la Berlinale ya estaba en Berlín por una beca que se llama DAAD, y justo calzó esa beca que se llama “Beca de Creación”, que básicamente te da un lugar, tiempo y algo de recursos para trabajar en tu área. Lo que yo hice fue trabajar en el montaje de Gloria. Después, lo de la Berlinale fue una casualidad, una coincidencia feliz, pero no tiene nada que ver una cosa con la otra. Y ahora, la verdad es que la estada en Berlín se prolonga más bien por las ganas de hacer una base acá un rato y funcionar desde acá un tiempo. No es más que eso.
-¿Qué se viene ahora con Gloria en Chile y en el extranjero?
-La verdad es que estamos procesando todo lo que pasó en Berlín y lo que sigue pasando. De seguro la película va a tener una distribución internacional súper potente, se va a estrenar en salas de más de 40 países, no sé la cifra exacta, pero es una distribución grande, y en cada lugar con estreno fuerte. Entonces eso va a implicar acompañar la película, y un trabajo de difusión intenso el segundo semestre. También está todo el tema del estreno en Estados Unidos que también es fuerte y que requiere harta atención.
-¿Es cierto que se estudia un remake norteamericano de la película?
-Hay interés en el ambiente, pero no hay nada concreto ni avanzado. Seguramente más adelante se podrá decir algo más, por ahora es un poco difuso.
-Proyectas postular Gloria para el Oscar a la Mejor Película Extranjera 2014. Con el triunfo en Berlín, las muy buenas críticas y la distribución mundial que tendrá parece que ya está posicionada y camina sola hacia ese objetivo… ¿Lo ves así? ¿Ambicionas esa idea?
-O sea, me río, lo veo como algo un poco abstracto… no estoy evadiendo la pregunta, sino más bien son tantas las cosas que están pasando con la película que estoy lidiando con lo que ocurra de aquí a un mes, digamos. Todo ese camino y toda esa posibilidad escapa completamente a mi control y, por supuesto que si ocurre bienvenido, pero por ahora lo observo con distancia, y estamos en otro momento del proceso. Pero sería notable; todo lo que signifique que la película sea más vista es bienvenido, es el verdadero premio.
-Entiendo que la idea original de Gloria nació de una inquietud tuya tras observar unos afiches publicitarios con mujeres jóvenes: el hecho de que el cine chileno rara vez tiene como protagonistas a mujeres que tengan más de cincuenta.
-Es interesante eso. La verdad es que el primer impulso fue lo segundo que tú dices: qué pasa si de repente giramos la cámara y miramos lo que está pasando con la generación de nuestras madres; qué estará pasando ahí, habrá una película ahí o no. Y después, claro, viene el darse cuenta: puede que exista una así, pero al menos es una película que no hemos visto. Y qué ganas de ver una película sobre ese mundo, sobre esas fiestas, sobre esa generación en Santiago hoy, cómo son, cómo se comportan, en qué están. Y la verdad es que lo que fuimos descubriendo mientras fuimos investigando es que había todo un universo, que era muy rico (…) hay un circuito de fiestas para adultos o para solteros-adultos en Santiago que está súper vivo, y hay lugares donde se puede ir a bailar y no son muy conocidos, pero hay un montón de gente que pertenece a esa generación que sí los conoce, y están llenos de música, de baile, de romance, de todo. Yo lo pasé increíble cuando fui. Fue bien sorprendente descubrir eso porque uno tiene el clisé ignorante de que a esa edad la gente se va para la casa y se pone las pantuflas.
-Esta generación de la que hablas es la que fue joven en los tiempos de la Unidad Popular y del Golpe de Estado; que le tocó vivir su adultez en dictadura, y luego el regreso a la democracia. En definitiva, han sido testigos de una sucesión de cambios en el país…
-Exacto. Es muy interesante, porque de alguna manera -si bien no todos los sectores de la sociedad fueron criados bajo este paradigma- pertenecen a la última generación en la historia de la humanidad en haber sido criada bajo el paradigma de un mundo que ya desapareció: para el matrimonio, la mujer para la vida en la casa, es como toda una lógica que se manifestó con mucha fuerza cuando ellos fueron jóvenes. Por algo hubo este movimiento también contrario (el hippismo), pero fue porque este otro lado existía con mucha fuerza. Entonces, ellos han vivido en carne propia la caída de todos los paradigmas. El hecho de que Gloria sea una mujer que esté viva, que esté vital, que esté como en la reivindicación de querer seguir viviendo, cruzado por esta carga de lo que estamos hablando, le da un aliento especial a la película.
“(Paulina García y Sergio Hernández) Son pesos pesados, a todo nivel, y yo creo que lidiar con eso da nervio, pero al mismo tiempo eso es lo valioso, porque el compromiso que tienen con su trabajo es total”.
existía con mucha fuerza. Entonces, ellos han vivido en carne propia la caída de todos los paradigmas. El hecho de que Gloria sea una mujer que esté viva, que esté vital, que esté como en la reivindicación de querer seguir viviendo, cruzado por esta carga de lo que estamos hablando, le da un aliento especial a la película.
-El tercer eslabón que inspiró Gloria entiendo que es el personal, pues habrías construido tu personaje en base a la imagen que tienes de tu propia madre, de sus gustos musicales ¿Fue así?
-Digamos que no es una película sobre mi madre, es una película sobre la generación a la que pertenece ella de alguna manera y, por supuesto, que mi principal vínculo con esa generación es mi madre. Entonces, hay muchas cosas que yo entiendo o creo entender de esa generación a través de lo que veo y de los procesos por los que ha pasado mi madre. Pero la película misma es una especie de Frankenstein de distintas anécdotas y cosas que inventamos, ficción combinada con hechos reales, con mezclas de testimonios, y, sobre todo, de sentimientos expresados en entrevistas que hicimos a muchas mujeres de esa generación. Claro, nuestras madres son como el puente natural, pero en realidad los brazos, los tentáculos de la película, agarran muchas más cosas de muchos otros lados.
Desde antes que surgiera la idea de Gloria, tú y el guionista Gonzalo Maza ya tenían contemplado realizar una película para Paulina García…
-Sí. En realidad, siempre la hemos admirado mucho y siempre estuvimos buscando la oportunidad para trabajar con ella. Y cuando surge la idea embrionaria de esta película, poco menos que el día que se nos ocurrió la semilla, la llamamos, vino a vernos y le contamos un poco por dónde podía ir, le preguntamos si podíamos escribirla para ella y si se comprometía a no abandonarnos. Así fue. Ella siempre fue Gloria, fue muy agradable escribirle una película a Paulina, sentíamos nosotros que ella se merecía un protagónico absoluto como lo es Gloria, que es total, no hay ni siquiera un frame de la película donde no aparezca su cuerpo.
-Lo cual fue una apuesta bastante jugada ¿no?
-Claro, el todo o nada. Todas las fichas en ella. Y lo maravilloso es que el Oso de Plata que ella se ganó es la sensación de que lo logró y por supuesto que es la película. Nosotros estamos muy contentos como equipo porque es un gran premio para Paulina; pero la película se llama Gloria, y es todo el tiempo el mismo personaje. La película y la actriz son una misma cosa de alguna manera, entonces es también un súper reconocimiento a la película completa.
-Paulina García es dramaturga, directora de teatro y posee una destacada trayectoria como actriz ¿Cómo fue la experiencia de dirigirla? ¿Te asustó un poco al principio?
-(Ríe) No… o sea, es que ella es de temer de por sí, porque es muy inteligente, muy directa, muy brillante y es muy talentosa, y es directora… entonces es un contrincante súper interesante. Pero claro, yo creo que es súper valioso ese roce… (aunque) no es el roce, sino más bien esa fricción, esa tensión. Porque con Sergio Hernández también pasa lo mismo; Sergio Hernández también es un actor con opiniones súper pesadas y contundentes. Son pesos pesados, a todo nivel, y yo creo que lidiar con eso da nervio, pero al mismo tiempo eso es lo valioso, porque el compromiso que tienen con su trabajo es total. De ese desafío surgen cosas buenas creo yo.
“…en la película hay una especie de presencia, un poco en un segundo o tercer plano, de una sociedad que también está en un proceso reivindicativo (…) ese malestar por el que está pasando Chile, que en el fondo es una sociedad que no encuentra la manera de ser realmente moderna”. -Sobre este tema ¿Qué relación tienes con tus actores, como director?¿Cómo es tu forma de realizar la dirección de actores?
-Yo amo a los actores, y las películas que he hecho son para ellos, son películas en que los actores están en el centro, siempre. De alguna u otra manera en cada una hay distintos desafíos, pero siempre lo humano está al centro y eso implica al actor. Digamos que lo yo he intentado hacer -y que Gloria llega a un punto más puro- es justamente, luego de escribir muchísimo y de hacer una estructura que cuente una historia que es sólida, dejar adentro recipientes que están a la espera de lo inesperado; a la espera de que se cumplan cosas que tienen que ver con el azar y, sobre todo, con lo que sucede en el rodaje. Para mí el guión es esencial, es el mapa, pero el rodaje es el territorio, que es donde de verdad ocurren las cosas. Hay grandes espacios para la improvisación, y eso hace que el trabajo con el actor sea central; digamos que el problema del casting es súper grande, porque le estoy pidiendo a los actores que sean actores, pero que también sean, de alguna forma, dramaturgos.
-Sobre Gloria, en Alemania dijiste que hay un cordón umbilical invisible entre ella y la sociedad local, refiriéndote a la de Chile ¿Qué quisiste decir exactamente?
-Lo que pasa es que en la película hay una especie de presencia, un poco en un segundo o tercer plano, de una sociedad que también está en un proceso reivindicativo, entonces se sienten las protestas de los estudiantes, y algunas conversaciones con ese descontento, ese malestar por el que está pasando Chile, que en el fondo es una sociedad que no encuentra la manera de ser realmente moderna; es una sociedad que lo tiene todo para ser justa, pero que no lo es. Y de alguna manera, esa reivindicación y esa petición de respeto y de hacer visible a un sector de la sociedad -pueden ser los estudiantes o sectores más frágiles- la película lo pone en relación con lo que le está pasando en la intimidad a Gloria, que en su propia lucha y en su propia pelea, ella también -sin querer queriendo- está en un proceso reivindicativo de reclamar por su derecho a seguir viviendo, a ser vista, a ser respetada, a su propia libertad.
-Es decir ¿lo que sucede a Gloria en tu película es metáfora de lo que está pasando con la sociedad chilena, de alguna forma?
-No sé… yo no me aventuraría a decir que ella es metáfora. Claro, el cine tiene eso, que por estar proyectado y delimitado y puesto en un marco, el espectador está obligado a llenarlo de algún tipo de sentido. Y en ese sentido, la pregunta de qué es metáfora, es una pregunta que cada cual puede responder. Lo que la película sí hace es poner en relación, en resonancia, el proceso de la conciencia colectiva chilena que está en tercer plano con el proceso individual reivindicativo de Gloria. Ése es el juego que la película hace.
“Tengo al sur súper impregnado en mi vida”
Aunque nació en Mendoza en 1974, Sebastián Lelio se considera chileno. No obstante, su infancia y juventud se podrían calificar perfectamente como “nómada”: llegó a Viña del Mar de niño, con su madre chilena, y luego realizaría un peregrinaje por ciudades y países que se prolongaría hasta los 21 años. “En el fondo nunca estuve más de dos o tres años en una misma ciudad”, ha señalado Lelio en más de una ocasión. Tras pasar algunos años en Viña, se muda a Concepción y posteriormente pasa un año en Estados Unidos; luego vuelve a Chile, y entre los 12 y los 17 se establece -siempre junto a su madre- en Cholguán. Posteriormente egresaría de la Escuela de Cine de Chile.
“Viví en Chillán y en Cholguán, que es el pueblo donde hacen la madera. Cuando más niño viví en Concepción, entonces tengo esa zona del sur súper impregnada en mi vida”, recuerda hoy el joven director.
-¿Tu periodo en el sur influyó, en alguna forma, en tus ganas de hacer cine o en la forma en que haces cine?
No sé, esa etapa para mí es como la mezcla de estar metido en la naturaleza, bajando, nadando tres horas por el río Itata hasta llegar a la casa. O caminar cinco kilómetros comiendo mora y después tirarse con máscaras y gualetas de vuelta pa la casa; ese tipo de cosas maravillosas mezcladas con la sensación de que no pasa nada y que lo que uno quiere es como ciudad. Entonces, quizás algo pasó ahí, pero de qué manera influyó… no lo tengo para nada definido ni estudiado. Le tengo mucho cariño no más al sur y fue una etapa importante.
-De hecho, tú has dicho que no fuiste cinéfilo en tu infancia, que eso llegó después con la universidad…
-Sí…muchas veces la gente de provincia que llega a Santiago llega con hambre de todo lo que no tuvo, y yo creo que eso sí me influyó; por no tener cine, por no tener acceso al libro, por no haber como una escena cultural fuerte, uno llega con una desnutrición tan gigante que te querís comer el mundo después.
-Se dice que el cine chileno está viviendo un momento histórico, coronado por la nominación de No a los Óscar, el éxito de Gloria en Berlín y la buena acogida que han tenido en festivales Clase A otras películas como Bonsai, Joven y alocada o La nana (Sebastián Silva) ¿Compartes este análisis, o más bien se trata un fenómeno circunstancial?
-No, yo creo que no es casual para nada, y es producto de años de trabajo, no sólo de la generación que está haciendo estas películas, sino también de todo un proceso de reconstrucción de la maquinaria del cine que se remonta a la recuperación de la democracia. De ahí en adelante ha venido un proceso de reconstrucción de las instituciones, de las escuelas, de formación técnica y artística, de obtención de experiencias en Chile y en el extranjero, de aprendizaje de lo que significa distribuir… es todo un proceso muy largo que hace que hoy haya una periodicidad y un protagonismo que parecieran ser sólidos. Yo no creo que sea algo que vaya a desaparecer por arte de magia.
-No es una “moda” internacional…
-Es que habría sido una moda si es que después de las películas entre el 2005 y 2009 todo hubiera parado. Pero estamos hablando (hoy) de “cuartas películas” (de directores). No y Gloria son cuartas películas.
-Respecto al incentivo o apoyo al cine chileno ¿Cumplió el Estado chileno tras la creación del fondo y el Consejo de la Cultura, o aún se puede hacer más en esta materia, más leyes, más fondos, más apoyos?
-Siempre. O sea, en todo proceso legal y social las cosas están en movimiento y siempre se pueden ir mejorando y nunca van a llegar a un final. Es importante lo que se ha hecho, pero se podría hacer mucho más, como realmente tener políticas que protejan al cine chileno, políticas de impuesto al cine extranjero para poder financiar el cine nacional, en fin. O sea, ahí están los ejemplos de Francia, que es un país que realmente cuida su cine. Nosotros más bien se lo vendemos a Estados Unidos, eso es todo. Y no sé, el Estado debería comprar todos los cines y evitar que se conviertan en parrilladas, y esos cines entregarlos de una manera más justa a un destino más cultural donde también el cine chileno pueda tener otra pantalla, porque lo que pasa hoy es que estamos perdiendo pantalla.
-¿Sigue siendo agresiva la política de las exhibidoras y distribuidoras al momento de entregar un espacio en sus carteleras?
-O sea, más que agresivo es descarnado. O entras por alguna razón a competir y ser deseable, o no tienes lugar. Lo cual por un lado es interesante y está bien, pero por otro es súper reduccionista porque lo que genera es una lógica de homogeneización de todos los productos culturales. Y eso te estrecha la cabeza, y es lo que hace que hoy la gente crea, no sé, que el cine es el cine norteamericano, y que Chile sea un país donde se dejó de ver cine italiano, se dejó de ver cine francés, se dejó de ver cine alemán.
-¿Qué viene ahora? ¿Qué proyectos tienes en mente?
-En el fondo vamos a hacer un año de desarrollo, estoy trabajando en tres proyectos distintos y todo está arrancando. Entonces, no sé muy bien cuál es el que va a tomar la delantera, pero sí luego de Gloria como que dan ganas de explorar territorios nuevos. Y lo que termine pasando todavía no lo sé, pero digamos que estamos trabajando para usted.

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