SENAME: Reflejo Criminal

/ 21 de Julio de 2017
contreras
Prof. Dr. Marcelo Contreras Hauser. Master y Dr. en Derecho y Ciencias Políticas y Sociología.

Los menores, desde siempre, han sido puestos en los peores lugares respecto del trato social. Si miramos por el espejo retrovisor de la historia, y nos atenemos a los maravillosos criterios esbozados en el siglo V a.C. por Heráclito y Heródoto, entre otros, el tema de los menores o no aparece, o brota disminuido respecto de la persona mayor de edad.

El erudito Antonio Borrel Maciá, en su obra La Persona Humana, nos da cuenta indirecta de ello. En el fondo, desde el punto de vista de los elementos ontológicos que dan vida a lo que denominamos “persona”, en el sentido de creatura o criatura, emerge el niño con las primeras categorías de: materia + vida + psiquis + espíritu. Sin embargo, el menor estará atado a su disminuida capacidad, hasta alcanzar, en el marco temporo-espacial, lo que el hito jurídico político denominará, con el tiempo, mayoría de edad.

Las reglas del trato social, usos y convencionalismos han puesto en diversos sitios de la escena fraterna la figura del niño o de la niña. Es así como hasta tiempos muy recientes nuestros infantes carecían de derecho a participar en las conversaciones de sus mayores. El tema sólo en el último siglo se ha ido abriendo sociojurídicamente con una velocidad uniformemente acelerada en favor del menor, siendo quizás la sociedad occidental una de las más connotadas en la auténtica toma de conciencia de estos derechos.

Hoy, en esta larga y angosta faja de tierra, hemos sido informados de un trato absolutamente criminógeno para con nuestros niños y niñas. Más fuerte imposible. Un bofetón ha cruzado el alma y el rostro de cada uno de nuestros connacionales. Nadie acepta ese trato y, sin embargo, entre las máximas autoridades responsables pareciera existir una cortina de humo especialmente producida en beneficio de nombres que todos manejamos. Sorprendidos, no podemos dar lugar sino a la reprobación más grande hacia nuestro gobierno y sus políticas violatorias de los Derechos Humanos más esenciales y plenamente universales.

Hemos ido en contra de todas y cada una de las expresiones relativas a la peor de las violaciones a los Derechos Fundamentales, en palabras de mi querido maestro Gregorio Peces-Barba,- o simplemente Derechos Humanos, siguiendo el discurso en su defensa de mi gran maestro catedrático europeo Agustín de Asís y Garrote. Es decir, los gobiernos de nuestro país han atropellado uno de los más valiosos temas de humanidad, como es la defensa y protección de la infancia. Es tal el oprobio y dolor que esto nos produce que, de cara al presente y futuro inmediato, no vemos cómo seremos capaces de sobrepasar esta vulnerabilidad que un grupo de pésimos actores y peores gobernantes nos ha obligado a pasar.

Que no nos vengan con aquellas frases demagógicas: “Las sentencias judiciales no se comentan”, “las instituciones deben funcionar”, o “el Gobierno no interfiere con las decisiones del Poder Judicial”. En defensa de los niños y niñas mal tratados, abusados, violados y asesinados de nuestra patria trascenderemos más allá de las sentencias afirme y ejecutoriadas, montados hasta el infinito en los preciados vehículos de la ética y la moral.

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
Teléfono: (41) 2861577.

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