Sobre dos ruedas

/ 18 de Diciembre de 2014

 

Cuesta arriba, bien arriba y montado en una bicicleta, parte un desafío que desde el principio parece imposible. Pero se logra. Y se hace con autocontrol, con un partner adecuado y hasta se disfruta al máximo esa sensación de éxito cuando se llega a la cima y luego viene el descenso: la bajada furiosa, a más de 40 kilómetros por hora. Ésta es la experiencia de un principiante en Mountainbike.

Desafío Pino Huacho-3320

Me lo habían dicho varias veces. Que subir la montaña era una forma de vida, o que era una buena metáfora para explicar el sentido del paso por la tierra. Pero siempre pensé que se trataba de esos buenos discursos de autoayuda. Hasta que lo hice, arriba de una bicicleta, recorriendo 26 kilómetros a una altitud de 336 metros sobre el nivel del mar. Y ahí pude comprobar que algo -o todo- de cierto había.

Es domingo. Y no cualquier domingo, sino uno que parte, como nunca jamás, a las siete de la mañana. Ya estaba agradable la temperatura, y cuando eso pasa en Concepción significa que se avecina un día muy caluroso. A las nueve de la mañana estaba en Andalué, donde me uniría con William, quien este día será mi guía, mi equipo, y la persona en quien, durante tres horas, más confiaré. 

Y así parte la primera prueba, hacer mountainbike, este deporte que se ha tomado los cerros del Gran Concepción y que cada vez suma más adeptos, grupos y rutas (mayoritariamente terrenos privados) que recorrer. La subida por el camino El Venado, en San Pedro de la Paz, parece imposible. Si en auto cuesta subirla, para alguien que practica ciclismo urbano es casi imposible. Pero lo logro, en “uno-uno”, como aconseja William, lo que quiere decir que debe ser el cambio más liviano posible. Y lo que más repite es “sube lento y, si te cansas, no dejes de pedalear”. Claro, el mensaje no lo entendí bien, porque cuando sentí que me iba “hacia atrás”, aumenté las revoluciones y me cansé, pero no me detuve, sólo que sentía que el corazón se me salía por la boca. Y ahí es entonces cuando viene la primera reflexión. ¿Cuánto nos apuramos por llegar a la meta, sin seguir instrucciones, sin escuchar al que sabe más? No es un consejo de Isha, era una experiencia que aprendí en los primeros 15 minutos arriba de la bicicleta. 

Luego de la empinada subida de cemento por el camino El Venado, empezaba el sendero por la “montaña”, en los límites de Andalué y el Fundo El Venado. Casi silvestre, con árboles talados por forestales, pero con senderos marcados por ciclistas que ya pasaron por ahí. Obstáculos -sí, como en la vida, ahí va otra vez la metáfora- hay varios. Troncos caídos, baches naturales y más subidas, pero lo más importante es no detenerse.

Hay miradores, hay muchos miradores donde hacer un alto. Desde un lado se ve San Pedro la Paz, Coronel y hasta Lota, imponentes, desde las alturas, con todo su desarrollo inmobiliario, con la laguna al centro, y el mar en el horizonte; también se dibuja la Isla Santa María. Por el otro, Concepción, Chiguayante y Hualqui, desde allí, como nunca antes lo había visto, miro el Gran Concepción, y también es la ocasión para detenerse a pensar cómo habrá sido, hace dos siglos, la vida de los guerreros mapuche ocupando ese mismo cerro como trinchera para detener el avance español. Lo más probable es que ese cerro, en un par de años más, se convierta en un nuevo polo inmobiliario.  

En la ruta se ven codornices, que, yo no sabía, cuando son pequeñas sólo corren y arrancan. Somos los extraños invadiendo su hábitat.

Cuando ya la subida no es tan empinada nos frena un túnel. Un pasadizo cubierto con árboles nativos, con copihues, ahí dentro hace más frío que los casi 18 grados que hacen esa mañana de domingo. Pasan otros ciclistas, todos se saludan, posan sin problemas para las fotos y se preguntan cómo seguir rutas que desembocan en Coronel o en Santa Juana, también consultan si sabemos llegar a la cuesta La Bachelet. Luego me enteraría que hay tres subidas bautizadas con nombres presidenciales: La Bachelet, Frei y Piñera. Allí, a diferencia de otros deportes como el running, pareciera que todos se conocen y montados en su bicicleta se saludan cordialmente.

Más tarde, y en el mismo sendero de bosque nativo, ya acostumbrado al camino, viene una especie de escalera creada naturalmente con piedra laja por la erosión misma del terreno. Y ahí el equilibrio es primordial. A veces pareciera que me caigo de la bicicleta, pero no, es sólo la sensación de vacío y aprender la técnica: nunca dejar de pedalear, y llevar el cuerpo hacia adelante. Ésa es la consigna.

Sigue adelante, me dice William, lo mejor de la ruta es que después de las subidas, vienen unas bajadas espectaculares. Y ahí están.

No sé cuánta velocidad alcancé, según el programa que instalé en el celular, la máxima fue de 40 kilómetros por hora. 

Bordeando riscos increíbles, donde no se ve el final, pero sí se escucha agua, se inicia el descenso. Bajar a toda velocidad, efectivamente, es la mejor parte, la libertad misma. Es impagable. 

Ahí ya el cansancio no se siente y la presión en los oídos al acercarse al nivel del mar se hace latente.

Cuando ya superamos las dos horas de trayecto aparece en el fondo la Ruta 160, a la altura de Boca Sur. El cerro comienza a quedar atrás, las piernas tiemblan un poco, pero todavía queda. Ahora andar por pleno San Pedro de la Paz es algo extraño, volver a escuchar autos, ver calles grises y gente. Parece que ya me había acostumbrado al cerro, al verde, a estar impregnado de la naturaleza. 

La última prueba de fuego es volver a subir, esta vez por Andalué, por calle Los Canelos. Cuando ya pensé que había superado todo, esas curvas empinadas hasta llegar al punto de partida parecen imposibles, pero soy yo mismo el que obliga a mi cuerpo a dar el último esfuerzo, y lo logro, siempre en “uno, uno”, llego arriba. Miro para atrás y me siento orgulloso, y muy sorprendido de haberlo conseguido.

Al día siguiente, el lunes, las piernas siguen doliendo, pero la lección de bicicleta-vida sigue ahí, más latente que nunca. Subir la montaña, en “bici”, es como la vida misma.

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Lo que hay que saber del MTB

A Francisco Ramos Sanzana, kinesiólogo de profesión, especialista en entrenamiento funcional y Campeón Nacional de Mountainbike (MTB) el 2012 y seleccionado nacional Elite durante los años 2013 y 2014, le gusta tanto lo que hace que decidió enseñarlo a otros y crear su propio espacio. Se trata de Enjoy Ride, su emprendimiento que partió hace un año y medio, como una idea personal ante la solicitud de personas que deseaban preparar sus habilidades para enfrentar grandes competencias y desafíos de mountainbike que se desarrollan en diversas regiones del país. Ahora es una escuela de MTB que tiene como objetivo la preparación física y el aprendizaje sobre la bicicleta. 

“Para brindar un servicio personalizado y complementarlo con la salud es que surge la idea de crear Enjoy Ride como espacio físico, con la implementación y comodidades necesarias para los usuarios, ademas de una pista técnica cerrada y exclusiva”, comenta Francisco. El centro de acondicionamiento físico se encuentra pronto a su apertura, y está ubicado en el kilómetro 1,9 camino a Santa Juana, en Ernesto Pinto Lagarrigue. 

-¿Cuáles son los tipos de mountainbike que se practican?

Existen varias ramas del mountainbike (MTB) La principal es Cross Country (XC), que se subdivide en dos modalidades, el XC Olímpico (XCO) y el XC Maratón.

El primero consiste en desarrollar una actividad en un circuito de entre cuatro a seis kilómetros,  con cantidades de giros definidos por categorías según edades; con subidas y bajadas, mayormente senderos y con complejidad técnica no menor, en donde se requiere aparte de condición física una buena conducción sobre la bicicleta.

El XC Maratón es una modalidad de largo aliento, carreras más largas, desde 40 kilómetros hacia arriba. Generalmente por un camino ancho, sin dificultades técnicas mayores.

Las bicicletas para esta modalidad son más livianas, con suspensión delantera y en algunos casos trasera, de poco recorrido. En la actualidad existen aro 26, 27.5 y 29, pero las más masivas son estas últimas.

Otra rama es el Downhill (DH), que consiste en ir cerro abajo por senderos de alta dificultad técnica y saltos midiéndose contrarreloj. La subida es por vehículos o andariveles. Estas bicicletas no dan gran prioridad al peso, pero sí al recorrido de sus suspensiones, que van generalmente desde 18 a 21 centímetros y, en su mayoría, doble suspensión.

Una rama de “Enduro”, bastante conocida y practicada hoy es la mezcla del DH y XC, con  bajadas técnicas de dificultad considerable, pero en este caso, la subida es en la misma bicicleta. Para temas competitivos se cronometra sólo la bajada, y la subida cuenta con tiempo bastante holgado para llegar sin ser penalizado. Para esta modalidad, las bicicletas se caracterizan por ser un rango intermedio entre DH y XC, un peso favorable para subir, con cambios livianos, pero también bastante recorrido en suspensiones para ir cerro abajo.

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-Consejos para un principiante desde un punto de vista de salud, ¿cuáles son los tips que hay que tener presente para iniciarse en el MTB?

Lo principal antes de iniciar, como en cualquier actividad física, es tener una salud acorde, o en caso de presentar algunas patologías, tener el control previo que verifique estar apto y sin complicaciones para realizar la actividad.

Realizar una evaluación clínica y física inicial por personal capacitado es fundamental, analizar a cada persona mediante entrevistas con estudios de historia de vida, antecedentes familiares, historia clínica y un test de esfuerzo o test de campo que permita obtener parámetros de la condición física actual.

También es muy importante contar con asesoría adecuada al momento de adquirir la implementación (bicicleta, casco, zapatillas, guantes). Todo debe calzar perfecto para evitar lesiones, y además que cada elemento de seguridad cumpla su función de forma óptima.

Una mala elección en talla de la bicicleta puede terminar en problemas importantes, como dolor de cuello, espalda o cualquier otro tipo de dolor musculoesquéletico u osteoarticular. De la misma forma, si escogemos un casco que no sea la talla que corresponde, al momento de un accidente éste probablemente no cumpla su función y se desplace, pudiendo tener graves problemas.

El requisito mínimo y que generalmente es obligatorio en todo tipo de cicletada correctamente supervisada, competencia, o en escuelas, es el casco. Se recomienda también el uso de guantes y una bicicleta en buen estado (resulta fundamental revisar el funcionamiento adecuado de frenos y cambios antes de partir). 

 

O’Higgins 680, 4° piso, Oficina 401, Concepción, Región del Biobío, Chile.
Teléfono: (41) 2861577.

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