Vacunarse contra el Covid-19, una responsabilidad personal ineludible.

/ 25 de Enero de 2021
Dr. Octavio Enríquez Lorca. Vicerrector Universidad Andrés Bello Sede Concepción-Talcahuano.

En respuesta a las múltiples falsas informaciones que circulan en redes sociales, que buscan tendenciosamente convencer a la población de no vacunarse contra el Covid-19, bajo la premisa de prevenirlos sobre los eventuales efectos indeseados que tendrían las vacunas, es necesario enfatizar que se trata de argumentos sin base real.

Tal como han señalado comités de expertos internacionales, las vacunas con que se busca inmunizar a la comunidad -no solo de Chile, sino del mundo entero-, han sido aprobadas científicamente, y demostrado su eficacia e inocuidad.

Las Academias de Medicina y de Ciencias del Instituto de Chile han indicado públicamente que “la vacuna es la única defensa efectiva y eficiente para detener esta pandemia”, enfermedad que en nuestro país, al día de hoy, ya ha provocado más de 690 mil contagios y cerca de 18 mil muertes, amén de otras consecuencias sanitarias, y serios efectos sociales y económicos.

Desde las mencionadas academias también se ha señalado que “las vacunas, en uso desde hace más de 200 años, son un maravilloso recurso para prevenir enfermedades, y en Chile han permitido disminuir drásticamente, o incluso extinguir, enfermedades que otrora asolaron a nuestra población, tales como la tuberculosis, el sarampión, la viruela y la poliomielitis”. Por lo tanto, dicen los expertos, oponerse a las vacunas es oponerse a los avances de la ciencia. Ciertamente, siendo esta pandemia una crisis sanitaria en la que el contagio es producido por vectores humanos, o sea, por personas, controlarla es también un desafío ético, que implica que al decidir vacunarnos no solo cuidamos de nosotros mismos, sino también de los demás.

De acuerdo con la información disponible, tanto de la OMS como del Ministerio de Salud, así como emanada de diversos expertos internacionales, tendremos que convivir con este coronavirus durante un tiempo largo (se dice que hasta 2022). Y mientras no se logre la ansiada inmunidad de rebaño -o inmunidad de grupo-, que se alcanzaría al tener inmunizado al 80 % de la población, el virus seguirá presente.

Esto está directamente relacionado con el cumplimiento del Plan de Vacunación del Ministerio: si este no se cumple, la referida inmunidad no se alcanzará, y el virus seguirá circulando entre nosotros, con todas sus nefastas consecuencias.

Es deber del ministerio de Salud asegurar el éxito de esta vacunación en cuanto a cantidad, distribución regional y oportunidad adecuada y prevista. Y también es competencia de las autoridades ocuparse de mejorar la comunicación, el cómo se lleva a la población el mensaje sobre la importancia y necesidad de vacunarse, explicando su relevancia como efectiva herramienta para combatir el avance del Covid-19.

Las autoridades también deben ser claras al explicar que, si bien la llegada de las vacunas y su aplicación es un paso adelante en el control del virus, no es sinónimo de fin de la pandemia. Por ello, se deben seguir manteniendo con la misma fuerza las medidas preventivas necesarias para prevenir los contagios, las que incluyen el uso de mascarillas, la distancia entre las personas y el lavado frecuente de manos.

Pero además del deber institucional, en esto ciertamente también hay una responsabilidad personal e individual ineludible: el vacunarse es un acto de responsabilidad y de amor, de quererse a uno mismo y de amar al prójimo.

Hemos vivido un año duro, de gran impacto psicológico y emocional para todos: para las personas, las familias, las comunidades y las regiones. Hemos conocido y experimentado el drama y la incertidumbre.

Hemos reflexionado sobre el sentido de la vida, más allá de nuestras convicciones filosóficas o religiosas personales. Ahora es momento de sacar lecciones y avanzar, de entender la importancia de cuidarse, y también de vacunarse, reconfirmando así nuestro compromiso con nosotros mismos y con los demás.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial de Revista NOS.

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