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pieza y él luego regresaba la bandeja en la puerta. No podía salir   más para hacer compras o cualquier otro trámite”. Y agrega,
               de ahí. Cada vez que ocupaba el baño tenía que limpiarlo con   “hemos tratado de tomarlo bien, pero como todo el mundo,
               cloro. Además, la casa se aseaba constantemente para bajar la   hemos tenido días buenos y otros, malos, de mucha angustia.
               carga viral. “En todo ese tiempo mi hijo siempre estuvo bien. Un   Sobre todo porque como fuimos los primeros, no teníamos
               poco de tos, pero nada más. La fiebre en el vuelo fue lo que nos   tan claro cómo podría ser nuestra evolución. Nosotros somos
               hizo sospechar y reaccionar”.                       todos sanos, tal vez por eso pudimos sobrellevarlo sin mayo-
                                                                   res  contratiempos.  El  ánimo  intentamos  mantenerlo  arriba.
               El segundo diagnóstico                              Vemos noticias en la noche y ya ni siquiera estamos atentos

                 A los días vino otra alerta. Loreto cuenta que sentía un ma-  al reporte de contagiados de la mañana, como lo hacíamos
               lestar parecido al que produce la influenza. “Me dolía la espal-  hasta hace poco. Nos organizamos con otras actividades: ha-
               da y me costaba respirar. Recibí un llamado de una enfermera   cer  deporte,  leer,  los  niños  hacen  las  guías  que  les  envían
               de la seremi de Salud, y ella se percató, por la forma en que yo   desde el colegio, pero sin estrés: avanzan en lo que pueden y
               hablaba, que estaba con una dificultad respiratoria”.  Desde el   como pueden porque en estos momentos las energías están
               otro lado del teléfono la indicación fue clara: había que hacer   focalizadas  en  estar  bien,  unidos  y  positivos.  Estamos  pla-
               nuevamente el examen para descartar coronavirus. “Llegaron   nificando cómo será nuestra vida cuando se nos levante el
               a nuestra casa para hacernos el test a todos”. Les dijeron que   aislamiento. Hay que salir a trabajar y tenemos que cuidarnos
               los resultaron tardarían dos días. En el intertanto, Lorena y su   igualmente porque aunque hayamos tenido coronavirus, no
               hija mayor perdieron totalmente el gusto y el olfato. Un amigo   sabemos si podemos reinfectarnos”. Ya armaron un protoco-
               otorrino les envío un artículo que circulaba en Francia, donde   lo con las medidas de prevención. “Establecimos por dónde
               se  explicaba  que  la  ageusia y  la  anosmia  (pérdida  del  gusto   vamos a entrar a la casa, dónde se dejará la ropa que usemos
               y del olfato respectivamente) eran parte de la sintomatología   en la calle, dónde se lavará. Está todo coordinado”. Tuvieron
               atribuible al Covid-19.                             un mes donde se acostumbraron a ser organizados y discipli-
                                                                   nados para cumplir al pie de la letra todo lo que les indicaron.
                 “A mi hija esto le duró siete días y a mí, doce. Comíamos por   “Fue nuestra manera de enfrentar a este enemigo poderoso”,
               comer, porque no sentíamos los sabores. Masticábamos y tragá-  dice Loreto.
               bamos. En mi caso era peor porque me tocaba hacer la comida,
               así es que por varios días cociné al ojo no más”. Llegaron los
               resultados y  confirmaron  que  ambas  tenían  coronavirus.  Una
               semana más tarde les informaron que su marido y su hija menor
               nuevamente habían dado negativo. Desde la seremi tomaron la
               agudización de su sintomatología como el día uno. Y así co-
               menzó para toda la familia un periodo de aislamiento que, en
               teoría, debería terminar la segunda semana de abril. Pero
               será la autoridad sanitaria quien dará las directrices.

               Queda poco

                 En estos 29 días de aislamiento, sus fa-
               miliares, amigos y vecinos han sido funda-
               mentales: “Nos llaman desde el supermer-
               cado para saber qué nos pueden comprar,
               otro vecino nos regaló un cajón de toma-
               tes, otra una bandeja de huevo. Son de-
               talles  que  agradecemos  mucho  porque
               estamos los cinco en cuarentena. Nadie
               puede salir. Dependemos de los de-


                                                                                                  | ABRIL 2020 | REVISTA NOS | 17
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